Para
los financistas, el ajuste siempre es poco
Los insaciables
La
city siempre pide más. En los hechos, los operadores actúan
de avanzada de presión del establishment sobre los gobiernos
de turno para condicionar la orientación de la política
económica.
La lista es de
nunca acabar. Los reclamos de la city se suceden uno tras otro.
Los financistas no tienen autocrítica. No importa si viejos
pedidos, que en su momento eran presentados como recetas mágicas,
hayan sido instrumentados sin éxito. Siempre van por más.
Desde que asumió en el Palacio de Hacienda, José Luis
Machinea volvió, como hace una década, a sentir la
presión de la city. Los operadores son insaciables.
El siguiente es un repaso de las iniciativas aprobadas sólo
en el último año, y que formaban parte del rosario
de reclamos de los financistas:
n Sanción en el Congreso de la ley de Convertibilidad Fiscal,
por la cual se estableció un techo al déficit fiscal
para este año, el 2001; 2002; llegando al equilibrio en el
2003.
n Aprobación de la reforma laboral, incluida en las metas
cualitativas firmadas con el Fondo Monetario.
n Fuerte recorte de gastos en la administración central.
n Planes de ajuste en el déficit fiscal de las provincias.
n Sobre la base de estas medidas se rubricó un acuerdo con
el Fondo que, a la vez, posibilitó que la Argentina cuente
con un crédito contingente por unos 5 mil millones de dólares.
Sin embargo, los financistas manifiestan una profunda insatisfacción.
En los hechos, ese malhumor no se debe exclusivamente a reclamos
sobre reformas estructurales. Lo que pasa es que los activos argentinos
no seducen. Una anécdota de la semana pasada en Wall Street
refleja ese desinterés. Un importante banco de inversión
estadounidense organizó una encuesta informal entre sus clientes
con la siguiente pregunta: ¿En qué países
de América latina piensan invertir en el corto plazo?.
Brasil y México fueron las opciones más elegidas.
Un 5 por ciento de los asistentes se inclinó por Chile. Otro
porcentaje similar no contestó o dijo no saber. Ninguno eligió
a la Argentina. La otra pregunta se refería a cuál
era la distribución de sus inversiones en la región.
Las respuestas fueron coincidentes: ninguno de los brokers estaba
apostando a papeles argentinos.
Para intentar que el foco de esos inversores se pose sobre la plaza
local, Machinea atiende cada uno de sus reclamos. Apuesta sus fichas
a conseguir el apoyo de los financistas para así abrir las
puertas a un descenso del riesgo-país. De ese modo, los capitales
estarían tentados a probar suerte en Buenos Aires, lo que
precipitaría el demorado círculo virtuoso de la economía.
Pero esa estrategia todavía no ha tenido resultado favorable.
Y en la city están impacientes. Los financistas, entonces,
piden un ajuste sobre el ajuste. Y más. Son insaciables.
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