Carnaval carioca
En lo que va del año, por lo menos
28 empresas industriales han trasladado algunas de sus líneas
de producción o directamente sus plantas a Brasil.
La
mayoría dejó en la Argentina apenas una oficina comercial
para importar desde el país vecino los mismos productos que
antes fabricaba aquí.
Brasil
ofrece exenciones impositivas, créditos subsidiados para
exportación, terrenos regalados y otros incentivos que forman
parte de su política industrial.
Los
empresarios nacionales hace tiempo que se quejaban de las asimetrías
que había entre los principales socios del Mercosur.
Y
la devaluación de principios de año terminó
de inclinar la balanza hacia el lado brasileño.
La
emigración de empresas a Brasil alimentó el proceso
de desindustrialización que sufrió el país
en la presente década.
Por
Roberto Navarro
El
éxodo comenzó en enero y no se detiene. La devaluación
del real les marcó el rumbo. Por lo menos 28 empresas industriales
han trasladado algunas de sus líneas de producción
o directamente sus plantas a Brasil. La mayoría dejó
en la Argentina apenas una oficina comercial para importar desde
el país vecino los mismos productos que antes fabricaba aquí.
La mudanza es costosa, pero los beneficios son lo suficientemente
elevados como para concretarla. Brasil les ofrece exenciones impositivas,
créditos subsidiados para exportación, terrenos regalados
y otros incentivos que forman parte de su política industrial,
que se suman al enorme atractivo que representa un mercado de 160
millones de consumidores. Gran parte de las que emigraron son empresas
de autopartes, agobiadas por la caída de la venta de automotores
y por la competencia de sus pares brasileños, que operan
con menores costos de producción. Pero también se
fueron fábricas de neumáticos (Fate, Firestone, Goodyear
y Pirelli), de calzado (Grimoldi), textiles (Hilos Cadena) y hasta
alimentarias. El costo para el país son miles de puestos
de trabajo perdidos.
Los industriales aseguran que, al no haber aranceles intra-Mercosur,
les conviene producir en Brasil. Donde está el mercado,
aclaran, refiriéndose a una población cinco veces
más grande que la argentina. Además, Brasil ofrece
otras ventajas: a los incentivos que otorga su gobierno federal,
se suman los que brindan los distintos estados y municipios, que
compiten por atraer nuevas inversiones que generen puestos de trabajo.
Hay empresas que acordaron desgravaciones fiscales por diez años,
otras recibieron el terreno y la electricidad gratis por dos décadas.
Incluso existen proyectos en los que el Estado participó
en la inversión inicial, a cambio de acciones que venderá
en la bolsa cinco años después de la radicación
de la industria.
Los empresarios nacionales hace tiempo que se quejaban de las asimetrías
que había entre los principales socios del Mercosur. Y la
devaluación de principios de año terminó de
inclinar la balanza hacia el lado brasileño. Con un dólar
a 1,9 real, el costo anual promedio por operario (sueldo, aguinaldo,
vacaciones, cargas sociales y premios) es de 9000 dólares
en Brasil, contra 18.400 en la Argentina. El precio del gasoil es
de 24 centavos de dólar contra los 46 centavos de aquí.
Los insumos, como el plástico, el acero, la goma y el cartón,
cuestan un 30 por ciento más en el país que en Brasil.
Por otra parte, a pesar de la crisis cambiaria y los efectos inflacionarios
que sufrió el país vecino, la recesión argentina
fue más profunda que la brasileña.
El mayor éxodo se dio en el sector autopartista. A la disminución
de ventas que implicó la caída de la producción
automotriz se sumó la competencia con la industria brasileña,
que opera con costos hasta un 50 por ciento más bajos que
los nacionales. La indefinición del acuerdo automotor del
Mercosur permitió a las terminales proveerse desde Brasil,
sin cumplir cupos de autopartes producidas en el país. Así,
sólo en este año, 17 fábricas mudaron líneas
de producción o plantas completas, la mayoría a San
Pablo. Como consecuencia, se perdieron 7500 puestos de trabajo y
hubo una reducción de horas trabajadas equivalente a 2500
empleos más. Horacio Larré Oroño, titular de
la cámara que agrupa al sector, señaló a Cash
que la indefinición en el acuerdo regional juega a
favor de Brasil. Y que para las grandes empresas multinacionales,
que manejan tecnología de última generación,
no es caro levantar la planta y trasladar toda la producción
a San Pablo.
Un proceso similar sufrió la industria del neumático.
La producción disminuyó, en los primeros nueve meses
del año, un 50 por ciento con respecto al mismo período
de 1998. Las importaciones, que representaban el 11 por ciento de
las ventas, alcanzan el 45 por ciento. Con la devaluación,
Brasil se convirtió en el país con precios de neumáticos
más bajos del mundo. En la Argentina hay cuatro empresas
que concentran el negocio de ese sector: Fate, de capitales nacionales,
que redujo drásticamente su producción en el país
y se radicó en Minas Gerais; y las tres multinacionales,
Goodyear, Pirelli y Firestone, que trasladaron líneas de
producción completas hacia el país vecino. De los
4400 trabajadores que empleaban entre las cuatro compañías
a fines del año pasado, quedan 3000. La que más despidió
fue Goodyear, que, según fuentes sindicales, estaría
por cerrar su planta.
