Desde Córdoba

Los cordobeses elegirán el domingo nuevo gobernador con el debut del sistema de Boleta Unica de Sufragio (BUS), una papeleta de 30 por 40 centímetros con coloridos logos partidarios y fotos de los aspirantes a la gobernación, donde deberán marcar con cruces, tildes u otro tipo de marcas a los candidatos elegidos entre doce fórmulas partidarias, más los diputados por distrito único y el diputado regional, además de intendentes en 174 localidades del interior provincial. El sistema adoptado tras el cuestionado escrutinio de 2007 –que por semanas mantuvo en vilo a la población sin saber quién sería el nuevo mandatario provincial– aparece como una dificultad más a superar en una nueva elección provincial que promete ser reñida entre los tres principales candidatos –el peronista José Manuel de la Sota, el cívico Luis Juez y el radical Oscar Aguad– y amenaza con prolongar el recuento de votos hasta avanzada la madrugada del lunes. La falta de experiencia de votantes y fiscales (partidarios y judiciales), un software que no funcionó del todo bien y volvía a probarse ayer por la noche, pasó a ser una de las preocupaciones de casi todos los candidatos en medio de la veda que rige desde la mañana del viernes.

Todos los candidatos cordobeses se miran ahora en el espejo de la experiencia santafesina con la boleta única, con un dato como preocupación central: los votos nulos alcanzaron en Santa Fe al diez por ciento de los votantes, una cantidad muy superior a la escasa diferencia que hubo entre el triunfador, el socialista Antonio Bonfatti y el macrista Miguel Del Sel. En Córdoba, no pocos pronostican un resultado más ajustado aún.

“Queremos ser prudentes y no agitar fantasmas. Pero vemos muchísima improvisación, se trabaja sobre ensayo y error”, dijo a Página/12 el fiscal general del Frente Cívico, Juan Pablo Quinteros. El dirigente juecista fundamentó su preocupación en que el software “no funcionó” como debía en la práctica del jueves y todos debieron volver ayer por la noche para un nuevo ensayo, ya con la presencia de los ingenieros informáticos que diseñaron el sistema y llegaron desde Buenos Aires. “La experiencia de 2007 (cuando perdieron la elección en medio de denuncias de fraude) y esto es un combo que nos preocupa”, insistió Quinteros.

Para la oficialista Unión por Córdoba, en cambio, la práctica en el Pabellón Celeste del Complejo Ferial Córdoba del sistema de carga informática y manual del escrutinio provisorio fue satisfactoria. El gobierno provincial esquiva los cuestionamientos que le cargan la responsabilidad de haber fijado la fecha de la elección con poco tiempo como para implementar la BUS y no haber preparado suficientemente a los electores para aplicar el nuevo sistema.

Desde la gobernación replican que se tomaron “todos los recaudos”. Insisten en que se trabajó bien en la explicación y la difusión de la BUS, y que designaron a docentes como presidentes de mesa para evitar confusiones. La justicia electoral también implementó los Fiscales Públicos Electorales, unos 2000 donde cada uno controlará el funcionamiento de varias de las 7617 mesas diseminadas en todo el territorio provincial.

Aunque por lo bajo en el oficialismo y el PJ provincial reconocen que las dificultades que afrontarán los electores con escasa información los perjudica directamente. Quizá la única coincidencia con el juecismo, con el que disputa palmo a palmo ese electorado especialmente en la ciudad de Córdoba, que reúne casi el 40 por ciento del padrón provincial.

El radicalismo también objetó el funcionamiento del sistema informático, además de que el centro de cómputos esté instalado en las afueras de la ciudad de Córdoba, cerca del ex Chateau Carreras, ahora Estadio Mario Kempes. Pero hacia adentro confía en que su electorado más informado, de clase media urbana y rural, no tendrá dificultades en la utilización de la BUS. Sin embargo, admiten que no será lo mismo para la gente de más edad acostumbrada a votar por la histórica lista 3 de la UCR cordobesa.

El resto de los partidos también hicieron cuestionamientos a la falta de difusión de cómo debe utilizarse la BUS. Fue una constante en los cierres de campaña del jueves. Incluso, el Partido Intransigente, que se presenta aquí como la única opción kirchnerista (a pesar de que existen otras, como Nuevo Encuentro y el Partido Humanista), cerró su campaña con una recorrida por la ciudad de Córdoba para explicar su utilización.

Ayer se sumaron otras dificultades: docentes que argumentaban que habían sido llamadas de apuro para presidir mesas de la votación sin previa preparación. En tanto, los fiscales electorales, capacitados para la ocasión –todos empleados judiciales–, reclamaban el pago de viáticos.

En Córdoba capital, los electores tendrán que elegir entre doce fórmulas a la gobernación que estarán ordenadas (por sorteo) en forma horizontal, más dos listas locales intercaladas que no llevan candidatos a la gobernación. Los cargos electivos estarán en forma vertical: gobernador y vice; seis diputados por distrito único; un diputado departamental y su suplente; y los tres aspirantes al Tribunal de Cuentas y sus dos suplentes, en ese orden de izquierda a derecha. Con una marca en el espacio designado para el logo partidario, los votantes estarán votando lista completa; si no quieren dividir el voto deberán hacerlo en cada uno de los espacios designados para cada cargo. Cualquier otra marca que se superponga en los cargos anulará el voto, parcial o completamente.