El
informante
Por
Maximiliano Montenegro
El
informante es el título de un artículo absolutamente
inusual publicado en la revista norteamericana New Republic por
Joseph Stiglitz, jefe de asesores económicos de Bill Clinton
(entre 1993 y 1997), y vicepresidente del Banco Mundial (entre
1997 y noviembre de 1999). Allí, Stiglitz, un economista
de alrededor de 50 años que por sus estudios académicos
está en carrera para ganar un Premio Nobel, narra, con
crudeza, cómo vivió desde adentro los
desmanejos de los funcionarios del Fondo Monetario Internacional
a la hora de imponer recetas equivocadas en los países
subdesarrollados. Cash consultó a diez informantes
que, como en la reciente película protagonizada por
Russell Crowe, prefirieron mantener su identidad bajo reserva
para que contarán lo que vivieron desde adentro y nunca
revelaron de las negociaciones entre el FMI y el gobierno argentino
(ver aparte). Muchos de los testimonios confirman los dichos del
Informante que escandalizó a Washington. Justo desde el
jueves está en el país la misión
que, comandada por la italiana Teresa Ter Minassian, deberá
examinar si las cuentas fiscales, después del nuevo ajuste
anunciado por José Luis Machinea, cierran en línea
con lo pautado por el organismo.
Stiglitz dijo lo siguiente:
n Al FMI le gusta manejar sus negocios sin que nadie haga
demasiadas preguntas. En teoría, el Fondo sostiene instituciones
democráticas en los países que asiste. En la práctica,
menoscaba las instituciones democráticas imponiendo sus
políticas.
n Oficialmente, por supuesto, el FMI no `impone nada.
`Negocia las condiciones para recibir la ayuda. Pero todo
el poder en las negociaciones está de un solo lado el
FMI y el Fondo rara vez da espacio suficiente como para
construir un consenso o incluso extender la discusión a
los Parlamentos y a la sociedad.
n Cuando el FMI decide asistir a un país, despacha
una misión de economistas. A estos economistas
frecuentemente les falta experiencia sobre el país en cuestión;
y son más propensos a tener información de primera
mano de los hoteles cinco estrellas donde se hospedan que de la
situación en las ciudades del país.
n Trabajan duro, examinando números hasta bien entrada
la noche. Pero el objetivo es imposible. En un lapso de días
o, como mucho, semanas, deben enfrentar el subdesarrollo con un
programa coherente y sensible a las necesidades del país.
n Los críticos acusan a la institución de
aplicar la misma receta en cualquier país y tienen razón.
Es sabido de equipos de país que preparaban sus informes
sobre el país que iban a examinar antes de visitarlo. Escuché
historias sobre un desafortunado incidente cuando los integrantes
de uno de estos equipos copiaron una extensa parte del texto de
un Country Report (Informe de país), transfiriéndola
entera a otro. Si hubieran salido con la suya, salvo porque la
función `búsqueda y reemplazo del procesador
de texto Word no funcionaba adecuadamente, quedando el nombre
del país original en algunas partes del segundo informe.
n Los expertos del FMI se creen más brillantes, mejor
educados y menos influidos políticamente que los economistas
de los países a los que asisten. De hecho, los líderes
económicos de aquellos países son bastante buenos
en muchos casos más brillantes y mejor educados que
el staff del FMI, que frecuentemente está integrado por
economistas de tercera egresados de universidades de primera.
(Créanme: he enseñado en Oxford, MIT, Stanford,
Yale y Princenton, y el FMI casi nunca logró reclutar a
mis mejores estudiantes.)
n Los críticos dicen que los `remedios del
FMI usualmente empeoran las cosas, transformando las caídas
del nivel de actividad en recesiones y las recesiones en depresiones.
Y tienen un punto allí.
n En línea con las críticas planteadas por economistas
como Paul Krugman, de MIT, y Jeffrey Sachs, de Harvard, Stiglitz
explica que desde la crisisde Tailandia en julio de 1997 el FMI
impuso a los países del sudeste asiático políticas
de ajuste fiscal y suba de las tasas de interés con la
idea de restaurar la confianza de los inversores.
