Lunes, 11 de febrero de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › CUATRO HOMBRES ROBARON UN AUTO Y FUERON SEGUIDOS POR LA BONAERENSE EN QUILMES
Dos hombres, que según la versión de la Bonaerense robaron un Citroën, murieron baleados en Quilmes. Otro fue herido y detenido con un cuarto que intentaba escapar. Un patrullero embistió al auto de costado, aunque la versión no coincide.
En una espectacular persecución policial, dos hombres murieron baleados y otros dos fueron detenidos, uno de ellos herido, tras robarle el auto a un anciano discapacitado y tirotearse con los uniformados bonaerenses que los persiguieron en Quilmes, durante la madrugada de ayer. Los investigadores creen que entre el robo del vehículo y el enfrentamiento los perseguidos cometieron otros asaltos a transeúntes en las zonas de Florencio Varela y Wilde.
Siempre según fuentes policiales que informaron a la agencia Télam, todo habría comenzado durante la madrugada del domingo, alrededor de las 2, en el cruce de Larrea y 401 Bis, en la localidad de Ezpeleta, partido de Quilmes, donde José Ramón Sarabia (74) se retiraba de la casa de unos amigos a bordo de su Citroën C3 color gris, dominio MAG-985. De acuerdo con las fuentes policiales, el anciano, quien tiene amputado el brazo izquierdo, estaba sentado como conductor y aguardaba a que su esposa abordara el auto –adquirido hacía unos 15 días– cuando cuatro hombres armados se le acercaron a pie y lo amenazaron.
Según las mismas fuentes, los asaltantes obligaron a Sarabia a bajar del auto, tras lo cual huyeron del lugar con el vehículo, que contaba con rastreo satelital. La Bonaerense, alertada del robo por un llamado al 911 del propio Sarabia, determinó por el rastreo del auto que éste primero se dirigió a la vecina localidad de Florencio Varela y luego a Wilde, en el partido de Avellaneda.
Al seguir el recorrido, los bonaerenses establecieron que el grupo circulaba por Quilmes Oeste, por lo que montaron un operativo cerrojo en el cruce de las avenidas Calchaquí y Lamadrid. Cuando el Citroën de Sarabia apareció en la esquina, alrededor de la 1.30, sus ocupantes detectaron el cerrojo y, siempre según los bonaerenses, empezaron a tirar contra los policías que sin dificultad jalaron sus gatillos.
En medio del tiroteo, los ladrones huyeron en contramano por avenida República del Líbano, donde un federal que pasaba por el lugar vio la maniobra y también quiso intervenir para detenerlos, pero fue atacado a balazos.
Uniformados de la 3ª de Quilmes Oeste a bordo de dos patrulleros, y con el apoyo de un vehículo de la 5ª de Ezpeleta, persiguieron a los prófugos hasta llegar a Lamadrid casi esquina Condarco, en el límite con la vecina Bernal. En ese lugar, el conductor del auto robado perdió el control del mismo, chocó contra el cordón de la vereda de la avenida y perdió un neumático, por lo que detuvo su marcha.
Al detenerse imprevistamente el Citroën, uno de los patrulleros que venía detrás no alcanzó a frenar y lo chocó, explicó a Télam un jefe policial (cuyo nombre no fue proporcionado) que participó del operativo. Sin desmerecer la persecución policial la versión y –mucho más– la persecución resultaron altamente curiosas, ya que en la foto se pudo observar que perseguían al Citroën de costado.
Según las fuentes laterales, tras la colisión, dos de los tripulantes del Citroën resultaron muertos por heridas de bala en el interior del auto (aunque las fuentes no detallaron en qué momento se efectuaron esos disparos), un tercero fue detenido ileso dentro del mismo, mientras que un cuarto, a pesar de estar lesionado, quiso huir a la carrera, pero fue reducido a los 150 metros, esta vez no de costado sino de atrás.
Los fallecidos fueron identificados por la policía como Samudio Obregón Báez (34) y Diego Román (26), mientras que Héctor Rojas (36) recibió un balazo en el abdomen y fue trasladado al Hospital de Quilmes, donde ayer por la tarde se recuperaba favorablemente.
El restante detenido se trata de Sergio Román (29), hermano de uno de los fallecidos, agregaron las fuentes no identificadas. Los mismos voceros precisaron que ninguno de los efectivos que participó de la persecución y del tiroteo sufrió heridas, aunque uno de los patrulleros recibió varios impactos de bala en el parabrisas y en una puerta.
Los bonaerenses secuestraron dos pistolas calibre 9 milímetros, marca Thunder y Taurus; un revólver Magnum .357 y otro .38, que la Justicia deberá determinar si pertenecía a los perseguidos o, como ocurre en algunas ocasiones, fueron plantadas por otras fuentes. Todo indica, según la versión policial, que las armas eran de los perseguidos.
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