Auto
de fe
Converso.
Denominación de los judíos de España que adoptaron
la religión cristiana después de graves persecuciones
a fines del siglo XIV y comienzos del XV (britannia.com, versión
en Internet de la Enciclopedia Británica).
Marrano. Término
oprobioso utilizado para denigrar a los nuevos cristianos de España
y Portugal (Encyclopaedia Judaica, volumen 11). Designa a los judíos
que, convertidos por la fuerza al cristianismo, siguen practicando
su religión en secreto (La Memoria de Abraham, Marek Halter).
Para la Santa
Inquisición los descendientes de moros y judíos tenían
sangre impura y tenían que sufrir mucho. El inquisidor general,
Tomás de Torquemada, de familia de conversos, fue el impulsor
de la campaña contra los herejes. En 1492 persuadió
a la monarquía de expulsar a todos los judíos que
rechazaban el bautismo. Quería destruir las creencias religiosas
distintas de la fe cristiana. Los que insistían en practicar
su fe estaban sometidos a interrogatorios y a veces a torturas por
parte de la Inquisición. Después que el acusado confesaba
sus pecados, continuaba con el auto de fe que, en muchos
casos, era público. La Inquisición usaba esos autos
de fe para fortalecer su poder sobre la gente y para infundir el
peligro de cometer una herejía.
José Luis Machinea se preparó para dar su definitivo
auto de fe a la ortodoxia económica. Sus pecados
del 89 ya fueron confesados. Las muestras de su conversión,
de todos modos, parecería que no han sido suficientes para
el Torquemada mercado y sus economistas. Una reforma laboral formalizando
prácticas de flexibilización de las condiciones de
trabajo; un pacto de distribución de fondos con las provincias
que impuso topes a las transferencias de recursos; planes de fuerte
recorte de las finanzas provinciales; un acuerdo con el FMI inédito,
puesto que debe ser el primero que firma Argentina sin pedir nada
a cambio del ajuste y las reformas propuestas; un presupuesto con
una poda importante del gasto público. Las iniciativas con
aroma de progresismo fueron directamente archivadas, como la de
aplicar un impuesto a las Ganancias extraordinarias de las privatizadas
o la de gravar la renta financiera. Incluso las que todavía
dice sostener, como la de buscar mayor transparencia en mercados
monopólicos o la de conseguir rebajas de tarifas de las privatizadas
para mejorar la competitividad de la economía o la de un
paquete de estímulo a la industria, son tan tibias que apenas
calientan.
Llegó la hora de la exhibición amplia del abrazo a
la nueva fe. Aplicar el ajuste más ortodoxo posible, con
una exuberante poda del gasto que implica eliminación y fusión
de organismos públicos, recorte de salarios y reducción
de personal. También el impulso de la desregulación
de las obras sociales, abriendo ese nicho del mercado de la salud
a las empresas de medicina prepaga, y una reforma del régimen
previsional, con la elevación de la jubilación de
la mujer a 65 años y la restricción en la percepción
de la Prestación Básica Universal. ¿Será
suficiente para la Inquisición?
De todos modos, la conversión del judío no le garantizaba
a éste que sus problemas desaparecieran inmediatamente. Después
de la conversión, era ignorante de su religión nueva.
Necesitaron aprender un modo de vida totalmente diferente. Muchos
de esos judíos quedaron practicando su propia fe en secreto
y así su vida era muy complicada. Incluso muchos de los conversos
que trataron de integrarse como nuevos cristianos fueron igualmente
marginados sin poder ganarse la confianza de los otros.
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