Jorge Aguado, vicepresidente de Socma, entrevistado por Cash, sumó
argumentos que explican por qué los empresarios prefieren
Brasil. Cuando los brasileños privatizan una empresa,
obligan a los nuevos dueños a comprar parte de sus insumos
a la industria instalada en el país. Además, por ser
proveedor de una compañía de servicios públicos
se reciben créditos a tasas subsidiadas. El tema es simple:
Brasil tiene política industrial y la Argentina no,
resumió el ejecutivo.
El grupo Macri está trasladando buena parte de sus negocios
al país vecino. Socma Alimentos, que en 1998 facturó
340 millones de dólares en la Argentina y 120 en Brasil,
vendió Canale y compró allá las fábricas
de galletitas y pastas Isabella, Basilar y Adria. Además
de la línea de pastas frescas de Quaker. Con esa mutación,
en 1999 venderán sólo 110 millones en el país
y 250 en Brasil. También Sideco, la empresa de infraestructura
y servicios de Macri, anunció que venderá sus paquetes
accionarios en Ecogas, en la constructora Iecsa y en la compañía
de desarrollos inmobiliarios Creaurban, para destinar los fondos
a su próxima participación en las privatizaciones
de autopistas y saneamiento de aguas en Brasil.
También mudó su planta, la textil Hilos Cadena, empresa
que se radicó en el país en 1890 y que llegó
a emplear más de mil trabajadores. La fábrica de Calzados
Grimoldi cerró líneas de producción en la Argentina
y compró en Brasil segundo productor de calzado del
mundo las fábricas Alpasur y Conasur. Nabisco mudó
sus líneas de producción de gelatinas, postres y flanes
Royal. La lista sigue y, aunque las empresas se resisten a aceptar
que piensan irse del país, abundan las versiones sobre futuras
mudanzas. El mismísimo secretario de Industria y Comercio,
Alieto Guadagni, alertó la última semana sobre la
posible desaparición de la industria automotriz nacional
si no se logra negociar un buen acuerdo regional para el sector.
La emigración de empresas a Brasil alimentó el proceso
de desindustrialización que sufrió el país
en la presente década, que se expresa en la merma de la participación
del sector como demandante de empleo. Según datos del Indec,
en 1989 la industria daba trabajo al 25 por ciento de la gente ocupada
y en la actualidad sólo emplea al 18,5 por ciento. Sólo
en los últimos doce meses, en el área metropolitana
se perdieron 100 mil empleos industriales, la mayoría de
operarios calificados.
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Todo
el año carnaval
Incentivos
que brinda el Gobierno Federal de Brasil y los gobiernos estaduales
y municipales para la radicación de empresas y para alentar
las exportaciones:
- Regalan el terreno o lo ceden en forma gratuita por períodos
de hasta 50 años.
- Electricidad gratis por 10 años.
- Proveen parte de la inversión inicial a cambio de acciones,
que luego vende en la Bolsa.
- Difieren a las empresas el ICMS (Impuesto a la Circulación
de Mercaderías y Servicios), que es una especie de IVA. Financian
a 4 años con una tasa del 4 por ciento anual.
- A través de un programa de incentivo a las exportaciones,
llamado Proex (Promoción de las Exportaciones), se subsidia
en 3 puntos la tasa de interés.
- Reembolsan las cargas sociales por el equivalente al 5 por ciento
del costo de los insumos para exportación. Incluye a las
exportaciones al Mercosur.
- Quedan eximidas del IPI (Impuesto sobre la Producción Industrial)
en la compra de bienes de capital y en las exportaciones.
- Incentivos específicos para las empresas que están
dentro del régimen automotor:
- Reducción del 90 por ciento de los impuestos a la importación
de bienes de capital.
- Disminución de los aranceles de importación sobre
los insumos para la producción.
- Excepción del pago de impuestos municipales por diez años.
La
emigración a Brasil
-
Fate (cubiertas): está instalando una planta en Minas Gerais.
Cerró líneas de producción de su fábrica
de San Fernando.
- Firestone (cubiertas): trasladó parte de la producción
a su planta de San Pablo.
- Goodyear (cubiertas): redujo la producción al mínimo,
despidió el 80 por ciento del personal y está por
mudar la planta a Brasil.
- Pirelli (cubiertas): mudó una línea de producción
a su planta de San Pablo.
- Valeo Neiman (cerraduras metálicas): trasladó la
planta de Munro a San Pablo.
- Valeo Térmico (radiadores): cerró su planta, provee
desde San Pablo.