Sin embargo, el problema no era un gobierno imprudente;
el problema era un sector privado imprudente no sólo
los banqueros sino también los prestatarios que apostó
a inflar la burbuja del negocio inmobiliario.
n Así, según Stiglitz, el ajuste de gastos del Gobierno
y la señal de crisis que enviaba el propio FMI exigiendo
suba de las tasas de interés terminaron profundizando las
quiebras y la recesión.
n Cuando la crisis se expandió hasta Indonesia, me
preocupé aún más, recuerda Stiglitz.
Y dispara contra la ceguera del FMI al evaluar las consecuencias
sociales y políticas de sus recetas. Afirma que advirtió
que la política de ajuste en ese país podía
desembocar en un estallido social. * El informante
dice que reclamó un cambio de política, como vicepresidente
del Banco Mundial que aportaba créditos a la región,
al economista Stanley Fischer, número dos del Fondo Monetario,
quien desde hace años, como hombre de confianza del Tesoro
norteamericano, es el poder detrás del trono en el organismo.
Pero asegura que fue imposible cambiar las mentes
en el FMI. Y el estallido social en Indonesia llegó. Para
Stiglitz, la catástrofe posterior de Rusia comparte
elementos claves con el colapso en el sudeste asiático.
n Superada la guerra fría... la política económica
es hoy, tal vez, el mecanismo más importante de interacción
entre Estados Unidos y el resto del mundo. Y todavía la
cultura de una política económica de alcance internacional
en la democracia más poderosa del mundo no es democrática.
Las revelaciones de Joe como denominan al ex
niño mimado de Washington provocaron un verdadero
terremoto, que estremeció a los disciplinados soldados
que trabajan en las dos grandes moles de oficinas una correspondiente
al Fondo y la otra al Banco Mundial que se elevan enfrentadas
sobre la calle 19. Sin embargo, los descargos quedaron en manos
del mediático profesor del MIT, Rudi Dornbusch, un todo
terreno a la hora de asumir la defensa de los argumentos pro-establishment.
Así, exaltó la capacidad técnica de los economistas
del FMI, y caracterizó a Stiglitz como un economista teórico
que está en la lista corta de candidatos al
Nobel, pero que no tiene la más remota
idea de cómo funcionan las claves de la estabilización
macroeconómica en la realidad. Cuando el FMI
llega a un país, ése no es momento para ideas lindas.
Son necesarias medidas drásticas para frenar la hemorragia,
el colapso cambiario y la crisis, escribió Dornbusch.
En tanto, apelando a una metáfora médica como
suelen hacer los defensores de las prescripciones de Washington
remató: Hoy, ningún ministro de Economía
optaría por la Clínica Stiglitz de Medicina Alternativa;
están esperando que la ambulancia los lleve rápido
al FMI. Y, cuando llegan, los mercados empiezan a recobrar confianza
muy rápido y a partir de allí hay un corto escalón
hacia la normalidad. Un médico que sabe tranquilizar
a los pacientes.
Teresa
con custodio, pero no le importa la crisis.
¡Avanti
morocha!
|
¿La
misión del FMI que está en Buenos Aires tiene
en cuenta debido al último
ajuste la situación social y política que está
muy caliente?, le preguntó este diario a una alta fuente
del organismo en Washington.
Usted sabe qué se dice acá que significa
IMF (siglas de, en inglés, International Monetary Fund).
Nosotros decimos que significan Its mostly fiscal
(Es más que todo fiscal). Al FMI le interesan que se
cumplan las metas (fiscales). Cómo hacerlo es un decisión
política en la que el Fondo no interviene. La misión
va a evaluar si se cumplen o no las metas, nada más.
El diálogo es ilustrativo del lugar que ocupa la política
en la receta del Fondo. Pero, aunque no quiera verla, Teresa
Ter Minassian la cincuentiañera morocha
de tez blanca que para un funcionario de la Alianza es
demasiado fría para ser tana ya sintió
en carne propia la realidad social y política que se
vive en Argentina. Por primera vez, la jefa de la misión
fondomonetarista circula por Buenos Aires con guardaespaldas.
Hace más de 20 años funcionaria del organismo,
es una de las mujeres que más alto llegó en
el organismo. Su único jefe para la región es
el mendocino Claudio Loser, y a Argentina llegó secundada
por el chileno Tomás Reichman. Pero es ella quien decide:
n Siempre había que aprovechar el momento en
que estábamos con Reichman, para sacarle un medio sí.
