Viernes, 18 de abril de 2014 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINION
Por Javier Hermo *
No es intención de esta nota poner en discusión el modelo vigente para la compra de divisas. Sin embargo, existe una situación que afecta especialmente a los docentes e investigadores universitarios y que no ha sido suficientemente contemplada en los diversos cambios normativos. Los docentes con dedicación exclusiva y semiexclusiva en las universidades, así como los investigadores del Conicet y organismos similares, deben realizar investigación científica, como es sabido. Usualmente, los resultados de la misma son presentados en diversos congresos, jornadas y simposios a través de comunicaciones que suelen conocerse por su nombre en inglés, “papers”.
Sin discutir sobre los criterios que han llevado a ello, depende de la presentación de estas comunicaciones en los congresos el puntaje que se otorga en diferentes instancias de concursos para obtener cargos docentes o bien para ascender en la carrera docente y/o de investigador. Es decir, existe un fuerte imperativo para presentar comunicaciones en congresos y son los “internacionales” los que más puntaje otorgan, especialmente si se desarrollan en otros países y, mejor aún, si se realizan en un país donde existe un mayor reconocimiento para la disciplina de cada investigador.
Para mantenerse en la carrera de docente e investigador universitario es cada vez más necesario participar en congresos internacionales y, cuando se ha llegado a ciertos niveles, es prácticamente imposible sólo participar de eventos científicos nacionales. A esta situación se suma que, en muchas disciplinas experimentales, se necesitan diversos insumos y bienes de capital que no se fabrican en el país y deben ser importados.
Resumiendo: se requieren divisas (usualmente dólares o euros) para el desarrollo de numerosas actividades asociadas con la investigación científica. Y no hay ningún mecanismo previsto distinto del vigente para los demás argentinos para conseguir esas divisas.
Sumado a esta situación, existen fondos públicos para financiamiento de proyectos de investigación y subsidios para viajes relacionados con la participación en congresos. Pero también hay convenios que implican pasantías e intercambio tanto de profesores como de estudiantes. Todo esto es financiado por fondos públicos, como parte de la promoción de la actividad científico-tecnológica de la Argentina.
Todas estas operaciones deben pagar los recargos vigentes para la compra de divisas, como si fuera un conjunto de particulares buscando comprar dólares para atesoramiento o viajes por turismo y placer. En muchos casos, además, no se admitían los montos necesarios de compra porque se relacionaba con los ingresos salariales del docente y no con la suma recibida en concepto de viáticos, por ejemplo.
En definitiva, en el mejor de los casos se está pagando entre un 20 y un 35 por ciento de más, costo que debe ser asumido por las universidades, o bien –lo que es peor– por los propios docentes, que ven reducido así, en ese porcentaje, el monto del subsidio otorgado. Esta situación no tiene ninguna justificación y debería ser resuelta cuanto antes. Las formas para ello son sencillas: puede facilitarse la forma de adquisición de pasajes aéreos y estadías a través de una o varias agencias de turismo autorizadas a trabajar con las universidades y organismos de ciencia y técnica, como también la compra de divisas por parte de estas mismas entidades y/o de los docentes e investigadores que lo requieran contra la presentación de la autorización de viaje concedida por sus respectivas entidades de origen. Por supuesto, puede haber otras ideas para solucionar este problema, pero debe partirse del diagnóstico de que esto es un problema que puede resolverse de modo sencillo.
* Sociólogo, docente, director del Programa Interdisciplinario de la UBA sobre Globalización, Internacionalización y Regionalización.
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