UNIVERSIDAD
“Un liso y llano retroceso para la democratización universitaria”
El gobierno de la UBA quiere que todas las facultades adapten sus estructuras a un polémico régimen. Conflicto en varias sedes.
› Por Javier Lorca
El gobierno de la Universidad de Buenos Aires pretende que las trece facultades adecuen sus estructuras internas a un controvertido reglamento recién aprobado por el Consejo Superior. La norma exige que los profesores regulares tengan la mitad de las bancas en los consejos o juntas de carreras y departamentos, y que sólo ellos puedan ser directores de esos órganos. Esto implica problemas en varias unidades académicas: Sociales, Filosofía y Letras, Ciencias Exactas, Farmacia y Bioquímica, Ingeniería y Agronomía, entre otras. Complejos problemas, si se tiene en cuenta que las agrupaciones de izquierda acaban de revalidar en elecciones su conducción del movimiento estudiantil a partir de plataformas con énfasis en la necesidad de democratizar la universidad.
Rotulada con el número 2057/03, la resolución que incluye el nuevo reglamento fue aprobada en el marco de la pulseada que sostienen el gobierno de la UBA (la mayoría del Consejo Superior) y la Facultad de Ciencias Sociales. Pero, obviamente, abarca a todas las facultades. ¿Qué dice la 2057/03? Establece que las juntas o consejos de carreras o departamentos existentes en cada facultad “deberán estar integrados por lo menos por un 50 por ciento de profesores regulares”. La norma también fija el requisito que deben cumplir los directores de carreras o departamentos: ser profesor regular (elegido por concurso) de la facultad respectiva.
El reglamento no sólo se opone a las reformas que aprobó Sociales el mes pasado, sino que choca con normas y costumbres que vienen funcionando desde hace años en varias facultades. Incluida la propia Sociales, donde las juntas de carreras tienen composición igualitaria: cinco representantes para cada claustro (profesores, graduados y alumnos).
La reacción más pronta y frontal se produjo en Filosofía y Letras. Allí, las juntas departamentales son integradas por cuatro profesores regulares, tres graduados y tres alumnos. Además, los auxiliares (JTP) concursados en alguna universidad puede ser directores. Por eso, el consejo directivo declaró “su más enérgico repudio a la resolución 2057/03”, avisó que no la acatará y pidió su anulación porque “atenta contra los procesos de democratización de la universidad pública”, porque “viola el principio acordado hace diez años por el cual cada facultad puede organizar sus propios órganos consultivos del modo que le parezca más adecuado”, y porque “no sólo impide el avance en la democratización de los órganos de gobierno, sino que, muy por el contrario, implica un liso y llano retroceso para la misma”.
Así lo explicó a Página/12 el vicedecano de esa facultad, Hugo Trinchero: “Cuando el estatuto de la UBA establece la proporción que deben respetar los claustros, se refiere a los órganos decisionales. Y las juntas son consultivas, sólo elevan propuestas para que los consejos directivos tomen decisiones”. Tal como señala la declaración de Filosofía y Letras, Trinchero agregó que “es un absurdo que haya más requisitos para ser director de una carrera que para ser rector de la UBA”. De hecho, para encabezar la universidad hay que ser o haber sido profesor regular en una universidad nacional, mientras que el requisito recién reglamentado especifica la necesidad de ser profesor regular en determinada facultad de la propia UBA.
Diferente es la situación en Exactas. “El conflicto aparece porque nuestro reglamento permite que los profesores interinos voten y sean votados en los consejos departamentales –dijo el decano Pablo Jacovkis–. Posiblemente pidamos que nos autoricen en forma excepcional porque nuestros profesores interinos son concursados, aunque no bajo los mecanismos formales que pasan por el Consejo Superior.” Al decano le preocupa que deber modificar el régimen actual genere un conflicto donde no lo hay.
La Facultad de Agronomía tenía elecciones departamentales la semana que viene, pero debió postergarlas hasta el año próximo para poder adecuar sureglamento. Las juntas se forman con tres profesores del departamento, uno de otro departamento, tres auxiliares (graduados) y un alumno. Pero entre los profesores pueden incluirse los interinos, por lo que no se alcanzaría el porcentaje exigido ahora. El decano Fernando Vilella señaló: “Mi propuesta es que los directores de departamentos, que sí deben ser profesores regulares, se integren a las juntas. Así alcanzaríamos la proporción requerida”. Algo similar ocurre en Farmacia, donde todos los profesores pueden integrar las juntas: regulares, interinos, extraordinarios, contratados. “Aunque en términos prácticos no había problema, porque la mayoría de los profesores son regulares”, dijo Ana González, secretaria de Extensión. Un escenario diverso hay en la Facultad de Ingeniería. Allí, el funcionamiento de los departamentos no está reglamentado, pero la cuestión que promete conflicto es que no todos los directores son profesores regulares.
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