Vie 29.04.2005

UNIVERSIDAD

La FADU como primer campo de la batalla electoral

Camino a las próximas elecciones en la UBA, decano y consejeros de Arquitectura pelean por el control del padrón de graduados.

› Por Javier Lorca

Síntesis de un dirigente universitario: “Arquitectura era Suiza y ahora es Camboya”. La inminencia de los comicios que renovarán la conducción de la UBA quebró la alianza –mayormente radical– que hace una década viene gobernando la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). Todo empezó en pleno receso de verano, cuando el decano Berardo Dujovne “intervino” la Dirección de Graduados y le sacó el control del padrón electoral. Además de dejar sin vacaciones a unos cuantos y desencadenar varias renuncias, la medida provocó el rechazo de la mayoría del consejo directivo que, como contraataque, por nueve votos sobre dieciséis, decidió poner el preciado padrón bajo su propia custodia. Sin apoyo en su facultad, Dujovne, que es vicerrector de la universidad, recurrió al Consejo Superior de la UBA y logró que se anulara la resolución de la FADU. Cosa que no hizo más que intensificar una crisis que esta semana llegó a la Justicia.
En todas las facultades, el segundo semestre de este año comenzarán las elecciones de alumnos, docentes y egresados para renovar los consejos directivos, luego los decanatos y, para 2006, elegir nuevo rector. La tensión que campea en toda la universidad estalló en la FADU, donde la disputa se libra por el control de un padrón que cuenta a unos tres mil graduados.
En los últimos años se fue deshilachando lo que era la mayoría de Arquitectura. Primero, en 2001, Franja Morada empezó a perder el control estudiantil a manos de un frente de izquierda comandado por la CEPA. La lista única que había en graduados –como hasta ahora hay en profesores– tuvo que lidiar con un frente opositor desde 2002. Ahí puede haber nacido la brecha que hoy separa a dos correligionarios, aliados desde hace mucho y hasta hace muy poco: Dujovne, que cierra su último año como decano, y el profesor y ex secretario de Extensión de la UBA Martín Marcos, que encabeza a la mayoría del consejo de la FADU.
“En las últimas elecciones fue muy difícil conseguir el padrón, porque la única computadora de la facultad que no estaba en red era la de la Dirección de Graduados –contó un hombre afín al decano–. En enero, Dujovne hizo abrir la oficina, sacó el padrón y lo colgó de la web. Abrió una nueva oficina de graduados en la planta baja de la facultad, para que se cumpliera con la publicidad del padrón y la transparencia del empadronamiento.” La jugada provocó la renuncia de los secretarios Eduardo Beckinschtein y Rodolfo Macera (otro secretario, Norberto D’Andrea, presentó y retiró la suya). El consejo directivo le quitó su apoyo a la gestión: los secretarios sucesores fueron elegidos por apenas tres votos y doce abstenciones. La mayoría de los consejeros sí votó a favor de quitar el padrón de la nueva dirección creada por el decano y ponerlo bajo control de una comisión del propio consejo, con representantes de mayoría y minoría de graduados.
Tras una nube de críticas (entre ellas, se le señaló que el padrón difundido en la web carecía de 600 nombres), el decano se defendió ante el consejo: “El mejor control sobre el padrón es el conjunto de los empadronados. No hay control más transparente y más democrático que el del universo de los graduados y no el de una comisión del consejo directivo”. Respondió Silvia Blanco, consejera graduada de mayoría: “No cuestionamos que el padrón esté en la red, sino el procedimiento, el allanamiento realizado con la facultad vacía, la designación a dedo de un puntero político en Graduados –dijo–. Dujovne no aterrizó recién en la facultad. El padrón siempre estuvo en el mismo lugar y nunca hubo una impugnación. No es la mejor manera de empezar un año electoral. Queremos garantías de transparencia”.
El conflicto se llevó dos horas de discusión en la penúltima sesión del Consejo Superior (CS) de la UBA. Allí, el vicerrector logró que decanos y profesores lo apoyaran y revirtieran la resolución de la FADU. El capítulosiguiente ocurrió esta semana: nueve consejeros titulares y cinco suplentes de Arquitectura, incluido el vicedecano, elevaron un recurso directo a la Justicia para suspender la medida del CS. “No nos dejaron alternativa –siguió Blanco–. La política del Rectorado parece ser que siempre tienen razón los decanos. Eso es lesivo para los principios reformistas de cogobierno y autonomía de los claustros.” Anteayer, en nueva sesión del CS, Dujovne criticó “la judicialización de un problema interno”. Y el rector Guillermo Jaim Etcheverry defendió el rol del CS como jurisdicción superior de la UBA: “La universidad está por encima de las facultades. Para eso existe. No es sólo un lugar donde se distribuye el presupuesto”.

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