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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
21 NOV 1999








 El éxodo de empresas argentinas
 


Carnaval carioca

En lo que va del año, por lo menos 28 empresas industriales han trasladado algunas de sus líneas de producción o directamente sus plantas a Brasil.
La mayoría dejó en la Argentina apenas una oficina comercial para importar desde el país vecino los mismos productos que antes fabricaba aquí.
Brasil ofrece exenciones impositivas, créditos subsidiados para exportación, terrenos regalados y otros incentivos que forman parte de su política industrial.
Los empresarios nacionales hace tiempo que se quejaban de las asimetrías que había entre los principales socios del Mercosur.
Y la devaluación de principios de año terminó de inclinar la balanza hacia el lado brasileño.
La emigración de empresas a Brasil alimentó el proceso de desindustrialización que sufrió el país en la presente década.

Por Roberto Navarro

El éxodo comenzó en enero y no se detiene. La devaluación del real les marcó el rumbo. Por lo menos 28 empresas industriales han trasladado algunas de sus líneas de producción o directamente sus plantas a Brasil. La mayoría dejó en la Argentina apenas una oficina comercial para importar desde el país vecino los mismos productos que antes fabricaba aquí. La mudanza es costosa, pero los beneficios son lo suficientemente elevados como para concretarla. Brasil les ofrece exenciones impositivas, créditos subsidiados para exportación, terrenos regalados y otros incentivos que forman parte de su política industrial, que se suman al enorme atractivo que representa un mercado de 160 millones de consumidores. Gran parte de las que emigraron son empresas de autopartes, agobiadas por la caída de la venta de automotores y por la competencia de sus pares brasileños, que operan con menores costos de producción. Pero también se fueron fábricas de neumáticos (Fate, Firestone, Goodyear y Pirelli), de calzado (Grimoldi), textiles (Hilos Cadena) y hasta alimentarias. El costo para el país son miles de puestos de trabajo perdidos.
Los industriales aseguran que, al no haber aranceles intra-Mercosur, les conviene producir en Brasil. “Donde está el mercado”, aclaran, refiriéndose a una población cinco veces más grande que la argentina. Además, Brasil ofrece otras ventajas: a los incentivos que otorga su gobierno federal, se suman los que brindan los distintos estados y municipios, que compiten por atraer nuevas inversiones que generen puestos de trabajo. Hay empresas que acordaron desgravaciones fiscales por diez años, otras recibieron el terreno y la electricidad gratis por dos décadas. Incluso existen proyectos en los que el Estado participó en la inversión inicial, a cambio de acciones que venderá en la bolsa cinco años después de la radicación de la industria.
Los empresarios nacionales hace tiempo que se quejaban de las asimetrías que había entre los principales socios del Mercosur. Y la devaluación de principios de año terminó de inclinar la balanza hacia el lado brasileño. Con un dólar a 1,9 real, el costo anual promedio por operario (sueldo, aguinaldo, vacaciones, cargas sociales y premios) es de 9000 dólares en Brasil, contra 18.400 en la Argentina. El precio del gasoil es de 24 centavos de dólar contra los 46 centavos de aquí. Los insumos, como el plástico, el acero, la goma y el cartón, cuestan un 30 por ciento más en el país que en Brasil. Por otra parte, a pesar de la crisis cambiaria y los efectos inflacionarios que sufrió el país vecino, la recesión argentina fue más profunda que la brasileña.
El mayor éxodo se dio en el sector autopartista. A la disminución de ventas que implicó la caída de la producción automotriz se sumó la competencia con la industria brasileña, que opera con costos hasta un 50 por ciento más bajos que los nacionales. La indefinición del acuerdo automotor del Mercosur permitió a las terminales proveerse desde Brasil, sin cumplir cupos de autopartes producidas en el país. Así, sólo en este año, 17 fábricas mudaron líneas de producción o plantas completas, la mayoría a San Pablo. Como consecuencia, se perdieron 7500 puestos de trabajo y hubo una reducción de horas trabajadas equivalente a 2500 empleos más. Horacio Larré Oroño, titular de la cámara que agrupa al sector, señaló a Cash que “la indefinición en el acuerdo regional juega a favor de Brasil. Y que para las grandes empresas multinacionales, que manejan tecnología de última generación, no es caro levantar la planta y trasladar toda la producción a San Pablo”.
Un proceso similar sufrió la industria del neumático. La producción disminuyó, en los primeros nueve meses del año, un 50 por ciento con respecto al mismo período de 1998. Las importaciones, que representaban el 11 por ciento de las ventas, alcanzan el 45 por ciento. Con la devaluación, Brasil se convirtió en el país con precios de neumáticos más bajos del mundo. En la Argentina hay cuatro empresas que concentran el negocio de ese sector: Fate, de capitales nacionales, que redujo drásticamente su producción en el país y se radicó en Minas Gerais; y las tres multinacionales, Goodyear, Pirelli y Firestone, que trasladaron líneas de producción completas hacia el país vecino. De los 4400 trabajadores que empleaban entre las cuatro compañías a fines del año pasado, quedan 3000. La que más despidió fue Goodyear, que, según fuentes sindicales, estaría por cerrar su planta.
Jorge Aguado, vicepresidente de Socma, entrevistado por Cash, sumó argumentos que explican por qué los empresarios prefieren Brasil. “Cuando los brasileños privatizan una empresa, obligan a los nuevos dueños a comprar parte de sus insumos a la industria instalada en el país. Además, por ser proveedor de una compañía de servicios públicos se reciben créditos a tasas subsidiadas. El tema es simple: Brasil tiene política industrial y la Argentina no”, resumió el ejecutivo.
El grupo Macri está trasladando buena parte de sus negocios al país vecino. Socma Alimentos, que en 1998 facturó 340 millones de dólares en la Argentina y 120 en Brasil, vendió Canale y compró allá las fábricas de galletitas y pastas Isabella, Basilar y Adria. Además de la línea de pastas frescas de Quaker. Con esa mutación, en 1999 venderán sólo 110 millones en el país y 250 en Brasil. También Sideco, la empresa de infraestructura y servicios de Macri, anunció que venderá sus paquetes accionarios en Ecogas, en la constructora Iecsa y en la compañía de desarrollos inmobiliarios Creaurban, para destinar los fondos a su próxima participación en las privatizaciones de autopistas y saneamiento de aguas en Brasil.
También mudó su planta, la textil Hilos Cadena, empresa que se radicó en el país en 1890 y que llegó a emplear más de mil trabajadores. La fábrica de Calzados Grimoldi cerró líneas de producción en la Argentina y compró en Brasil –segundo productor de calzado del mundo– las fábricas Alpasur y Conasur. Nabisco mudó sus líneas de producción de gelatinas, postres y flanes Royal. La lista sigue y, aunque las empresas se resisten a aceptar que piensan irse del país, abundan las versiones sobre futuras mudanzas. El mismísimo secretario de Industria y Comercio, Alieto Guadagni, alertó la última semana sobre la “posible desaparición de la industria automotriz nacional si no se logra negociar un buen acuerdo regional para el sector”.
La emigración de empresas a Brasil alimentó el proceso de desindustrialización que sufrió el país en la presente década, que se expresa en la merma de la participación del sector como demandante de empleo. Según datos del Indec, en 1989 la industria daba trabajo al 25 por ciento de la gente ocupada y en la actualidad sólo emplea al 18,5 por ciento. Sólo en los últimos doce meses, en el área metropolitana se perdieron 100 mil empleos industriales, la mayoría de operarios calificados.

