–¿Qué se llevaría Tortonese a una isla desierta?

–Unos cuantos cajones de vodka, un chongo oriental y una gomita para el pelo.

–¿Tortonese ronca?

–Una sola vez dormimos en el mismo cuarto y me parece que no.

–¿Cuál es el placer culposo de Tortonese?

–Tiene todos los placeres, pero no creo que tenga ninguno culposo.

–¿A quién elegiría Tortonese para una noche inolvidable: Rupert Everett, Terence Stamp, Dolph Lundgren?

–No creo que conozca a ninguno de los tres: elegiría un chongo oriental que hiciera karate.

–¿Cuál es su bien más preciado?

–Es un pijotero terrible: busca todas las gangas y liquidaciones posibles. Pero creo que es una foto de su madre.

–¿Cuál es su prócer favorito?

–Creo que French y Beruti, por el mito que tienen de modistos.

–¿Qué es lo que consume compulsivamente?

–Alcohol.

–¿Cuál es su mentira más eficiente?

–Tiene la habilidad para callarse.

–¿Cuándo se conocieron, y qué pasó?

–Me seducía regalándome carteras de la madre, bijouterie de la hermana. Me buscaba, seguramente con algún interés oculto.

–¿Qué haría Tortonese si ganase los 40 millones del Loto?

–Pondría un hotel para chongos y no creo que le quedaran más de dos años de vida, a todo trapo.

–¿Qué es lo que más odia en el mundo?

–La gente aburrida, que se toma las cosas en serio.

–Si Tortonese escucha una sirena, en qué piensa primero: ¿en la policía, en una ambulancia o en los bomberos?

–En la policía, obvio.