Una corriente de optimismo va cubriendo el recinto
Preparados
para empezar a jugar
Los
operadores piensan que si la Fed no aumenta la tasa de corto,
puede precipitarse una racha positiva en la plaza accionaria.
Pasado mañana será el día clave para marcar
el rumbo del mercado.
La
fuerte baja de tasas conseguida por el Gobierno en las últimas
colocaciones de bonos y la feroz competencia desatada por los bancos
en el mercado de créditos hipotecarios, que promete empujar
el despegue de la economía vía crecimiento de la construcción,
no consiguieron entusiasmar a los operadores bursátiles.
Los financistas siguen mirando hacia el norte. En Estados Unidos,
el aumento del petróleo y el leve aumento de las comodities
agropecuarias se reflejaron en el índice de precios mayoristas,
que registró un aumento del 1 por ciento, y en el minorista,
que subió un 0,5 por ciento. Esto podría convencer
a Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, de la necesidad
de elevar en medio punto la tasa de interés de corto plazo
el próximo martes. Y entonces el mercado accionario podría
desplomarse.
Muchos apuestan a que Greenspan no va a considerar la inflación
en términos absolutos, porque los últimos índices
están fuertemente influidos por el precio del petróleo.
La verdad se sabrá la semana próxima. Mientras tanto,
algunos de los que apostaron fuerte en el Nasdaq, el panel que agrupa
a las empresas tecnológicas, están comenzando a retirar
sus fichas lentamente, por temor a una caída estrepitosa.
La mayoría de esos papeles alcanzaron precios que surgen
de multiplicar la ganancia de un año por 300. Demasiado hasta
para los más optimistas. La liquidez surgida de esas ventas
fue a parar al alicaído panel de empresas industriales, el
Dow Jones, que el jueves batió el record histórico
de aumento diario en puntos, casi 500 en una jornada. Estas idas
y vueltas son leídas por algunos analistas como la volatilidad
que precede a una fuerte baja.
Aunque aún no se refleja en los precios de las acciones,
en la city hay una coincidencia general de que la reactivación
de la economía ya está en camino. Los financistas
aseguran que el hecho de que el Estado haya financiado sus necesidades
de los próximos seis meses a tasas decrecientes despejó
el camino para que los privados vuelvan al mercado de capitales.
La liquidez disparará la reactivación, sostienen.
Y ponen como ejemplo la rápida reacción de los bancos,
que salieron a captar clientes para créditos hipotecarios
con mayores plazos y menores tasas a la vez. El interés que
mostraron los consumidores en la semana (más de 70.000 consultas
telefónicas en cinco días) hace presumir que en los
próximos meses podría darse un rápido despegue
de la construcción, un sector que suele tener un efecto multiplicador
sobre el resto de la economía.
¿Si son tan optimistas, por qué no están apostando
fuerte en el recinto bursátil? Quizá comiencen a hacerlo
a mediados de la semana próxima. Por ahora, quieren esperar
a ver cuál será la decisión que finalmente
tome la Reserva Federal con respecto a la tasa de interés.
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