UNIVERSIDAD

Quinteto de renuncias para empezar a despejar el futuro de la UNQ

El rector Julio Villar y los cuatro vicerrectores renunciaron ayer. Los sucesores podrían ser elegidos el mes próximo, con nuevo estatuto.

 Por Javier Lorca

Y se fueron todos. Después de protagonizar una descarnada disputa por el poder y desnudar una intensa crisis en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), ayer presentaron sus renuncias el rector y los vicerrectores de la institución. Además, anoche, una asamblea universitaria se disponía a modificar la estructura de gobierno de la UNQ para suprimir los múltiples vicerrectorados vigentes y para limitar la hasta ahora indefinida reelección del rector. En la universidad donde estudian unos 5 mil alumnos, se espera poder elegir nuevas autoridades a mediados de octubre.
“Por suerte, la situación se descomprimió con las renuncias. Ahora empieza un período de transición para abrir el juego y crear más espacios de libertad y disenso”, comentó a este diario un docente, poco antes del inicio de la asamblea universitaria. En diálogo con Página/12, el profesor Ernesto López estimó que “se cumplieron los pasos previstos por el movimiento autoconvocado de profesores para procesar internamente la crisis. La perspectiva es legitimar nuevas autoridades a través del voto de la comunidad.” El debate por la sucesión empezará recién hoy, tal como habían acordado los profesores.
El conflicto que empezó a vislumbrar una salida se desató hace tres semanas, en plena campaña electoral porteña. Fue cuando el rector de la UNQ, Julio Villar, le pidió la dimisión a uno de sus cinco vicerrectores, Mariano Narodowski, un especialista en educación que integraba los equipos del entonces candidato Mauricio Macri. Para Villar, mediaban entre ambos “proyectos antagónicos e inconciliables”. Apoyado por los otros cuatro vicerrectores, Narodowski denunció que estaba siendo discriminado por sus ideas. En ese contexto, la mayor parte de los profesores de la UNQ acusó tanto al rector como a sus vices de protagonizar “una sorda disputa palaciega” y de encarnar “un modo de construcción y consolidación de espacios de poder crecientemente endogámico, discrecional, insensible y sectario”. Villar anunció que dejaría el cargo siempre y cuando lo hicieran antes los vices, a quienes calificó de ser “una patota enquistada en el palacio”.
La cadena de renuncias empezó a soltarse la semana pasada. Narodowski se fue primero y el sábado los vicerrectores Mario Greco, Alejandro Blanco, Luis Wall y Julián Echave anunciaron que lo seguirían. Y ayer lo concretaron “para que no haya más lugar a especulaciones ni condicionamientos”. La siguiente dimisión fue, a las 14, la del rector, quien ejercía el cargo desde la normalización de la universidad creada en 1989. No obstante, todos deberán mantenerse en sus funciones hasta que las renuncias sean aceptadas. En el caso de los vicerrectores, la despedida debe ser rubricada por el Consejo Superior de la UNQ, que lo haría este jueves. La del rector debe ser aprobada por una asamblea especialmente convocada. “La tiene que llamar el propio rector –confió un funcionario-. Villar quiere irse, porque está harto de que lo ataquen. Se comprometió a hacer la asamblea lo más pronto posible.” En esa misma asamblea se elegirían las nuevas autoridades. Pero ahí entra en escena otro problema: la reforma del estatuto.
La asamblea que sesionaba anoche, al cierre de esta edición, es el máximo órgano de gobierno de la UNQ. La integran los miembros del Consejo Superior (rector, vicerrectores, siete profesores, cinco estudiantes, un no docente, un alumno de posgrado), los consejeros de los tres departamentos (Ciencia y tecnología, Ciencias sociales y Estudios e investigaciones), los directores de carreras y un representante del Consejo Social. Esta asamblea estaba convocada para reformar el estatuto en tres cuestiones. Una: suprimir la estructura de vicerrectorados y pasar a un sistema clásico de un rector y un vicerrector. Dos: terminar con la reelección indefinida, pautar mandatos de cuatro años y una sola reelección. Tres: aclarar que, en caso de acefalía, las nuevas autoridades son elegidas para completar mandato.
Si, como se esperaba, los tres puntos resultaban aprobados anoche mismo, la idea dominante en la UNQ es elegir al futuro rector bajo el nuevo estatuto. Y para eso habrá que esperar a que el Ministerio de Educación apruebe las reformas. Por eso se especulaba con que recién a mediados de octubre podría sesionar la asamblea que acepte la renuncia de Villar y designe a un sucesor para cumplir mandato hasta diciembre de 2004.

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