13:13 › ACUSADA DE ADULTERIO
Cubierta por un velo, quien se presentó como Sakineh Mohammadi Ashtiani, confesó frente a las cámaras no sólo haber mantenido relaciones con el primo de su marido, sino también haberle ayudado a matarlo. El abogado de la mujer afirmó que su defendida fue "golpeada violentamente y torturada" para que aceptase reconocer su culpabilidad en la televisión iraní.
En una entrevista emitida el miércoles por la noche en Irán en un programa político que denuncia la "propaganda de los medios de comunicación occidentales", una mujer presentada como Sakineh Mohamadi Ashtiani, de 43 años, reconoció que un hombre con el que tenía una relación le había propuesto matar a su marido, y que lo había dejado cometer el crimen en su presencia. Esta mujer, que hablaba en azerí (dialecto turco) y cuyas palabras eran traducidas al persa, estaba envuelta en un chador negro que sólo dejaba ver su nariz y un ojo.
Irán utiliza las confesiones en televisión de prisioneros políticos, un método muy criticado por la oposición interna y por la comunidad internacional. En este caso, la supuesta confesión de Ashtiani fue interpretada como un intento de acabar con el fuerte rechazo internacional que generó su condena.
"Fue golpeada violentamente y torturada hasta que aceptó aparecer ante las cámaras", afirmó Hutan Kian, abogado de la mujer, en una entrevista publicada por el sitio internet del diario británico The Guardian.
Sakineh Mohamadi Ashtiani fue condenada en 2006 por haber tenido una "relación ilegal" con dos hombres después de la muerte de su marido. La sentencia de lapidación, que desató una intensa ola de indignación en todo el mundo, fue suspendida temporalmente por el jefe de la Justicia, Sadeq Larijani.
La semana pasada, un alto responsable judicial iraní, Mossadegh Kahnemui, había asegurado que "esta mujer, además de un doble adulterio, también fue hallada culpable del complot para matar a su marido".
Los condenados a pena de muerte en Irán por lo general son ahorcados. La lapidación solo se aplica para delitos sexuales. Aunque la Justicia iraní ha llamado a los tribunales a que prescindan de la pena de muerte mediante lapidación debido a las fuertes críticas internacionales, en algunas provincias los jueces no se atienen a tales instrucciones. En la lapidación a los hombres se les entierra hasta la cintura y a las mujeres hasta el cuello. Después son apedreados hasta la muerte.
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