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Página/12 en Chile Por Pablo Rodríguez Desde Santiago Ricardo Lagos, nuevo presidente de Chile por una diferencia casi inesperada, estaba leyendo tranquilamente su discurso. De pronto, la multitud de 60.000 personas que colmó la Plaza de la Constitución comenzó un grito limpio y claro: Juicio a Pinochet, juicio a Pinochet. Lagos debió retirar la vista de su papel y espetó: Los juicios los hacen los tribunales y haré respetar a los tribunales. E inmediatamente aclaró: El mundo mira a Chile en este instante. Quiero reconocer el gesto de mi adversario que se acercó a felicitarme. Su adversario fue Joaquín Lavín, ex funcionario de la dictadura y relanzador de una derecha que por primera vez le discutió seriamente el gobierno a la Concertación oficialista desde el retorno de la democracia en 1989. Con casi el ciento por ciento de los votos escrutados, Ricardo Lagos obtuvo el 51,32 por ciento de los votos, frente al 48,68 por ciento de Joaquín Lavín y se convirtió así en el tercer presidente consecutivo de la Concertación. Los casi tres puntos de diferencia parecen una enormidad si se tiene en cuenta que en la primera vuelta, el 12 de diciembre, esa distancia a favor de Lagos era apenas del 0,5 por ciento. Quizá por ello, el discurso de Lagos fue pacífico e integrador hasta el extremo. Las primeras palabras de Lagos fueron para Hortensia Tencha Allende, viuda del ex presidente muerto en La Moneda el 11 de setiembre de 1973, representante de la dignidad de Chile. A pesar del triunfo, holgado dadas las circunstancias, el presidente electo de Chile aclaró que la alegría del momento no nos nubla la razón. Quiero que mis compatriotas sepan que seré el presidente de todos los chilenos. Como mensaje a los partidos de la coalición gobernante (la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido Radical y el Partido por la Democracia), el presidente electo dijo que estamos renaciendo como Concertación para seguir sirviendo a Chile y a su pueblo. Y lanzó una mensaje muy claro a la oposición. Hoy estamos todos juntos: los que alcanzamos el triunfo y los que no lo lograron. Les pido a mis adversarios que depongan desconfianzas y rencores. Y a los que me votaron, les pido que toquen la puerta del vecino, que no votaron por nosotros, y le digan Unete a nosotros, trabajemos por Chile. La patria es una sola, explicó. Esta combinación de alegría y prudencia es la que dominó en todas las figuras de la campaña electoral. Eugenio Tironi, encargado principal de la renovación de Lagos como candidato para encarar la segunda vuelta, dijo claramente a Página/12 que estamos muy contentos, pero ahora estamos obligados a refundar la Concertación, con dirigentes jóvenes. Pero otros manifestaron una clara sorpresa. Francamente, yo no esperaba esta diferencia, declaró a este diario Ricardo Núñez, presidente del Partido Socialista. Sin embargo, fuentes del comando de Lagos estaban muy contentas incluso antes del cierre oficial de las mesas, a las 18. Es que la gente se acercó a votar desde muy temprano y muchas mesas ya estaban siendo escrutadas a partir de las 16. Y algunas de esas mesas, donde Lagos había sido derrotado, ahora lo presentaban ganando. No importó la gaffe de Genaro Arriagada el 12 de diciembre, cuando cantó victoria a las 18 y el escrutinio mostró un empate. Vamos a sacar tres puntos de ventaja, dijo una fuente a este diario. Pocos minutos después, con el 50 por ciento de las mesas escrutadas, el subsecretario del Interior Guillermo Pickering confirmaba esta ventaja cuando dio a conocer el primer escrutinio oficial. En el comando de Joaquín Lavín se resistían a creer que las cifras dadas por Pickering fueran definitivas. Cuando el funcionario dio a conocer el segundo informe oficial, a las 19.30 y con más del 80 por ciento de los votos escrutados, los presentes se esforzaban por interpretar que en cadaregión la votación de Lavín estaba creciendo y la de Lagos bajando. En algunos casos era así, pero la tendencia de la Región Metropolitana de Santiago fue descorazonadora para la derecha: allí habían empatado en la primera vuelta, y allí Lagos estaba sacando ahora tres puntos de ventaja. ¿Por qué nadie sonríe? decía una señora con la sonrisa ostentosamente forzada, me da una rabia tremenda. La diputada del partido derechista Renovación Nacional Lily Pérez declaró a este diario que igual estamos muy contentos. Lavín ha introducido un cambio importante. Quedó claro que la gente ahora vota por personas y no por partidos. Y esto es algo que debe entender la Concertación. Pero el desconcierto era más que palpable. En una de las salas principales del comando, había unas 60 personas y no se oía volar una mosca. En el frente del Hotel Crowne Plaza, sede del comando de Lavín, unos diez hombres desmontaban el escenario desde donde el candidato de la derecha iba a hablar a la gente. Finalmente, a las ocho de la noche, el propio Lavín se acercó al comando de Lagos, en el Hotel Carrera, para darle un fuerte abrazo de felicitación al presidente electo frente a todas las cámaras. En todo caso, la Concertación conservó el gobierno, pero en un país nuevo que se dividió en dos. Ahora tenemos una plataforma en común con el gobierno en cuanto a los principales temas de Estado, declaró el presidente de RN, Alberto Cardemil. Habrá que ver cuánto de eso será cierto. Por lo pronto, el ánimo de la Concertación triunfante se podría resumir en un comentario que, apenas conocidos los primeros resultados, hizo una integrante del comando de Lagos en el Hotel Carrera, entre cables y cámaras: Qué susto, ¿eh?.
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