Martes, 11 de noviembre de 2008 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINIóN
Por Héctor Thompson *
“El dinero es como un anillo metálico que nos hemos colocado en la nariz: nos hemos olvidado que nosotros fuimos los que lo diseñamos y ahora él nos está llevando... Creo que ya es tiempo de imaginarnos hacia dónde queremos ir y, en mi opinión, deberíamos ir encaminados hacia la sustentabilidad de la comunidad y diseñar un sistema monetario que nos lleve hasta ese punto.”
Bernard Lietaer **
Codicia y escasez. La codicia y la escasez artificial han desarrollado un dinero en el mundo semejante a un conjunto de dioses mayores como el Dólar y el Euro, acompañado de dioses menores (demás monedas), con miles de millones de creyentes, más aún, de practicantes que cotidianamente cambiamos un trozo de papel –sin ningún valor propio– por cosas y servicios, si estamos incluidos en la economía real. En el olimpo de los “mercados financieros la magia es mayor y el dinero reproduce más dinero” de la nada.
Deficiencias de la tecnología monetaria. Desde tiempo inmemorial, en cualquier lugar donde el dinero haya nacido como tecnología, lo hizo para potenciar una actividad humana: la adquisición de bienes y servicios, evitando el trueque. En ese sentido resulta una tecnología necesaria para evitar cambiar horas docentes por zanahorias o un viaje en avión por un trabajo de carpintería. Como muchas otras, la incorporación de esa tecnología no fue políticamente neutra, el poder vigente “fabricó” el dinero. El “precio” de cada cosa, que debería depender objetivamente del costo de producción, lo determinaron quienes tenían el poder de hacerlo, dando lugar a la primera deficiencia de la tecnología actual del dinero: el precio de los bienes y servicios queda al arbitrio del poderoso.
Los objetos de referencia usados como dinero pudieron ser: el trigo en algunos lugares (que perdía su valor a medida que pasaba el tiempo) y monedas metálicas en otros. Los usuarios de dinero metálico encontraron conveniente dejar su dinero sólido en un lugar “seguro” (actualmente se denominan bancos) y recibieron como comprobante un papel o recibo, con el cual podían, endosándolo, comprar cosas. Apareció el crédito cuando los bancos comenzaron a hacer préstamos del dinero metálico depositado o emitiendo papeles respaldados por dicho dinero metálico generando la segunda deficiencia de la tecnología actual del dinero: emisión de papeles representativos del metálico, con un emisor privilegiado.
Los bancos comenzaron a cobrar interés por los préstamos de esos papeles sin valor propio (pero aún convertible en dinero metálico). Este lucrativo negocio de los bancos se fue expandiendo y se comenzó a emitir más papel que el valor del metálico depositado; aparece el concepto de encaje (proporción de dinero que los bancos no prestan). Nació un problema nuevo: si hay miedo, todos tratan de retirar sus depósitos al mismo tiempo, seguramente los más débiles pierden su capital. Se manifiesta así la tercera deficiencia de la tecnología actual del dinero: los bancos, que prestan el dinero de sus clientes, generan periódicamente el efecto “corralito”.
Imprimir no cuesta nada. En la historia reciente primero fue la libra y luego el dólar, los que dejaron de ser convertibles en metálico. El euro nació sin convertibilidad alguna, lo que fue posible pues nuestras mentes les dan valor a esos papeles. Los estados nacionales o continentales, cuando requieren más billetes, lo logran a cambio del pequeño costo de impresión, dando lugar a la cuarta deficiencia de la tecnología actual del dinero: se emiten papeles sin valor propio y sin respaldo alguno, cuyo valor está determinado por la fe que las personas tienen en esos papeles.
En una escalada de esta impresión de papeles sin valor, se va un segundo nivel de intangibilidad con los bonos de todo tipo (que son convertibles en dinero). En general, son bonos representativos de deudas, que terminan siendo incobrables, como las deudas hipotecarias que detonaron la explosión de la burbuja financiera. Este es un producto de una codicia que alimenta los bancos que dominan hace tiempo la política mundial, produciendo guerras y estafas a gran parte de la humanidad.
Gradualmente, los intereses financieros compraron la mayoría de los medios de difusión social. Las soluciones que se propalan por esos medios se ocupan mayoritariamente de los efectos del problema, pocas veces de las causas. Entonces los gurúes financieros tratan de mantener la distorsión cultural que nos hace creyentes y practicantes de la creencia más extendida y falsa: los papeles del primer mundo tienen valor propio. Es imprescindible cambiar paso a paso la tecnología monetaria como un aporte a la estabilidad de la sociedad global.
Como en otras las depresiones, actualmente sigue habiendo:
- Personas disponibles para trabajar.
- Amplia disposición de insumos.
Si el dinero fuera tecnológicamente adecuado a su fin –evitar el trueque– lo lógico, lo correcto, lo equilibrado sería que la sociedad dispusiera de todo el dinero necesario para mover la economía. Debido a sus deficiencias tecnológicas y a la escasez artificial estimulada y mantenida por el negocio bancario, no hay dinero disponible para la producción.
Si la tecnología del dinero mejorara, podría funcionar al servicio de las personas.
¿Se puede mejorar la tecnología del dinero? Cuando un avión se estrella por una deficiencia técnica, la ciencia y la técnica analizan las causas, para eliminarlas y lograr vuelos más seguros. La economía mundial se ha estrellado varias veces, como lo está haciendo actualmente. Sería conveniente comenzar a analizar las deficiencias técnicas del dinero y comenzar paso a paso a eliminarlas. El objetivo sería dotar al dinero de características tecnológicas que ayuden a minimizar los efectos de la emisión descontrolada, que cada vez se parece más a la falsificación. De paso podrían disminuir los robos, los secuestros extorsivos y la inflación, favorecidos por las deficiencias tecnológicas mencionadas.
Silvio Gesell (padre del fundador de Villa Gesell) propuso pagar una tasa por el uso del dinero, como se paga por todo servicio público (como el transporte o el alumbrado); el pago de esa tasa implicaría una desvalorización del dinero con el paso del tiempo o sea un interés negativo, como el trigo del antiguo Egipto. La economía egipcia creció sin límites usando el trigo, un dinero que se desvaloriza con el paso del tiempo, pues se lo comen las ratas y hay que pagar el alquiler de los silos, por eso era un dinero que circulaba rápidamente, condición económicamente favorable. Luego llegaron los romanos, le impusieron el dinero con tecnología deficiente que seguimos usando en la actualidad y la economía egipcia decayó.
Una vez que el dinero se transforme en un servicio público habría que definir cuánto dinero necesitamos para el funcionamiento de la economía real general e individual, sin que escasee artificialmente manipulado por la especulación financiera.
* Profesor de Tecnología de la Comunicación (Universidad de La Plata)
** Actuó cinco años en el Banco Central de Bélgica, donde su primer proyecto fue el diseño e implementación de una moneda europea unificada, actualmente el euro.
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