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Por
izquierda
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Por Maximiliano Montenegro
Carlos
Silvani fue ratificado esta semana por el presidente electo al frente
de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por un
período de �transición� de, por lo menos, seis meses. Sin embargo,
entre los dirigentes de la Alianza circula un documento que revela
un dato escandaloso de la gestión del único funcionario menemista
que sobrevivirá a Menem en el poder. Entre 1996 y 1998, la evasión
del impuesto a las Ganancias por parte de las empresas aumentó en
4400 millones de pesos. Así, si Silvani hubiese logrado mantener
la paupérrima tasa de cumplimiento del impuesto que encontró al
comenzar su gestión, el Estado contaría hoy con esos recursos. Ese
monto es casi el 70 por ciento del déficit fiscal que encontró José
Luis Machinea en el Presupuesto, y que lo obligará a aplicar un
antipático paquete tributario. De otro modo: es una vez y media
el gasto del Ministerio de Educación; un vez y media el Presupuesto
de Salud; y nueve veces los fondos asignados a programas de empleo
en la administración nacional. Paradójicamente, la falta de aptitud
de Silvani para cobrar Ganancias contrasta con la declarada intención
de la Alianza de concentrar la recaudación en impuestos más progresivos,
como sucede en el Primer Mundo. Enterado de las cifras, el flamante
jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno, calificó la era Silvani de �fracaso�,
y prometió �examinar cuidadosamente la continuidad� del funcionario.
�La estructura tributaria de la Argentina es regresiva, porque la
mayor parte de los ingresos proviene del IVA, que es un impuesto
que no distingue entre los que ganan más y los que ganan menos.
Tenemos que ir hacia una estructura tributaria asentada en el impuesto
a las Ganancias y Bienes Personales, mucho más que en el IVA�, le
dijo Terragno a Cash. El futuro jefe de Gabinete es uno de los dirigentes
de la Alianza más indignados por el estudio que presenta los últimos
números sobre la evasión en la Argentina. Los resultados son lapidarios,
porque confirman la poca predisposición de Silvani por mejorar la
recaudación de impuestos progresivos, como Ganancias y Bienes Personales,
donde la evasión creció en los últimos años y hoy alcanza niveles
insólitos. El documento fue realizado por un grupo de técnicos coordinados
por el gurú de la City, Miguel Angel Broda, y el hasta hace poco
candidato a ocupar la titularidad de la AFIP, el frepasista Arnaldo
Bocco, como parte de los trabajos que realiza la Fundación Gobierno
y Sociedad, que dirige el consultor. Las principales conclusiones
son las siguientes: n Pese a que el IVA sigue siendo por lejos el
principal impuesto en la estructura impositiva argentina (reporta
más del 50 por ciento de la recaudación), el monto de recursos evadido
hoy en Ganancias es superior a lo que no se paga en IVA. n El incumplimiento
en Ganancias, que pagan tanto sociedades como personas físicas,
es del 51,2 por ciento de la recaudación potencial, es decir, 9354
millones de pesos al año (8612 millones de empresas y 742 millones
de personas). En IVA, en cambio, es sólo del 27 por ciento, lo que
representa 8100 millones al año. En Bienes Personales, en tanto,
la evasión llegaría al 49 por ciento, unos 1500 millones de pesos.
n Pero lo más impresionante es el salto en la evasión del impuesto
a las Ganancias que deben pagar las empresas. La tasa de incumplimiento
pasó del 48 por ciento a fines del �95 a casi el 57 por ciento el
año pasado. En otros términos: aquel año, la DGI dejó de percibir
de los empresarios 4220 millones de pesos, pero el año pasado perdió
8600 millones. n Una tasa de incumplimiento del 48 por ciento es
de por sí una proporción ridícula: significa que por cada peso que
el contribuyente aporta al fisco se guarda otro peso que también
debería ir a parar al Estado. En los países centrales, esta magnitud
no supera el 15 o 20 por ciento. * Pero si, al menos, Silvani hubiese
logrado el poco ambicioso objetivo de mantener ese elevadísimo porcentaje
de incumplimiento, entonces hoy el Estado estaría cobrando de las
empresas 4393 millones de pesos más. Si hubiese mejorado mínimamente
el panorama, bajando los índices de incumplimiento al nivel de los
dos años previos a su administración, entonces el gobierno contaría
hoy con recaudación adicional por más de 5 mil millones de pesos.
Los 4400 millones de pesos que el ex funcionario del Fondo Monetario
Internacional dejó que se escaparan de la caja del Estado hubieran
modificado sustancialmente la discusión actual sobre el estado crítico
de las cuentas públicas y el ajuste que reclama el establishment
financiero y el propio FMI. Para tener una idea de cuánto, Machinea
dice que sobre el Presupuesto que se debate en el Congreso todavía
hay un agujero de 2000 millones de pesos para alcanzar la meta de
déficit de 4500 millones que fija la Ley de Convertibilidad Fiscal
y el acuerdo con el Fondo para el año próximo. El futuro ministro
de Economía piensa cubrir el bache dándole un último tijeretazo
al gasto público, pero, fundamentalmente, con un paquete tributario
que afectará especialmente a la clase media y baja. Con esos recursos
no sólo se podría haber evitado un nuevo apretón fiscal. Además,
Graciela Fernández Meijide en Acción Social, Juan José Llach en
Educación o Héctor Lombardo en Salud hubieran contado con fondos
suficientes como para producir una verdadera revolución en cada
una de esas áreas, extendiendo notablemente la red de protección
a los más carenciados y atenuando la creciente desigualdad social
(ver cuadro). Machinea dijo que �no� cuando le preguntaron si Silvani
debía continuar. Y el Frepaso defendió hasta último momento la candidatura
de Arnaldo Bocco, quien, a su vez, consiguió el apoyo de un alto
funcionario del FMI para que lo secundara en el puesto (Patricio
Castro). Por qué De la Rúa confirmó a Silvani en la conducción de
la AFIP alentó en los últimos días toda clase de especulaciones
(ver aparte), que incluyen oscuras negociaciones con el menemismo
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Cara
y la peor |
El documento
que manejan en la Alianza destaca también el altísimo costo de funcionamiento
de la AFIP en relación a lo que recauda. La Administración Federal
de Ingresos Públicos cuenta con un presupuesto de mil millones de
pesos al año. El 85 por ciento de dichos fondos se destina al pago
de sueldos a una planta estable de 22 mil empleados, mientras que
el remanente financia gastos corrientes. En base a datos del �98,
resulta que la AFIP gasta 1 peso por cada 51 pesos que recauda.
