Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
09 ENE 2000








REPORTAJE


“En riesgo país, estamos peor
que Filipinas y Perú”

-“Ahora tenemos que bajar un poco el consumo, adaptar el gasto al nivel de ingresos. .”
-“Hay inversores que están preocupados y preguntan si la Argentina va a devaluar.”
-“Si la suba de la tasa no es muy violenta, deberíamos poder manejarnos bien. Ahora, si la corrección es enorme, nadie podrá escapar.”
-“Las negociaciones con el FMI nunca son fáciles.”
-“Estamos preocupados con la situación de las provincias.”
-Creo que debemos ser más pragmáticos y evaluar las ventajas de abrir el capital del Banco Nación al sector privado.”

Por David Cufré

En la estrategia del equipo económico, Daniel Marx ocupa un papel clave. Como secretario de Financiamiento, es el encargado de “vender” a la Argentina ante los inversores. Y de conseguir este año 17.500 millones de dólares para cubrir vencimientos y el déficit fiscal en un escenario de tasas internacionales en alza. Esta semana estará en Europa para conseguir apoyo político de los principales países del Viejo Continente en la negociación que Argentina encarará con el FMI, que “nunca son fáciles”. En un reportaje con Cash, el funcionario asegura que para disminuir el riesgo país se deben despejar las dudas de devaluación que –revela– aún persisten en no pocos inversores. Dice que, en cuanto al riesgo país, Argentina está “peor que Filipinas y que Perú”. Y no descarta un nuevo ajuste de gastos para limitar el déficit fiscal de este año a 4500 millones. Marx también afirma que, para no sufrir sofocones, “es conveniente no definir reglas de juego que no puedan administrarse”. En otras palabras, no alterar la paz con los mercados.
¿Hasta cuándo durará la emergencia fiscal?
–No existe el día en que se pasa de una situación a otra. Consolidar la solvencia fiscal es una condición necesaria para la reactivación. Si logramos disminuir la percepción del riesgo, el contexto será favorable para que la economía se recupere.
¿La suba de impuestos fue para disminuir la percepción del riesgo?
–La verdad es que nos encontramos con una situación de desequilibrio notable. De haber permanecido, hubiera generado una crisis. Y quienes más pagan las crisis son los que menos tienen. Lo primero era evitar la situación de crisis, donde todo el mundo iba a estar sustancialmente más pobre. Ahora, eso tiene un costo, no podemos ignorarlo. Y el costo se buscó repartir de la manera más equitativa posible, dadas las características de Argentina.
Sin embargo, la reforma tributaria volvió a recaer sobre sectores de ingresos medios y preserva a quienes han obtenido fuertes ganancias, como las privatizadas o al sector financiero. No parece muy equitativo.
–En Argentina no se han gravado las rentas financieras sobre la base de quien las recibe, sino sobre la base de quien las paga. Uno puede argüir que ya se están gravando, de una forma distinta al resto del mundo. No digo que esto sea eficiente, para nada. Sólo digo que el mecanismo existe.
El discurso es similar al del anterior equipo económico.
–Pero hay diferencias en varios aspectos. También hay cuestiones que no podemos ignorar, que corresponden al funcionamiento de las instituciones. No tenemos que confundir continuidad de las instituciones con que se vaya a hacer todo exactamente igual. En la aplicación de políticas puntuales, estamos mostrando diferencias y se van a notar cada vez más.
¿Por ejemplo?
–En todas las áreas. En la parte que me compete, la política financiera apunta a ser previsible y a tratar de que los argentinos tengan las mismas oportunidades que los extranjeros. En la reforma tributaria se buscó repartir la carga. Y en lo que tiene que ver con la competencia en los mercados, habrá una diferencia sustancial. Somos un gobierno muy consciente de que debemos lograr que las fuerzas de la producción se sientan incentivadas por la competencia.
Una interpretación del impacto de la reforma tributaria es que puede acentuar la recesión, al provocar una eventual disminución del consumo. ¿Qué opina?
–Yo diferencio el corto plazo del mediano y largo. Mi visión es que en el ’99 no se hicieron las cosas bien. Se gastó mucho más de lo que se podía. Ahora tenemos que bajar un poco el consumo, adaptar el gasto al nivel de ingresos. Eso en el corto plazo, para evitar una crisis. Pero a partir de ahí podemos crecer con fuerza.
Algunos consultores económicos vaticinan que hacia septiembre será preciso aplicar un nuevo ajuste fiscal. ¿Coincide?
