Cárdenas y Carrasco fueron baleados el 17 de junio a la tarde, durante una movilización que reclamaba por la muerte de Diego Bonefoi (15), al que ese día de madrugada mató con un tiro en la nuca el sargento Sergio Colombil, quien fue condenado a 20 años de prisión por el crimen.

Mientras que el juicio contra Colombil se procesó rápidamente, los casos de Cárdenas y Carrasco pasaron por diversas instancias que los fueron demorando, sin que hasta el momento haya procesados, pese a las pruebas contra los efectivos que actuaron en la represión.

En la investigación incluso se identificaron a una veintena de uniformados, entre los que salieron los disparos contra los manifestantes: uno solo y letal ingresó por la espalda a Carrasco, hiriéndolo en el corazón, y otros cuatro en distintas partes del cuerpo de Cárdenas, el más grave de ellos le afectó la aorta.

La instrucción original recayó en el juez Martín Lozada, quien citó a prestar indagatoria a las máximas autoridades policiales y el ministro de Gobierno, Diego Larreguy; pero ante recursos de la defensa de la policía la justicia lo apartó del caso. Luego lo siguió Miguel Angel Gaimaro Pozzi, también apartado al citar a las autoridades, hasta que tomó el caso el juez Ricardo Calcagno, quien caratuló el caso como "homicidio en riña" y no dictó procesamientos.

Luego de diversas actuaciones, la abogada querellante Marina Schiffrin, pidió a Calcagno nuevas medidas de prueba que el juez rechazó, y luego de la apelación la causa fue elevada el año pasado al Superior Tribunal de Justicia, donde se encuentra actualmente.