Obviamente, ese peso es pagado por los propios contribuyentes. Este
precio por cobrar impuestos es uno de los más altos del mundo, y
representa dos veces el costo que asumen las direcciones impositivas
en países latinoamericanos tales como Chile y Brasil: allí, por
cada peso que se gasta en administración impositiva el fisco colecta
102 pesos.
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¿Acuerdo
político? |
José Luis Machinea
tenía su propio candidato para la AFIP y, aseguran sus allegados,
�bajo ningún punto de vista era Silvani�. Tampoco lo quería el Frepaso,
que le disparó con munición gruesa hasta último momento. Sin embargo,
Silvani logró el aval de Fernando de la Rúa para continuar, por
lo menos, seis meses más. Para ello contó con un voto de oro: el
del economista Fernando de Santibañes, hombre de máxima confianza
de De la Rúa y titular del flamante Consejo de Asesores empresarios
que monitoreará a toda la administración pública. Pero la confirmación
de Silvani en su puesto tenía otro promotor todavía más entusiasta:
el presidente Carlos Menem, quien �incluso� llegó a reconocerlo
públicamente. Semejante aval alentó en los últimos días toda clase
de especulaciones. La más grave apuntaba a un acuerdo político entre
De la Rúa y Menem, que concediera impunidad a este último. Como
es sabido, en la AFIP están atesoradas las declaraciones juradas
de impuestos de los últimos años del presidente saliente, las cuales
suscitan sobradas dudas. En especial, porque las declaraciones de
bienes e ingresos realizadas por Menem en la Oficina Nacional de
Etica Pública fueron calificadas en su momento, por lo menos, de
sospechosas. Para tal acuerdo se menciona la participación del actual
titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy y de Enrique �Coti� Nosiglia,
por parte de la Alianza. Anzorreguy está vinculado, a través del
estudio jurídico familiar, a Ricardo Cossio, ex titular de la DGI
y quien mantiene hombres de su confianza en los principales cargos
de la estructura de �La Casa�, como se conoce en la jerga al ente
recaudador. Nosiglia, vecino de country de Santibañes, a su vez,
es el operador político de De la Rúa que más predica la necesidad
de conciliar con el menemismo para lograr acuerdos fundamentales
en las negociaciones por el Presupuesto con legisladores y gobernadores.
Más allá de las especulaciones, ahora, Silvani apuesta a que, pasado
el período de transición, su nombre suene fuerte para ocupar la
titularidad de una AFIP autárquica, y con estabilidad de cargos
asegurada por ley, durante seis años más.
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Impuestos
y desigualdad |
Ahora
que las elecciones pasaron, a nadie parece interesarle demasiado.
Pero la creciente desigualdad en la distribución del ingreso es una
de las herencias más terribles que dejará el menemismo. El documento
del Banco Mundial que publicó días atrás Página/12, junto con otras
tantas investigaciones, muchas de ellas realizadas por economistas
de la Alianza, demuestra que el empeoramiento en la distribución es
una de las causas fundamentales del aumento de la pobreza en los últimos
cuatro años. Esta es una conclusión trascendente. Hasta ahora, una
buena parte de los economistas sostenía que, mientras el producto
creciera, no había motivos para preocuparse por cómo se distribuía.
Roque Fernández fue uno de los que más defendió dicha tesis, cada
vez que este diario difundió datos del INdEC que mostraban una imparable
concentración de la riqueza. �Que los ricos sean cada vez más ricos
no es algo que deba importar, mientras la torta crezca y todos puedan
comer un poco más�, fue el argumento. Sin embargo, las cifras muestran
que cuando la torta se achica los ricos siguen comiendo más a costa
de la clase media y los pobres, mientras que cuando se agranda, los
de abajo apenas se quedan con las migas de lo que engullen los de
arriba. Uno de los instrumentos redistributivos clásicos con que cuenta
toda sociedad es la política fiscal, es decir, el gasto público y
los impuestos que recauda el Estado. Hay quienes prefieren redistribuir
sólo mediante el gasto (en general, los liberales), y quienes dicen
que también puede hacerse mediante una fórmula combinada, cobrando
impuesto a los que más tienen. Se dice que la estructura impositiva
argentina es regresiva, porque se basa en el IVA, que es un impuesto
que pagan por igual un ejecutivo de una multinacional y un obrero
de la construcción cuando hacen sus compras. La Alianza dice que quiere
cambiar esta situación, tendiendo hacia un esquema que priorice Ganancias
o Bienes Personales, que son impuestos que se pagan de acuerdo con
los ingresos o el patrimonio del contribuyente. Sin embargo, semejante
meta suena a utopía si la evasión en los impuestos progresivos que
existen actualmente sigue aumentando. Como ocurrió durante la gestión
de Silvani. |
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