Martes, 17 de marzo de 2015 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINIóN
Por Pedro Sanllorenti *
El 16 de abril de 2014, la comisión negociadora del Convenio Colectivo de Trabajo de los docentes universitarios, integrada por las representaciones de seis federaciones gremiales (Conadu, Fedun, Fagdut, Conadu Histórica, UDA y Ctera) y la de las instituciones universitarias nacionales (CIN), culminó su labor al alcanzar los acuerdos con la redacción final de la norma. De esta manera se alcanzaba el acuerdo del primer convenio de los trabajadores docentes de la Argentina, que fuera pensado, anhelado, diagramado y elaborado colectivamente desde hace veinte años. Este importantísimo logro fue seguido de la correspondiente presentación y ratificación de las partes frente al Ministerio de Trabajo de la Nación, restando su publicación en el Boletín Oficial.
Luego de firmar el CCT, las autoridades de numerosas universidades nacionales presentaron las denominadas “reservas estatutarias” (interpretaciones de controversias entre el CCT y los propios estatutos de cada institución universitaria) e hicieron su elevación al Ministerio de Trabajo, y una de ellas, la Universidad de Buenos Aires, se retiró de la mesa de negociación justo antes de la firma. En todos los casos, sembraron dudas sobre la vigencia o los alcances futuros del convenio acordado. Por otra parte, las representaciones de los ministerios de Trabajo y de Educación de la Nación, haciéndose eco de estas presentaciones de la patronal, continúan demorando inexplicablemente su publicación definitiva.
En paralelo, el accionar sindical y las prácticas de las autoridades universitarias e incluso ministeriales han permitido que, mientras esta resolución de fondo se resuelva, el CCT vaya ganando terreno en el sistema universitario. El acuerdo salarial firmado el 30 de junio de 2014 expresa la voluntad y el compromiso de los ministerios de Educación y Trabajo, que se suman a las de las representaciones docentes y autoridades universitarias, en relación con el CCT. Es más, como parte de este compromiso se fijó el primer pago, un 2 por ciento de aumento salarial en septiembre de 2014, del Programa de Jerarquización Docente contenido en el convenio.
Muchas universidades (34 de 48) presentaron en junio de 2014 reservas estatutarias cuestionando artículos del CCT. De estas, doce universidades cuestionaron menos de cinco artículos, otras doce, hasta diez artículos, ocho, hasta veinte artículos, y dos, más de veinte artículos del convenio ya suscripto. Los aspectos más cuestionados tienen que ver con cuestiones básicas de la relación laboral, como la implementación de la llamada carrera docente y el estado de situación de los docentes interinos.
A partir de ese momento, y luego de tomar conocimiento de esta situación, y acción sindical mediante, en muchas universidades comenzó a revertirse la política de las reservas estatutarias. En algunos casos se alcanzaron acuerdos paritarios locales, que además de dar de baja las reservas, pusieron en vigencia el convenio y luego emitieron las ordenanzas de consejo superior que lo ratifican. Se destacan aquí los casos de las universidades nacionales de Córdoba, Río Cuarto y Quilmes, que realizaron sus acuerdos paritarios y ordenanzas en el segundo semestre de 2014 y, recientemente, en febrero de 2015, la Universidad de General Sarmiento. En el caso de la Universidad Nacional de San Luis, se reformó el estatuto de modo tal de eliminar las controversias encontradas. Hay universidades que dieron de baja sus reservas por su cuenta, mientras otras, y a pesar de las reservas presentadas, realizan acuerdos parciales que ponen en vigencia aspectos del CCT, y otras que modificaron sus reglamentos internos para adaptarse al convenio.
Por otra parte, de las trece universidades que no cuestionaron ningún aspecto del convenio colectivo, hay varias que avanzaron por distintas vías, como acuerdos paritarios locales o reglamentaciones internas, en su aplicación. A fines de 2014, eran diecinueve las universidades en las que el CCT ya se encontraba vigente, y se calcula que en los próximos dos meses serán más de 25, o sea más de la mitad, las que lo reconozcan. Si a estas universidades se suman las que por propia voluntad elaboraron ordenanzas que se adaptan parcialmente al convenio o se encuentran en camino de hacerlas, serán más de 30 en las que registren avances significativos. Además, de ahora en adelante, todas las resoluciones que se emitan tendrán en cuenta el texto del CCT por lo que éste, junto con la Ley de Educación Superior o la que la reemplace, y el Convenio Colectivo del Personal No Docente, se constituyen en pilares normativos que dan identidad al sistema universitario argentino.
En síntesis, mientras la necesaria publicación en el Boletín Oficial sigue siendo fuertemente reclamada por las organizaciones gremiales, el impacto del CCT en el sistema universitario es cada vez mayor y vino para quedarse.
* Secretario general de Conadu.
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