Todo el año carnaval

Incentivos que brinda el Gobierno Federal de Brasil y los gobiernos estaduales y municipales para la radicación de empresas y para alentar las exportaciones:

- Regalan el terreno o lo ceden en forma gratuita por períodos de hasta 50 años.
- Electricidad gratis por 10 años.
- Proveen parte de la inversión inicial a cambio de acciones, que luego vende en la Bolsa.
- Difieren a las empresas el ICMS (Impuesto a la Circulación de Mercaderías y Servicios), que es una especie de IVA. Financian a 4 años con una tasa del 4 por ciento anual.
- A través de un programa de incentivo a las exportaciones, llamado Proex (Promoción de las Exportaciones), se subsidia en 3 puntos la tasa de interés.
- Reembolsan las cargas sociales por el equivalente al 5 por ciento del costo de los insumos para exportación. Incluye a las exportaciones al Mercosur.
- Quedan eximidas del IPI (Impuesto sobre la Producción Industrial) en la compra de bienes de capital y en las exportaciones.
- Incentivos específicos para las empresas que están dentro del régimen automotor:
- Reducción del 90 por ciento de los impuestos a la importación de bienes de capital.
- Disminución de los aranceles de importación sobre los insumos para la producción.
- Excepción del pago de impuestos municipales por diez años.

