18:49 › INVOLUCRARá A 800 MILLONES DE PERSONAS
Durante la primera conferencia de prensa conjunta, celebrada al margen de la cumbre del G8, el presidente norteamericano, Barack Obama, acompañado por el primer ministro británico, David Cameron, y los presidentes de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo europeos, Herman Van Rompuy, informó que "las negociaciones (del futuro acuerdo transatlántico), comenzarán en julio, en Washington". Según Barroso "impulsará el comercio, la creación de empleo y el crecimiento económico" y beneficiará al resto de los países de la región.
Los líderes estadounidense y europeos admitieron que la negociación del acuerdo entre quienes se definen como los mejores socios comerciales del mundo incluyen asuntos sensibles para ambas partes. "Es obvio que hay asuntos sensibles en las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados Unidos, pero manteniendo una mente abierta y la creatividad encontraremos soluciones. Hay demasiado en juego", indicó Van Rompuy.
Obama, por su parte, aseguró que, aunque los negociadores de ambas partes tendrán "mandatos claros" para llegar a un acuerdo, es posible que los propios líderes tengan que intervenir en algún punto de las conversaciones que revista una mayor complicación.
"Creo que estas negociaciones serán un desafío. Creo que serán difíciles y que todos vamos a tener sensibilidades que habrá que abordar", apuntó el presidente de Estados Unidos. Cameron, el anfitri?n de la reunión del G8 que se celebra en Irlanda del Norte, dijo que espera una "exitosa conclusión" de las negociaciones transatlánticas, que produzcan "más empleo, precios más bajos y ayuda para las familias trabajadoras". "Esta es una oportunidad que se produce una vez en cada generación y no podemos dejarla escapar", subrayó Cameron.
Los países de la UE que forman parte del G8 (Francia, Reino Unido, Alemania e Italia) y Estados Unidos se reunieron al margen de la cumbre de Enniskillem para dar el impulso político a unas negociaciones que, cuando concluyan, se espera que aumenten el crecimiento de la Unión en un 0,5 por ciento anual.
Europeos y estadounidenses, que llevan años preparando el lanzamiento oficial de estas discusiones, tienen ya la que se considera la relación económica más integrada del mundo, con un comercio de bienes y servicios cercano al billón de dólares y con inversiones que superan los 2 billones.
La UE y Estados Unidos producen juntos la mitad del PIB mundial, y representan un tercio de los flujos mundiales del comercio. A diario se intercambian 2600 millones de dólares en bienes y servicios entre ambas partes. Sin embargo, diferentes normas técnicas, estándares de seguridad y regulaciones de competencia limitan el comercio.
Muchas empresas presentes tanto en Estados Unidos como en la UE deben cumplir con dos normativas diferentes, algo que cuesta tiempo y dinero a los productores, e indirectamente también a los consumidores. Éstos se verán beneficiados, por ejemplo, a través de mejores precios en los automóviles o en los billetes de avión. Así, cuando un avión parte de Fráncfort a Los Angeles y la mitad de los pasajeros desembarcan en Nueva York, el aparato debe continuar medio vacío hasta su destino, pues no está permitido que suban nuevos viajeros en el punto intermedio.
Según los cálculos de la UE, un tratado de libre comercio supondría un rendimiento económico de 120.000 millones de euros y 400.000 nuevos puestos de trabajo anuales para el bloque comunitario. Cada hogar ahorraría además unos 545 euros al años. "Es el programa coyuntural más barato que se pueda imaginar", resumió Barroso.
Pero también hay críticas, y asociaciones medioambientales y de consumidores advierten de posibles consecuencias negativas. Según Greepeace, lobbies estadounidenses del sector agrario y alimentario presionan desde hace meses a Washington para que, en el marco de las negociaciones, intente eliminar los molestos estándares de protección europeos. Entre esas normas está el etiquetado de productos modificados genéticamente o la prohibición europea del uso de hormonas de crecimiento del ganado bovino. "Menos barreras para el comercio significa a la vez menos protección para el medio ambiente y los consumidores", advierte Greenpeace.
Un estudio de la Fundación Bertelsmann advierte además de las posibles consecuencias negativas para los países en desarrollo. La intensificación de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y la UE tendría como consecuencia que ambas economías importarían menos bienes y servicios del resto del mundo, donde se reducirían los ingresos per cápita, sobre todo en África y Asia Central.
Las negociaciones de un Tratado de libre comercio se desbloquearon el sábado tras estar paralizadas mucho tiempo por la exigencia de Francia de mantener la excepción cultural a productos como películas, música y otros medios. Los ministros responsables decidieron empezar a negociar dejando en principio aparte estos sectores, como pedía París. Francia teme que su industria cultural se vea perjudicada frente a Hollywood si como resultado del libre comercio se eliminan las subvenciones.
Para el presidente de la Comisión Europea, Barroso, se trata sin embargo de exigencias fuera de lugar. "Algunos dicen que son de izquierda, pero en realidad son culturalmente reaccionarios", afirmó en una entrevista con el "International Herald Tribune".
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