- Magnetti Marelli (tableros electrónicos): mudó la
planta de Carmen de Areco a Curitiba. Y dejó en Argentina
sólo una oficina comercial. También suspendió
inversión para instalar una fábrica de amortiguadores
en Pacheco.
- Dynacast (inyección de metales): mudó la planta
de Ramos Mejía a San Pablo.
- Frenos Varga (frenos): cerró la planta de Munro, tenía
600 empleados. Produce todo en Brasil, su país de origen.
- Radiadores Richard (radiadores): mudó la planta a San Pablo.
- AMP y Cablesa (autopartista): cierre total, importan desde su
planta de Brasil.
- Delphi Lem (tableros): cierre total, importan desde su planta
de Brasil.
- Continental Teves (sistemas de frenos): cierre total, proveen
de Brasil
- MWM (motores): cerró su planta de Córdoba, se mudan
a San Pablo.
- Sidertec (asientos): cierre total, están estudiando abrir
en Brasil.
- Tecnopres (estampados): cierre total, se instaló en San
Pablo.
- Varta (baterías): cierre total de su planta Merlo, importan
desde Brasil.
- Diasa (ensamble de vehículos): cierre de planta porque
Fiat importa de Brasil.
- Cibie (cerraduras): trasladó algunas líneas de producción
a San Pablo.
- Sogefi (autopartista): trasladó algunas líneas de
producción a San Pablo.
- Socma Alimentos: vendió Canale, invirtió fondos
en la compra de tres empresas brasileñas.
- Sideco (construcción): puso en venta su participación
en tres empresas nacionales para invertir en privatizaciones brasileñas.
- Nabisco (alimentos): mudó gelatinas, postres, flanes y
levaduras Royal a San Pablo.
- Grimoldi (calzado): compró en Brasil las fábricas
Alpasur y Conasur y ahora importa.
- Fiat (autos): trasladó la fabricación de sus modelos
Siena y Palio a Brasil.
- Fiat-Iveco (camiones): mudó a Brasil la producción
del modelo Daily.
- Hilos Cadena (textil): cerró su planta nacional, produce
todo en Brasil e importa.
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HISTORIAS
DE FUGA
A
mitad de costo
Félix
Vergara
gerente de Desarrollo de Magneti Marelli.
Somos
una empresa italiana que fabrica tableros electrónicos para
automóviles. En agosto último cerramos la planta de
Carmen de Areco, porque vamos a centralizar toda nuestra producción
para Latinoamérica en Curitiba. El costo de nuestro producto
en Brasil es exactamente 50 por ciento más bajo que en Argentina.
La diferencia surge de la suma de las asimetrías en materia
laboral, fiscal y de precios de insumos. La decisión no se
tomó por la devaluación del real. Es parte de un planeamiento
estratégico que llevó años de análisis.
En Argentina, por ahora, queda una planta en Córdoba en la
que producimos climatizadores y escapes.
Cerramos
la planta
Juan Carlos López
gerente de Comercialización de Dynacast Argentina.
Dynacast
es una empresa inglesa de microinyección de metales, que
llegó a la Argentina en 1988 y cerró su planta de
Ramos Mejía en enero de este año. La apertura indiscriminada
del mercado nacional terminó con sectores completos. Nosotros
proveíamos de válvulas para ruedas a los fabricantes
de bicicletas. En la actualidad, prácticamente todas las
bicicletas que se venden en el país son chinas. También
les vendíamos a las fábricas de encendedores, que
cerraron todas, por la competencia con Taiwan y otros países
asiáticos. Ahora traemos todo de Brasil.
LA
MUDANZA DE MACRI
En
Brasil nos protegen
Jorge
Aguado
vicepresidente de Socma
La
razón más importante para decidir producir en Brasil
es que el gran mercado está allá. Además, aunque
suene increíble, los empresarios argentinos se sienten más
protegidos en Brasil que en su propio país. Tuvimos que reducir
nuestras inversiones en alimentos porque no podemos competir con
las multinacionales. En Brasil no hubo una concentración
tan grande del mercado. No son tan dogmáticos como el gobierno
argentino. Si el ingreso de una compañía perjudica
a su industria, le ponen trabas; si les conviene, le dan el oro
y el moro. Compramos fábricas en San Pablo un estado
en el que vive más gente que en Argentina que poseen
marcas de enorme penetración en el mercado, pero que necesitaban
una inyección de capital para modernizarse. Ellos están
jugando un partido distinto: apuestan al crecimiento. Aunque en
el presente los incentivos para construir un fuerte polo industrial
les generen déficit fiscal, saben que el resultado de su
política será un crecimiento sólido con menor
desempleo. En Argentina se sigue apostando a la baja del costo laboral.
Si no hay mercado a quien venderle, por más que nos reduzcan
los costos, no vamos a tomar más gente. Y si tuviéramos
una gran demanda, tomaríamos trabajadores aunque nos salieran
caros.
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