Martes, 8 de marzo de 2011 | Hoy
Decenas de miles de personas se congregaron en la provincias de Shabva y de Dhamar para pedir la renuncia del presidente Ali Abdullah Saleh, quien permanece en el poder desde hace 33 años. Las movilizaciones también se replicaron en Saná, capital del país. La policía reprimió con balas de plomo para dispersar a los manifestantes sin provocar ningún herido. Por primera vez, desde el inicio de las protestas, los militares salieron a las calles.
Miembros de clanes tribales de la ciudad de Jawlan se unieron a las protestas en las afueras del campus universitario de Saná. También en la provincia de Mareb, a unos 170 kilómetros al este de Saná, cientos de personas apoyaron las manifestaciones.
Los militares rodearon el palacio presidencial y la universidad de Saná, donde los manifestantes están acampando. Los observadores indicaron que es demasiado pronto para afirmar si las fuerzas armadas están actuando para reprimir las protestas o si se están alineando con los manifestantes, como fue el caso de Túnez o Egipto.
El lunes, Saleh hizo un llamado al diálogo nacional, en un intento de poner fin a las protestas inspiradas en los levantamientos populares de la región. De hecho el ministro de Asuntos Exteriores yemení, Abu Bakr Al Qirbi, reiteró durante un encuentro con sus homólogos del Golfo en Abu Dabi el anuncio del presidente Saleh de que éste no se presentaría a un nuevo mandato en 2013 y que no transferiría el poder a su hijo. Medidas similares a las tomadas por el derrocado presidente de Egipto Hosni Mubarak antes de su retiro el 11 de febrero.
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