–Me gustaría no coincidir. Creo que las cosas están preparadas para que todo funcione bien. No estoy pensando en que un nuevo ajuste sea deseable, ni en estos momentos debamos creer que vaya a ocurrir. Varios factores ayudan a la reactivación. Están aumentando los precios internacionales de los productos de exportación, Brasil se recupera y hay liquidez en el mundo, a pesar de que también existen nervios.
¿Cuáles son las inquietudes sobre Argentina que le transmiten inversores extranjeros?
–Todavía hay inversores que están preocupados por el tipo de cambio. No por si está sobrevaluado o subvaluado, sino por si la Argentina va a devaluar. Esto hay que reconocerlo. Otra pregunta, de mucha gente informada que sabe que no vamos a devaluar, es cómo funciona la economía con tipo de cambio fijo. Es un tema no muy tratado en los libros de texto, y por eso aparecen muchas preguntas. Vinculada a ésa, surge la pregunta de por qué es alto el índice de deuda de Argentina en relación a sus exportaciones. Y entonces quieren saber cuál es la estrategia de largo plazo de inserción en el mundo.
¿Son muchos los inversores que preguntan por la devaluación?
–Depende del momento. Cuando uno empieza a explicar, advierte que en el mundo no saben tanto cómo funciona la convertibilidad. También hay que reconocer que muchos analistas recomiendan a otros países el régimen monetario argentino. En definitiva, no es tan distinto un país con tipo de cambio fijo que otro con tipo de cambio flexible. En este último caso, es necesario tener una gran flexibilidad para adaptarse a los cambios externos.
¿Un aspecto de la flexibilidad pasa por el régimen laboral?
–Reconozco que es un tema pesado, porque afecta la vida de las personas. Muchos sienten que un régimen más flexible les haría perder derechos adquiridos. Pero si se observan las experiencias de otros países, especialmente en el caso de los jóvenes, se aprecia que es mucho más fácil conseguir trabajo en un mercado menos rígido.
El punto es si efectivamente hay una pérdida de derechos adquiridos.
–Primero aclaro que no tengo nada que ver con la política laboral. Si a quienes están trabajando se les respetan los derechos, y a quienes quieren entrar al mercado se les da la posibilidad de adaptarse a un régimen más flexible, se estarían combinando los dos universos.
¿Cómo puede impactar en la Argentina un aumento de la tasa de interés de Estados Unidos?
–Sería mejor que no se diera, pero es algo que no podemos controlar. Si la corrección no es muy violenta deberíamos poder manejarnos bien. Ahora, si la corrección es enorme, nadie podrá escapar. Aun así, en términos relativos no estaríamos tan mal posicionados.
Rudiger Dornbusch pronosticó que en nueve meses la tasa de Estados Unidos aumentará 150 puntos básicos (1,5 punto porcentual). ¿Esa sería una corrección violenta?
–No tengo elementos para opinar sobre ese pronóstico. Hoy la mayoría de los analistas piensa que va a ser mucho menor. De todos modos, si uno mira para atrás, un aumento de tasas de 150 puntos básicos es fuerte pero no es el fin del mundo. No es un cambio tan violento. Ha habido situaciones mucho peores. Violenta para mí es la repetición moderna de la crisis del ’30.
¿En cuánto puede caer el riesgo país este año?
–En el mediano plazo, digamos entre uno y dos años, me gustaría que el riesgo país de la Argentina fuera similar al de Polonia. Parece un objetivo no muy ambicioso, pero dada la situación de hoy, todavía falta. El spread de Argentina es más o menos de 500 puntos básicos y el de Polonia, la mitad. Argentina hoy está mejor que Brasil y peor que México. Hasta hace pocos meses éramos totalmente comparables a México. Estamos peor que Filipinas y que Perú. Tenemos que trabajar mucho.
La apuesta parece ser generar confianza en los inversores para bajar el riesgo país. ¿Pero esa estrategia no se puede desmoronar con un aumento de la tasa, que, como dijo, es algo incontrolable?
–La apuesta es generar confianza en los propios argentinos. No se trata de hacerle un favor al Señor Mercado. Cuando hablamos de los inversores, nos referimos más que nada al ciudadano común. Una parte importante de los ahorros jubilatorios está en títulos públicos. Además, no existe tal relación automática entre la tasa de Estados Unidos y el riesgo país argentino. Muchos estudios lo demuestran. El spread es a veces función de la tasa estadounidense, pero mucho más es función de la situación de los mercados emergentes en general, y de la situación de Argentina en particular. Por ejemplo, hoy (por el miércoles) subió la tasa de largo plazo de Estados Unidos y bajó el spread de Argentina.

