UNIVERSIDAD › LOS RECTORES PROMUEVEN UN PROGRAMA NACIONAL DE TUTORIAS
La propuesta fue aprobada por el Consejo Interuniversitario Nacional y desde ayer se debate en un congreso en Tucumán. El objetivo es acompañar a los estudiantes especialmente en los primeros años de sus carreras, cuando se produce el mayor abandono.
Los rectores de las universidades nacionales acordaron promover el desarrollo de tutorías para respaldar a los estudiantes y formalizar un programa nacional. De hecho, ya funciona un programa de tutorías en el país. Es acotado: abarca a las carreras consideradas “prioritarias” por el Estado que dictan matemáticas en sus primeros años. Varias universidades públicas lo adoptaron, mientras que otras, amparadas en sus autonomías, diseñaron sus propios planes. Todas, en definitiva, buscan lo mismo: esquivar la sombra de la deserción, un problema que alcanza a todo el sistema universitario.
La propuesta de los rectores se concretó esta semana, en el marco del plenario del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) realizado en Catamarca. A su vez, ayer comenzó en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) el segundo Congreso Argentino de Sistemas de Tutorías, que convoca a funcionarios nacionales, estudiantes, docentes y rectores a evaluar los trabajos que cada institución lleva adelante, detectar falencias y, sobre todo, avanzar hacia un sistema nacional de tutorías.
“Evitar la deserción y fortalecer a los alumnos en el sistema universitario es una forma de buscar una sociedad más justa”, consideró, en diálogo con Página/12, el rector de la UNT, Juan Cerisola. “La tutoría es una estrategia personalizada con los ingresantes, un mecanismo para que el alumno continúe su carrera”, agregó. En la UNT, sede del congreso, el sistema funciona: los tutores son tanto docentes como alumnos avanzados. “Tenemos un programa propio –cuenta Cerisola–. Es modesto pero lo vamos instalando en nuestras trece facultades, y el objetivo final es lograr de esto una verdadera política de Estado, ya que el Estado mismo considera a la educación como un factor de inclusión social.”
El congreso de tutorías que continúa hoy en la sede que la UNT tiene en Horco Molle, Tucumán, reúne a más de 800 participantes con más de 300 trabajos a exponer. Durante la apertura, Cerisola leyó la resolución del CIN, aprobada en su 66º plenario (ver aparte), donde se impulsa “la implementación de un sistema nacional de tutorías, a aplicarse en todas las instituciones universitarias públicas y que se asuma como políticas de Estado todas aquellas que favorezcan la inclusión social y la retención de alumnos”.
En el marco del Programa de Calidad Universitaria, la Secretaría de Políticas Universitarias de-sarrolla proyectos de Mejoramiento de la Enseñanza que incluyen tutorías en Ingeniería, Agronomía, Farmacia, Bioquímica y Veterinaria, entre otras carreras que cuentan con matemáticas en sus planes de estudio. “La idea es continuar –le dijo a este diario el secretario de Políticas Universitarias, Alberto Dibbern–. Tenemos que apuntar a que los jóvenes terminen sus carreras. Por eso es positivo que las universidades se reúnan y cuenten sus experiencias. Por nuestra parte necesitamos contar con indicadores, medir el impacto y la efectividad de estas políticas”, señaló Dibbern, sin dejar de advertir: “Esta es una política coyuntural. Es decir, debemos tender a que no sea necesaria, a que en el futuro el tránsito de los alumnos sea lo más fluido posible. Para eso, debe articularse con una mejora de la enseñanza media”.
Según los datos relevados por la UNT, 48 universidades del país desarrollan tutorías, ya sea con sus propios diseños o a través de los programas nacionales. En 35 casos los programas ya han sido evaluados: sus resultados son dispares pero, en su mayoría, el impacto es positivo. “Ahora bien, no hemos logrado evitar la deserción, cuyo promedio nacional es del 60 por ciento –dijo la subsecretaria Académica de la UNT, Marta Juárez de Tuza–. Además, el tiempo real que demanda hacer una carrera es de alrededor de nueve años, cuando los planes de estudio son de cuatro o cinco años.” Y remarcó: “El elemento determinante de la deserción no es tanto el nivel bajo de escolaridad, sino las falencias al interior de las universidades, las pocas posibilidades de compatibilizar la vida estudiantil con la vida laboral”. De modo que “no solamente debemos atacar la deserción, sino pensar una nueva universidad, considerar que las políticas nacionales, como la Asignación Universal por Hijo, o Conectar Igualdad, acercan más alumnos a la educación. Y en buena hora que suceda. Pero para eso debemos cambiar nuestras estructuras”.
Informe: Agustín Saavedra.
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