Miércoles, 25 de diciembre de 2013 | Hoy
22:06 › VATICANO
Desde el balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro, el Papa hizo un llamado a la paz en el mundo, y en particular en Siria y en África, por lo que insistió en la necesidad del diálogo y la solidaridad; y criticó el sufrimiento de millones de personas por la violencia, la expulsión y la explotación.
Mientras leía el mensaje, se apartó un poco del texto preparado para llamar "a los no creyentes que también quieren la paz" a unirse "en plegarias o buenos deseos" para que haya un fin de las guerras y la violencia.
"Demasiadas vidas ha destrozado en los últimos tiempos el conflicto de Siria, generando odios y venganzas. Sigamos rezando al Señor para que el amado pueblo sirio se vea libre de más sufrimientos y las partes en conflicto pongan fin a la violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria", afirmó el pontífice ante unas 70 mil personas reunidas en la plaza de San Pedro y otros millones que lo siguieron por televisión.
"La verdadera paz no es un equilibrio de fuerzas opuestas", dijo el religioso argentino. "No es pura 'fachada' que esconde luchas y divisiones. La paz es un compromiso cotidiano, que se logra contando con el don de Dios".
"Viendo al Niño en el Belén, pensemos en los niños que son las víctimas más vulnerables de las guerras, pero pensemos también en los ancianos, en las mujeres maltratadas, en los enfermos. ¡Las guerras destrozan tantas vidas y causan tanto sufrimiento!", subrayó.
Además de Siria, el papa recordó especialmente a la República Centroafricana, a Sudán del Sur y a Nigeria, que viven asimismo conflictos armados.
"Bendice la tierra que elegiste para venir al mundo y haz que lleguen a feliz término las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos", dijo a su vez respecto de Cercano Oriente. "Sana las llagas de la querida tierra de Irak, azotada todavía por frecuentes atentados", añadió.
También tuvo palabras para los refugiados y otras víctimas de guerras y catástrofes naturales. "Alienta y conforta a los desplazados y refugiados, especialmente en el Cuerno de África y en el este de la República Democrática del Congo. Haz que los emigrantes, que buscan una vida digna, encuentren acogida y ayuda", agregó. "Que no asistamos de nuevo a tragedias como las que hemos visto este año, con los numerosos muertos en Lampedusa", rogó.
Asimismo, solicitó a dios protección a las víctimas de los desastres naturales, como recientemente en Filipinas, y para el planeta, "que a menudo la codicia y el egoísmo de los hombres explota indiscriminadamente".
Al final del discurso, el papa impartió la tradicional bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) y deseó a todos feliz Navidad.
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