Juan
Mario Jorrat, experto en recesiones, analiza como se sale de esta
La
recuperación viene demasiado lenta
La
caída de la masa salarial y el impuestazo se traduce en
el derrumbe de las ventas minoristas. Gracias a la baja de costos,
las exportaciones toman envión, pero el mercado interno
languidece.
Por Maximiliano Montenegro
La
salida de la reactivación viene prendida con alfileres.
Las exportaciones crecen, y mucho, lo que motiva el festejo de
los Machinea boys. Pero representan una pequeña porción
de la economía, alrededor del 9 por ciento del producto
bruto. En cambio, el consumo de las familias sigue encogiéndose
porque entre febrero de este año e igual mes del año
pasado se destruyeron cien mil puestos de trabajo en la economía
formal, los salarios siguen en el tobogán y, por si fuera
poco, el Gobierno parió un impuestazo. Los números
cierran: la caída de la masa salarial desde julio pasado
(6 por ciento) es idéntica al derrumbe en las ventas minoristas.
El ajuste salarial, a su vez, es reducción de costos para
las exportaciones, que toman así envión, mientras
que el mercado interno languidece.
Ese cóctel, dulce para algunos economistas, es amargo para
el conjunto de la población. Así, mientras las cifras
de producción industrial donde los sectores de bienes
intermedios de exportación pesan más del 50 por
ciento confirman que la recuperación sigue, muy lentamente,
su marcha, para las familias la recesión continúa.
Cada vez consumen menos, ajuste que, con diferente intensidad,
hoy contempla desde los sectores bajos hasta la clase media alta,
pasando por una clase media empobrecida.
Juan Mario Jorrat, investigador de la Universidad de Tucumán,
es uno de los pocos expertos que aplica en el país una
serie de indicadores, muy utilizados en Estados Unidos, para medir
la marcha de la actividad económica en su conjunto y anticipar
lo que vendrá en los próximos seis meses. En este
reportaje con Cash, Jorrat explica que el escape de la recesión
viene a paso de tortuga, tal es así que es más lenta
que la salida del tequilazo. Recién en septiembre dice,
la Argentina producirá lo mismo que en abril de 1998, cuando
empezó el derrumbe. Pero como el diminuto motor de las
exportaciones empuja poco en términos de empleo
al resto de la economía, en el mejor de los casos, recién
el año próximo las familias podrán empezar
a consumir como antes de la recesión.
¿Hay peligro de que se frene la reactivación
a causa del impuestazo?
El estado general de la economía mostró una
desaceleración importante a principios de año. El
efecto de los impuestos recién ahora se empieza a sentir.
Pero sí parecen haber influido en las expectativas, porque
la gente habría restringido bastante su consumo previendo
tener que pagar más impuestos. El otro tema preocupante
es que las importaciones de bienes de capital han caído
mucho. Se está invirtiendo menos y ésta es una señal
peligrosa.
¿Qué pasó?
La economía empezó a recuperarse en julio
del año pasado. Desde entonces venía creciendo,
y se desaceleró en enero. El índice coincidente,
que mide el estado de la economía en general, está
compuesto por PBI, producción industrial, actividad en
la construcción, importaciones, salarios reales y recaudación
del IVA, como aproximación del consumo. En enero, este
índice cayó del 5 al 3,8 por ciento, con lo cual
está levemente por debajo de la tasa de crecimiento de
largo plazo de la economía. Esto significa que la recuperación
continúa, pero demasiado lenta.
¿Cómo viene la salida de la recesión
en relación con otras recuperaciones anteriores?
Esta salida es más lenta que durante la expansión
posterior a la recesión del tequila, y mucho más
lenta si se compara con las seis recuperaciones anteriores ocurridas
desde principios de los años 70. El producto interno
está creciendo a una tasa anual de 2,5 por ciento, cuando
durante las recuperaciones anteriores crecía arriba del
7 por ciento anualizado. Llama la atención que el índice
de producción industrial de FIEL y el estimador industrial
del Indec estén creciendo fuerte, pero en estos indicadores
más del 50 por ciento está representado por industrias
productoras de bienes intermedios exportables. La construcción
está comportándose, más o menos, como en
las otras expansiones. Lo diferente es que las importaciones y
el IVA, dos indicadores que reflejan la situacióndel mercado
interno, están disminuyendo. Por ejemplo, el IVA está
cayendo a razón del 5 por ciento, cuando en las expansiones
de la década del 80 aumentaba al 14 por ciento, y
en la postequila al 2 por ciento.
Aun suponiendo que parte de la culpa puede estar en la incapacidad
de Carlos Silvani (titular de la AFIP) para recaudar, ¿ésta
sería una buena pista para concluir que no hay ninguna
señal de reactivación del consumo?
Exacto. Aunque no las incluimos en el índice coincidente,
porque todavía es una serie muy corta, estamos monitoreando
las ventas minoristas. Las cifras muestran que vienen cayendo
un 6 por ciento desde julio del año pasado. La demanda
de servicios públicos, a su vez, está planchada.
En cambio, las exportaciones están creciendo tres veces
más rápido que en la recuperación postequila,
y seis veces más rápido que en las anteriores. Es
evidente que esta vez la demanda interna no es el motor del crecimiento
sino las exportaciones. En un contexto internacional en el que
no se avizoran shocks inmediatos sino un leve repunte del precio
de las commoties, esto puede ser una buena señal. Pero
habrá que ver si las exportaciones aumentan de manera diversificada
o siguen dependiendo de Brasil.
¿Visto desde el lado de la demanda interna, cuándo
la gente podrá empezar a percibir la recuperación
del consumo?
Recién en septiembre la economía estaría
alcanzando el nivel de actividad máximo previo a la recesión,
que se tocó en abril de 1998.
¿O sea que a partir de mayo del 98 nos caímos
en un pozo, del cual recién vamos a asomar la cabeza en
septiembre?
Así es.
¿Qué pasaba con el ingreso disponible de los
trabajadores antes del impuestazo?
El ingreso disponible de los trabajadores del sector industrial
ha caído 6 por ciento desde julio del año pasado,
cuando empezó la recuperación. Esta es otra diferencia
con lo que sucedió después del tequila: en esa recuperación,
la masa salarial real se mantuvo estancada. En expansiones anteriores,
el ingreso disponible de los trabajadores aumentaba alrededor
del 10 por ciento.
Ahora, si el ingreso disponible siguió cayendo durante
la recuperación, debe haberse derrumbado durante la recesión.
Sin duda, el ajuste en la recesión debe haber sido
importante. Pero este indicador no solo refleja la baja de salarios
sino la reducción del empleo.
¿Cuál es la estimación de crecimiento
para todo el año?
Alrededor del 3 por ciento. Es decir que este año
se va a crecer un poco menos de lo que se cayó el año
pasado.
¿Con esta previsión, qué pasaría
con el desempleo?
Teniendo en cuenta como viene aumentando el promedio de
horas ocupadas, yo creo que la desocupación va a caer.
Pero no mucho, no más de 2 puntos.