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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
05 MARZO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler

¿Cuánto dura el día en este país? Más allá de gobiernos y políticas, dura entre un mínimo de 9 horas 50 minutos (en el solsticio de invierno) y un máximo de 14 horas 29 minutos (en el solsticio de verano). A partir de estos datos astronómicos, si la intención es minimizar el uso de energía aprovechando al máximo la luz diurna, habrá que ajustar los relojes periódicamente (lo ideal, pero impracticable, sería moverlos todos los días, o casi; más exactamente, cada vez que el sol corre su orto o su puesta, dependiendo de qué cosa interese más al político: si la puesta o el orto).
Para tomar una decisión racional, que responda al interés social de ahorrar energía y no al comercial de cobrarla, será preciso considerar los horarios en que se desenvuelven las actividades, ya que aquéllos son indiferentes a la hora oficial: los bancos siguen abriendo a las 10, haga lo que haga Montamat. Sin embargo, los hábitos, las desregulaciones y la flexibilización laboral corrieron y dilataron los horarios en los últimos años, de manera que el reinado de la luz diurna ha venido quedándose cada vez más corto en relación a las actividades económicas.
Discutir el desplazamiento de la hora en un país donde la gente trabajaba ocho horas, los comercios cerraban a las 18 y miles de fábricas, hoy desaparecidas, hacían sonar sus sirenas a las 6 y liberaban a sus obreros a las 14 tenía muchísimo sentido. Pero ahora es diferente. A alguien que trabaje catorce horas diarias, y necesite dos horas más para los viajes de ida y de vuelta, la claridad del día nunca le alcanzará. Saldrá de su casa en la oscuridad y regresará cuando ya haya anochecido.
Como el día promedio dura unas doce horas, el regreso a las jornadas laborales abusivas y la abolición de toda regulación comercial ha convertido a la hora oficial en una sábana corta. Además, la desindustrialización ha hecho que a menos gente le convenga que amanezca más temprano, y la mayoría prefiera retrasar el ocaso. Aunque, a este paso, igual se le hará noche en el trabajo.