Annan, durante una rueda de prensa en el aeropuerto de Hatay, al sur de Turquía, donde visitó un campo de refugiados, señaló que "es evidente que el plan de paz no ha sido aplicado según el programa previsto, pero esto no significa que no pueda implementarse. Es demasiado pronto para asegurar que el plan ha fallado".

El enviado de la ONU criticó que "la masiva llegada de refugiados es una señal de que las cosas van mal" y aseguró: "Tenemos que seguir trabajando para frenar la violencia. Siria debe permitir la llegada de ayuda humanitaria". Besir Atalay, viceprimer ministro turco, que compartía mesa con Annan, subrayó su apoyo al trabajo del mediador.

"Hoy es 10 de abril, un plazo ya ha vencido pero el régimen sirio no ha cumplido sus promesas", apuntó Atalay, en referencia al compromiso de retirar todas las tropas de ciudades y pueblos para este martes.

Lejos de eso, se continúan denunciando muertes de civiles, integrantes de la opsición y miembros de las fuerzas gubernamentales. En ese contexto, el portavoz de la presidencia estadounidense, Jay Carney, avivó las posibilidades de una intervención militar, al considerar que "si Annan concluye que el régimen de Assad no respeta sus propios compromisos", el Consejo de Seguridad de la ONU debería actuar.

Por su parte, el canciller de Rusia --país que junto a China viene evitando que prospere cualquier intento de intervención militar impulsado desde el Consejo de Seguridad--, Serguei Lavrov, reclamó a Annan, que intensique las presiones sobre la oposición al régimen sirio de Bashar al Assad para el cumplimiento del plan de paz. Lavrov se comunicó por teléfono con Annan y dijo que la oposición y los países que la respaldan deben "tomar medidas urgentes para garantizar el fin de la violencia".