Y mostrárselo después a Teresa. Pero la que
llevaba los pantalones era ella. Eran verdaderas partidas
de poker, admite un ex funcionario menemista que la
padeció. Nunca vi algo que aprobara ella, que
luego fuera rebotado en Washington, agrega.
En el Fondo, los temas personales se manejan muy reservadamente.
Se trata que las relaciones sean impersonales. Esto es muy
jerárquico, somos sólo soldados, dijo
el oficial del FMI excusándose de aportar otros datos
sobre de Ter Minassian. Sin embargo, hay impresiones que sirven
para humanizarla:
n Un ministro de la Alianza opinó así sobre
ella: Es muy mujer muy rara. Se viste a veces con tules,
y con trajecitos que parecen de fiesta, distintos de la vestimenta
habitual de las funcionarias del Fondo que usan traje sastre.
Dice que se cose sus propia ropa. Tiene un tono muy suave
e inalterable, aunque esté diciendo las cosas más
terribles. Tiene una piel como si nunca hubiera tomado sol
ni aire. Y un pelo muy finito que a veces se le infla todo
en el medio de una negociación. |
En Washington,
leen la Biblia y hacen caridad
En el Fondo eran buenos
|
Paciencia,
tacto y espíritu de lucha les recomiendan en
Washington a los integrantes de la misión que está
en Argentina. En la página web del FMI, en área
de oportunidades de empleo se pueden encontrar
facetas hasta poco conocidas del organismo, a la hora de explicarles
a los aspirantes las características de la institución.
Así, se describe:
n La misión: uno de los aspectos más interesantes
son las misiones a países, integradas por un equipo
de cuatro o cinco economistas, se dice. Y se agregan
las cualidades imprescindibles para cumplir la misión:
Una mente analítica, una sólida formación
cuantitativa, buen trabajo en equipo, paciencia, tacto y espíritu
de lucha.
n Deporte y Biblia: El FMI organiza una varidad de actividades
sociales, deportivas, de voluntariado, y religiosas
para sus funcionarios. La lista va desde un club de
jazz y de lectura de la Biblia en español hasta tornes
de pezca, sky y fútbol (soccer). Estas actividades
se dice son necesarias para recargar baterías
porque el trabajo suele ser muy intensivo y puede causar
problemas en la vida privada, especialmente después
de una misión.
n Caridad: En el Fondo son buenos. Algunos miembros
del staff utilizan parte de su tiempo en proyectos de ayuda
para la comunidad local de Washington. Este grupo de voluntarios
se llama Involucrarse. Y ha participado en la reparación
de casas de familias pobres y la ayuda a chicos con dificultades
de aprendizaje, entre otros proyectos.
n Sindicato: Aunque usted no lo crea, lo tiene. Lo llaman
Staff Asociation, y sirve para representar los
intereses del staff (funcionarios y técnicos) frente
al Directorio. El año pasado, mediante un informe interno,
se quejaron por trabajar demasiadas horas, sin cobrar extras. |
LAS
CONFESIONES DE LOS ARGENTINOS QUE PADECIERON A TERESA
Es
una relación casi de sumisión
Lo
que sigue son algunos de los testimonios recogidos por Cash de
diez personas que estuvieron en los últimos años
en contacto con funcionarios del FMI o el Banco Mundial. A partir
de estas fuentes, además, se reconstruyeron situaciones
hasta hoy desconocidas. Como ser, que el gobierno argentino se
enteró de la devaluación del real brasileño
por una llamada desde Washington.
Un
funcionario del actual equipo de Machinea dijo que había
participado una única vez, como funcionario
de un organismo internacional con sede en Washington, y que nunca
más volvió a hacerlo. La razón: lo amargó
el tono de la negociación. Es marcar una receta y
que el diálogo con el otro no signifique nada. La misión
le pide al país una relación casi de sumisión.
Es como hacerlos firmar una carta de adhesión, confesó,
en tren de sincerarse, aunque luego negó que esto estuviera
ocurriendo hoy con la relación entre el FMI y Argentina.
El
13 de enero de 1999, a las nueve de la mañana entró
Julie, la secretaria de Roque Fernández hoy lo es
de Machinea al despacho de su jefe y le anunció que
Stanley Fischer, el número dos del FMI, estaba en la línea.