La emigración a Brasil

- Fate (cubiertas): está instalando una planta en Minas Gerais. Cerró líneas de producción de su fábrica de San Fernando.
- Firestone (cubiertas): trasladó parte de la producción a su planta de San Pablo.
- Goodyear (cubiertas): redujo la producción al mínimo, despidió el 80 por ciento del personal y está por mudar la planta a Brasil.
- Pirelli (cubiertas): mudó una línea de producción a su planta de San Pablo.
- Valeo Neiman (cerraduras metálicas): trasladó la planta de Munro a San Pablo.
- Valeo Térmico (radiadores): cerró su planta, provee desde San Pablo.
- Magnetti Marelli (tableros electrónicos): mudó la planta de Carmen de Areco a Curitiba. Y dejó en Argentina sólo una oficina comercial. También suspendió inversión para instalar una fábrica de amortiguadores en Pacheco.
- Dynacast (inyección de metales): mudó la planta de Ramos Mejía a San Pablo.
- Frenos Varga (frenos): cerró la planta de Munro, tenía 600 empleados. Produce todo en Brasil, su país de origen.
- Radiadores Richard (radiadores): mudó la planta a San Pablo.
- AMP y Cablesa (autopartista): cierre total, importan desde su planta de Brasil.
- Delphi Lem (tableros): cierre total, importan desde su planta de Brasil.
- Continental Teves (sistemas de frenos): cierre total, proveen de Brasil
- MWM (motores): cerró su planta de Córdoba, se mudan a San Pablo.
- Sidertec (asientos): cierre total, están estudiando abrir en Brasil.
- Tecnopres (estampados): cierre total, se instaló en San Pablo.
- Varta (baterías): cierre total de su planta Merlo, importan desde Brasil.
- Diasa (ensamble de vehículos): cierre de planta porque Fiat importa de Brasil.
- Cibie (cerraduras): trasladó algunas líneas de producción a San Pablo.
- Sogefi (autopartista): trasladó algunas líneas de producción a San Pablo.
- Socma Alimentos: vendió Canale, invirtió fondos en la compra de tres empresas brasileñas.
- Sideco (construcción): puso en venta su participación en tres empresas nacionales para invertir en privatizaciones brasileñas.
- Nabisco (alimentos): mudó gelatinas, postres, flanes y levaduras Royal a San Pablo.
- Grimoldi (calzado): compró en Brasil las fábricas Alpasur y Conasur y ahora importa.
- Fiat (autos): trasladó la fabricación de sus modelos Siena y Palio a Brasil.
- Fiat-Iveco (camiones): mudó a Brasil la producción del modelo Daily.
- Hilos Cadena (textil): cerró su planta nacional, produce todo en Brasil e importa.

HISTORIAS DE FUGA

“A mitad de costo”

Félix Vergara
gerente de Desarrollo de Magneti Marelli.

“Somos una empresa italiana que fabrica tableros electrónicos para automóviles. En agosto último cerramos la planta de Carmen de Areco, porque vamos a centralizar toda nuestra producción para Latinoamérica en Curitiba. El costo de nuestro producto en Brasil es exactamente 50 por ciento más bajo que en Argentina. La diferencia surge de la suma de las asimetrías en materia laboral, fiscal y de precios de insumos. La decisión no se tomó por la devaluación del real. Es parte de un planeamiento estratégico que llevó años de análisis. En Argentina, por ahora, queda una planta en Córdoba en la que producimos climatizadores y escapes”.

“Cerramos la planta”

Juan Carlos López
gerente de Comercialización de Dynacast Argentina.

“Dynacast es una empresa inglesa de microinyección de metales, que llegó a la Argentina en 1988 y cerró su planta de Ramos Mejía en enero de este año. La apertura indiscriminada del mercado nacional terminó con sectores completos. Nosotros proveíamos de válvulas para ruedas a los fabricantes de bicicletas. En la actualidad, prácticamente todas las bicicletas que se venden en el país son chinas. También les vendíamos a las fábricas de encendedores, que cerraron todas, por la competencia con Taiwan y otros países asiáticos. Ahora traemos todo de Brasil”.

 

LA MUDANZA DE MACRI

“En Brasil nos protegen”

Jorge Aguado
vicepresidente de Socma

“La razón más importante para decidir producir en Brasil es que el gran mercado está allá. Además, aunque suene increíble, los empresarios argentinos se sienten más protegidos en Brasil que en su propio país. Tuvimos que reducir nuestras inversiones en alimentos porque no podemos competir con las multinacionales. En Brasil no hubo una concentración tan grande del mercado. No son tan dogmáticos como el gobierno argentino. Si el ingreso de una compañía perjudica a su industria, le ponen trabas; si les conviene, le dan el oro y el moro. Compramos fábricas en San Pablo –un estado en el que vive más gente que en Argentina– que poseen marcas de enorme penetración en el mercado, pero que necesitaban una inyección de capital para modernizarse. Ellos están jugando un partido distinto: apuestan al crecimiento. Aunque en el presente los incentivos para construir un fuerte polo industrial les generen déficit fiscal, saben que el resultado de su política será un crecimiento sólido con menor desempleo. En Argentina se sigue apostando a la baja del costo laboral. Si no hay mercado a quien venderle, por más que nos reduzcan los costos, no vamos a tomar más gente. Y si tuviéramos una gran demanda, tomaríamos trabajadores aunque nos salieran caros”.