El vocero de la Alianza del 17 de Febrero, Assil Tajouri, señaló que los insurgentes controlan, al menos, la mitad de la capital y vaticinó que en las próximas horas podrían avanzar aún más, "gracias a la entrada de los combatientes del oeste a Trípoli". Anoche, dos unidades de fuerzas especiales rebeldes habían conseguido infiltrarse en la capital con el apoyo de la OTAN, según el CNT, y habían tomado el control de diversos puntos de la ciudad. Al Jazeera informó la detención en el noroeste de Trípoli de dos hijos de Khadafi, Seif al Islam y Al Saadi. Así como la captura en Maitika del coronel Al Jituni, considerado como uno de los principales dirigentes militares vinculados a Khadafi, de ocho de sus colaboradores, y de otros 42 soldados.

Por su parte, el vocero del Gobierno libio, Musa Ibrahim, restó importancia a los incidentes al afirmar que se trataba de "pequeños enfrentamientos con grupos reducidos, que apenas duraron media hora". Ibrahim sostuvo que las fuerzas leales, con el apoyo de "voluntarios", lograron imponerse y que la capital se ha hecho "totalmente segura". "Algunos combatientes extranjeros reclutados por los rebeldes han sido capturados vivos", añadió.

Asimismo, en un mensaje emitido por la televisión pública, Khadafi convocó a su pueblo a contraatacar a los "rebeldes": "Hace falta poner fin a esta pantomima. Ustedes deben marchar por millones para liberar las ciudades destruidas", y calificó a la oposición de "ratas" y "agentes de Occidente". "¡Adelante! Han perdido, han gastado todo y su último recurso es su campaña de mentiras", denunció.

En respuesta, el presidente del CNT, Mustafá Abdelyalil, llamó a sus compañeros a prepararse para "la última batalla", así como también pidió que se comprometan a proteger los bienes públicos y privados, y eviten los saqueos en la ciudad de Trípoli.