Menemtruchos
La
sonda espacial ha llegado a Marte para investigar si hay agua, pero
además descubrirá una civilización adelantada,
con división del trabajo y especialización profesional.
En la Universidad de Marte, en la carrera de Terraqueología,
una vez se preguntó: ¿Qué deduce de los
signos del documento adjunto?. Prendido al examen, un billete
azul de 15,5 x 6,5 cm, como los billetes usados desde 1991. Los
alumnos resaltaron diferentes rasgos. Uno advirtió: Es
una impresión de calidad, con varias tintas y figuras en
relieve; está numerado 06.118.158; si no es fantasía,
se imprimieron al menos seis millones. El costo de diseño,
papel e impresión excedía los posibles de particulares,
y no podía pagarse con fondos del Estado; la imprenta declarada
es Ciccone Calcográfica, que había recibido del gobierno
de Menem toda la impresión de documentos identificatorios,
desde pasaportes hasta patentes de autos. Otro notó
la mayor presencia del escudo justicialista que la del argentino:
El escudo argentino no está impreso, sino en relieve,
como un fantasma invisible. Era un intento de poner el emblema de
un partido por encima del nacional: debajo de la mención
República Argentina se indica Partido Justicialista Nacional.
Otro advirtió que la única leyenda repetida en ambas
caras dice Un valor que estabilizó el país
y sin fundamentar su asociación puso: las dos primeras
palabras están destacadas, lo que revela el deseo de darle
connotación positiva a la palabra Valor, lo que puede significar
un vínculo con la banda de Valor. Otro dejó
correr su imaginación y puso: Menem viajaba afuera
con frecuencia y entre sus acompañantes no faltaban afectos
a billetes extranjeros que en cada país cambiaban por monedas
y billetes argentinos. En Inglaterra recibían billetes con
la efigie de Elizabeth II, en España billetes con la efigie
de Juan Carlos I. ¿Por qué no Carlos I? Carlos se
entusiasmó, pues crecía en él la idea de ser
el último morador de la construcción que se reproduce
al dorso de su propia efigie. Sólo en países monárquicos
aparece en los billetes la imagen del monarca, a fin de mostrarlos
como alguien que nunca se cambia o renueva, sino hasta el término
de su vida natural. El alumno fundamentaba su respuesta en
los últimos actos de gobierno de Menem, que involucraban
al gobierno siguiente y a muchos más, como si nunca tuviera
que dejar la silla de Rivadavia.
Hacé
la tuya
El
caso Bussi ha hecho aflorar una propensión de los hombres
de Estado: patear el tablero cuando el resultado del juego no es
favorable. O mejor: el apego a la norma cuando ella favorece sus
propósitos; la excepción a la norma por razones
atendibles, cuando su fiel cumplimiento provocaría
resultados indeseables. Si hay un día de este siglo que el
Partido Radical repudia, es el 6 de setiembre de 1930. Sin embargo,
el presidente constitucional derrocado ese día, 25 años
antes y olvidando su propia doctrina de la elección de gobernantes
a través del sufragio, intentó el alzamiento de las
Fuerzas Armadas contra el gobierno constitucional de entonces. De
haber tenido éxito, las interrupciones de los gobiernos constitucionales
habrían comenzado en 1905. Medio siglo después del
fatídico 1930, al caer la dictadura militar, por respeto
a la pureza con que deben sustanciarse los concursos universitarios,
se permitió la impugnación de los cargos docentes,
aun por no interesados directos e incluso de oficio por las autoridades
designadas y no por concurso, sino por el poder político.
Al poco tiempo, todos los cargos disponibles estaban cubiertos,
no por concurso, sino por el hábil dedo de las autoridades
interinas. Como todos saben, fue el premio Nobel Milton Friedman
quien en 1948, en uno de los artículos más importantes
de la teoría monetaria, Marco monetario y fiscal para
la estabilidad económica, propuso regular la oferta
monetaria por una regla inalterable de expansión de su monto
en un 4 por ciento anual, y a la vez suprimir la discrecionalidad
en el manejo de la emisión monetaria. Fundaba su posiciónen
que el manejo discrecional durante la Gran Depresión había
hecho más por desestabilizar la economía que por estabilizarla.
En la Argentina, la masa sigue al hombre fuerte, que manda y no
da explicaciones, y desdeña al que acata la ley y es transparente.
Los ejemplos mayores de cada caso fueron Perón e Illia. El
primero, cuando ya no tenía margen para ambiciones terrestres,
nos enseñó que para ser libres debemos ser esclavos
de la Constitución. En ese marco debería moverse sin
excepciones la economía. Salimos de una época de oscuridad
en los actos de gobierno, de fondos reservados, de gastos nunca
explicados y funcionarios enriquecidos. La estabilidad pide achicar
el déficit fiscal. El camino es mostrar a la sociedad en
qué se gasta cada peso.
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