El tribunal presidido por Victoria Sánchez determinó que hay pruebas de que Fujimori desvió entre 1998 y 2000 por lo menos 122 millones de soles (unos 40 millones de dólares) del presupuesto de las Fuerzas Militares para financiar diarios que hacían apología del gobierno y atacaban con dureza a la oposición.

Esos diarios, llamados popularmente "chicha" o "basura" y que llevaban nombres como "El Chino", "El Tío", "El Chato", "La Chuchi", "El Men", "El Mañanero" o "La Yuca", sirvieron para impulsar la candidatura re-reeleccionista de Fujimori en 2000.

Los expertos daban por descontado que el exmandatario sería declarado culpable en el caso, pues en un juicio previo hecho a otros comprometidos, incluido el cerebro del proceso, Vladimiro Montesinos, todos los testigos coincidieron en que el entonces jefe de Estado avaló la acción y participó activamente.

Hoy, mientras se leía la sentencia durante cerca de una hora y media, Fujimori aprovechó las cámaras que estaban a sus espaldas para escribir en un papel con grandes letras que el dinero faltante de las Fuerzas Armadas se usó para enfrentar a los grupos armados ultraizquierdistas, para entonces casi desmantelados.

El proceso comenzó apenas el año pasado, pues la Justicia de Chile debía aprobarlo, ya que el caso no estaba entre aquellos por los que ese país lo entregó en extradición en 2007.

Hoy acompañaron en la sala de audiencias a Fujimori algunos de seguidores, entre ellos dos de sus hijos, la virtual candidata presidencial Keiko y el congresista Kenji, quien lideran su partido derechista Fuerza Popular. "Me considero inocente", afirmó el exmandatario, de 76 años, quien se presentó con un mejor semblante que en sus más recientes apariciones en público.

Fujimori ya recibió varias condenas por corrupción, pero teóricamente debe salir de la cárcel en 2032, pues la pena que cuenta es la de los 25 años que se le impusieron como autor mediato de 25 asesinatos y dos secuestros agravados. Lo que sí aumenta son las reparaciones civiles, que llegan ahora a los 227 millones de soles (unos 75 millones de dólares), de los que el exmandatario no ha pagado nada y de los que aparentemente no hay forma de cobrarlos.