“Me siento muy mal por todo lo que pasó y lo único que me hace feliz es que mi bebé tenga buena salud",  le dijo a Página/12 Angie Lafleur, de 29 años, la haitiana que con su embarazo de nueve meses fue echada a la calle por los dueños del Hotel Constitución , ubicado en el 1436 de la calle del mismo nombre. 

La medida --además de inhumana--  fue totalmente injustificada, porque ella tenía paga su habitación hasta el 31 de agosto. Con gran entereza, Angie, que sigue internada en el Hospital Ramos Mejía, junto con su bebé, Julyson, que pesó cuatro kilos y medio al nacer, recalcó que lo que ahora quiere es "justicia y respeto"

En el ilegal procedimiento, sin orden judicial y sin razón alguna, participaron policías de la Federal y de la Ciudad de Buenos Aires. A ella la sacaron a empujones y recibió algunos golpes. Presentaron una denuncia por la ilegalidad y la violencia del procedimiento, pero también por hurto, porque le secuestraron todas sus pertenencias y el dinero que tenía en su habitación

Angie destacó que fue "muy bien tratada" por los profesionales que la asistieron en el Ramos Mejía, al que llegó en medio de una crisis de nervios y llanto. Dado su estado, le aconsejaron que se hiciera una cesárea. Antes del atropello, todo indicaba que iba a tener un parto normal. Hasta el momento no ha recibido ningún tipo de ayuda ni acompañamiento por parte del Gobierno de la Ciudad, y voceros del BAP (Buenos Aires Presente), le adelantaron que "es muy difícil" que puedan darle alojamiento porque "no fue un desalojo formal sino un 'conflicto entre particulares'"

Ya le darían el alta.  pero ella no sabe todavía dónde van a ir a vivir con su bebé, porque le sacaron el dinero que tenía. El martes a las 12 tendría que asistir a una mediación con los abogados del Hotel Constitución, pero no sabe se su estado de salud lo permitirá. 

Angie vive en Buenos Aires desde hace más de un año y se alojaba en el Hotel Constitución desde el mes de enero, abonando puntualmente la habitación en la que se hospedaba. En ningún momento nadie le dijo, ni vio ningún aviso que indicara que en el lugar no se admitieran niños, de manera que considera que no es válida la razón argumentada por los propietarios del hotel para arrojarla a la calle, cuando tenía paga su habitación hasta el 31 de agosto.

Junto con ella fueron echados cinco jóvenes haitianos que salieron a defenderla. Ellos tenían pagas sus habitaciones hasta los primeros días de septiembre. 

Los problemas comenzaron el jueves 15 por la noche, cuando ella regresó al hotel, luego de una consulta  médica por su embarazo. “El parto estaba previsto para unas semanas después y esperaba que fuera un parto normal, pero el bebé tuvo que nacer antes y por una cesárea”. Los médicos que la asistieron decidieron apelar a la vía quirúrgica, dado el nivel de estrés con el que había llegado, luego de un desalojo violento, en el que incluso recibió algunos golpes de parte de dos policías de la Federal que la sacaron de su habitación, sin orden judicial. 

Todo indica que habrían actuado sin siquiera recibir una orden de sus superiores. Lo más probable es que los uniformados hayan intervenido por pedido de los dueños del hotel.

Angie explicó que cuando llegó ese jueves al hotel vio que habían sacado a la calle las pertenencias de los cinco jóvenes haitianos que estaban alojados en el hotel. Dos de ellos, los que estaban en una habitación contigua a la suya, cuestionaron la decisión de los dueños del hotel de echarla a Angie y también fueron sacados de mala manera. 

Ella estuvo unas horas más, encerrada en su habitación, hasta que llegaron agentes de la Policía de la Ciudad, que la subieron a una ambulancia y la llevaron directamente al Hospital Ramos Mejía.

“Yo ni siquiera pude recuperar, todavía, ni mi ropa, ni la ropa de mi bebé, porque me robaron todo, me sacaron todo, incluso la plata que tenía en la habitación”. Una vez en la calle, junto con los otros connacionales desalojados, “fuimos a varias comisarías para hacer la denuncia, pero no la quisieron recibir porque había policías denunciados por nosotros” por la forma irregular en la que se había realizado todo el procedimiento. 

“No nos quisieron recibir porque hay policías implicados, de manera que lo que estoy pidiendo es que haya justicia”, porque no se tuvo en cuenta su situación de embarazo, ni la legitimidad de su permanencia en el hotel.

“Yo estoy todavía muy afectada, psicológicamente, por todo lo que pasó, porque a mí me empujaron, me pegaron”, relató Angie, quien señaló que todos los que intervinieron en el procedimiento “eran policías masculinos”. 

Los que le quitaron sus pertenencias “eran policías federales, pero los que vinieron después eran policías de la Ciudad”. En los videos en los que se registró parte de los hechos no es posible ver los rostros de lo policías, pero se confirma, por el color de los uniformes, que intervino personal de las dos fuerzas que actúan en la Capital Federal. Angie dijo que “uno de los policías estuvo acá en el hospital, no sabemos por qué”.

“Mientras me estaban sacando del hotel (los policías), el dueño y la encargada del hotel me trataban de ‘negra’ embarazada, y me decían 'por qué no volviste a tu país'”, relató Angie, quien durante la entrevista con este diario, en una sala contigua al lugar donde permanece internada, habló con firmeza, dando muestras de estar entera, a pesar de la odisea que le tocó vivir a ella, con su bebé todavía en el vientre.

La excusa para un desalojo sin causa alguna, se la había dado la encargada, quien le dijo que “en el hotel no aceptaban embarazadas”. Esto sucedió unos días antes, cuando Angie preguntó cuándo iba a tener “agua caliente en la habitación”. 

Ella hizo la consulta pensando en el momento en que tuviera que volver a su habitación con su bebé recién nacido. Así fue que los dueños del lugar tomaron conocimiento de su embarazo. 

Hasta el momento, ninguna dependencia del gobierno de la Ciudad se dio por enterada por lo que está pasando Angie, salvo Buenos Aires Presente (BAP), pero en principio le comunicaron que “es muy difícil que puedan dar ayuda, porque no se trata de un desalojo”

Jackson Jean, el estudiante haitiano que está acompañando a Angie, señaló que “la gente del BAP dijo que no van a poder ayudarla a ella y a los chicos echados del hotel  porque no es un desalojo formal, es un conflicto entre particulares en el que ellos no pueden intervenir".