LA NEGOCIACION CON EL FONDO MONETARIO
“Preocupan las provincias”

¿Cómo harán para convencer al FMI de que la economía crecerá 4 por ciento este año, cuando ellos estiman entre el 2 y el 2,5 por ciento?
–Explicándoles en qué nos basamos. Tratamos con personas racionales. Lo que conviene a todos es que las cosas salgan bien. Las diferencias aparecen cuando se plantean las estrategias para que ello ocurra. En ese sentido, las negociaciones nunca son fáciles. Creo que lo principal para Argentina es saber qué es lo que quiere y qué es necesario. Cuando se tiene eso, se les “vende” la solución a los locales, al resto del mundo y al FMI.
¿El tema de mayor discusión será cómo disminuir el déficit fiscal de las provincias?
–Todos estamos preocupados por ese punto. La tarea por delante será acordar con las provincias mecanismos posibles para que logren el equilibrio en sus cuentas.
¿Cuál será la respuesta si el FMI insiste en que se abra el capital del Banco Nación al sector privado?
–No hay una decisión tomada. Creo que no ha habido suficiente debate al respecto. En mi opinión, creo que debemos ser más pragmáticos y evaluar las ventajas que presenta esta alternativa. Hasta ahora, hubo mucha ideología alrededor del tema.

CUAL ES EL PLAN DEL EQUIPO DE MACHINEA
Ganar confianza

El equipo económico sostiene que lograr un fluido acceso a los mercados de capitales es el primer mandamiento para poder crecer. Mientras más dólares ingresen, caerá el riesgo país, las tasas de interés bajarán, las empresas y los particulares tendrán mayor acceso al crédito y, en consecuencia, se impulsará el consumo, la producción y el empleo. Todo el andamiaje del plan se sostiene en este razonamiento. Y de allí se derivan las prácticas. Por eso la preocupación por cerrar la brecha fiscal o el hecho de haber mantenido al margen de la reforma tributaria a las rentas financieras.
El último miércoles, el Gobierno hizo su primera emisión importante, por 778 millones de dólares, y el resultado fue relativamente satisfactorio. La tasa de interés bajó 0,4 por ciento (12,8 por ciento anual) respecto de la última colocación comparable realizada por Miguel Kiguel, el antecesor de Marx en Financiamiento.
A pesar de que los funcionarios de Economía lo presentaron como un éxito, en la intimidad reconocen que esperaban una mejor respuesta del mercado. Sin embargo, comprobaron que la tarea puede ser ingrata, ya que el día de la colocación de los bonos, en el humor de los financistas hizo mella el abrupto bajón que sufrieron los mercados internacionales, opacando el logro político del Gobierno de haber superado los primeros tets en el Parlamento.
La próxima apuesta fuerte del equipo económico en materia de financiamiento es el canje de bonos Brady por otros títulos a emitirse. A través de esa operación, espera obtener una ganancia financiera de nada menos que 1000 millones de dólares.

TRABAJO CON SOURROUILLE, CAVALLO Y CON MACHINEA
“Con Brady ganaba más de
U$S 20 mil dólares mensuales”

Usted formó parte de los equipos económicos de Juan Sourrouille, Domingo Cavallo y, ahora, de José Luis Machinea. ¿Qué semejanzas y qué diferencias aprecia?
–Es difícil compararlos, porque se dieron circunstancias muy distintas en cada momento. Recuerdo que el año ‘87 fue particularmente muy complicado y que el trabajo no era nada sencillo. También se vivió con mucha tensión durante la época del Tequila, pero la situación no parecía tan terminal. Había mucha más conciencia que en los 80 de que se debía reaccionar. Y ahora tampoco es un momento fácil, pero el panorama por delante es más alentador. Y la gente comprende que debemos movernos como lo estamos haciendo.
¿Cómo vive el hecho de haber manejado los mismos temas desde el sector privado, trabajando para Nicholas Brady, y ahora como funcionario público?
–En realidad no eran los mismos temas. Lo que puedo decir es que cada movimiento que uno hace en el sector público tiene mucho más impacto que en el sector privado. Es una responsabilidad distinta. Y que la paga como funcionario es sustancialmente menor a la del sector privado.
¿Cuánto gana ahora y cuánto antes?
–Todavía no cobré. Prefiero esperar hasta saberlo a ciencia cierta. Y en el sector privado no tenía un sueldo fijo, sino que variaba de acuerdo con los resultados.
¿En qué rango, de 10 a 20 mil dólares?
–Dependía mucho de cómo fueran las cosas. Pero cuando salían bien, en un mes se podía ganar mucho más que eso.