Roque atendió: Hi Stan, lo saludó con
el mismo trato cordial e informal que suele utilizar Machinea
con el funcionario de origen norteamericano. A los pocos segundos,
sin embargo, con una mano se tapó la boca y su rostro asumió
una expresión de terror. Fisher le acababa de avisar que
Brasil había dejado liberado el tipo de cambio, con lo
que iniciaba la devaluación del real. El número
dos del FMI había sido informado por Pedro Malán,
ministro de Hacienda brasileño, unos minutos antes, cuando
todavía los mercados no habían abierto. Roque, que
el día anterior había recibido la promesa de Malán
de que no devaluaría, se comunicó entonces con Menem,
que jugaba relajado al golf. Recién al día siguiente,
Malán se comunicó con Roque para explicarle la situación.
Gracias a Washington Roque se enteró, minutos antes de
escucharlo en la radio, que Brasil, el socio mayor del Mercosur,
iba a devaluar.
Fue
a principios del año pasado. El aire, en una de las salas
de negociación del edificio del Fondo Monetario en la calle
19, en pleno centro de Washington, se cortaba con un navaja. El
beto se cayó, leyó Miguel Kiguel, ex subsecretario
de Finanzas, en un papelito acercado por una asistente, en medio
de una dura discusión con el equipo de funcionarios fondomonetaristas
liderado por Teresa Ter Minassian. Se lo pasó inmediatamente
a Roque Fernández, que lo miró con la misma sorpresa
que su subordinado. La desesperación cundió en el
equipo de argentinos: nadie sabía quién era El
beto, que había caído en desgracia, y en medio
de un tira y afloje con Teresa eso podía costar horas y
hasta días en la negociación. Un colaborador se
comunicó entonces urgente con Buenos Aires, y los argentinos
no tuvieron más remedio que tomarse con humor la mala noticia:
el veto de una ley que aumentaría el gasto
público, y que el Fondo exigía, ya no era posible.
A Teresa no le hizo gracia. Sigan intentando, ese veto era
parte del acuerdo, se limitó a decir, sin sobresaltarse.
Dos
ex secretarios de Estado, integrantes del equipo de Roque Fernández,
hablaron del novio brasileño de Ter Minassian,
quien es jefa de las misiones no sólo a Argentina sino
también a Brasil. Lo iba a visitar desde Washington.
Por eso se lleva tan bien con Brasil, siempre había favoritismo.
En el equipo comentábamos que eso explicó el vuelco
en la relación con Brasil, el acuerdo del año pasado,
y que a nosotros nos tirara permanentemente abajo, coincidieron
las fuentes. Un importante oficial del FMI en Washington desmintió
a Cash la historia del novio brasileño de Teresa, quien
dijo tiene una familia constituida en Washington.
Sea como fuere, el comentario es representativo de hasta dóndellegaba
el desconcierto de los negociadores argentinos cada vez que se
enfrentaban a la inflexible Teresa, quien aunque apoya la Convertibilidad
como el resto del staff del FMI exige cumplir, a un
ritmo más estricto que Brasil, con asignaturas tales como
la flexibilización laboral-salarial o el ajuste fiscal.
El
error de Teresa siempre fue pedir más ajuste fiscal del
que se podía. Esa es la historia del incumplimiento de
la Argentina en los últimos años. Pedir 400 millones
más no cambiaba la macro argentina, pero hacía que
las metas después no se pudieran cumplir, contó
otro ex negociador. Y trasladó el ejemplo a la actualidad:
Tener que aumentar el adelanto de Ganancias de las empresas
en junio son las típicas apretadas del Fondo, que habría
que cambiar. ¿Qué le cambia al FMI esos 300 millones
de ganancias, que dan sensación de crisis, deterioran la
imagen del país y ponen a todas empresas recalientes? Colocar
300 millones de deuda no es nada. Lo hacen para que sientas la
restricción, que estás ahorcado. Pero el mercado
es muy sensible y quedar fuera del cumplimiento por algo así
puede crear una crisis innecesaria.
Eran
las seis de la tarde y Teresa no cedía. No podíamos
llegar. Siempre discutiendo una estupidez: serían 200 millones
de diferencia en el déficit. Me voy a ver al jefe
de Gabinete y cuando vuelvo cerramos, nos dijo Teresa. Sabíamos
que a las cinco de la mañana del día siguiente se
iba a pescar truchas al sur, con su hijo. Entonces pensamos que
estaba obligada a cerrar y que íbamos a ganar. Pero volvió
a las 9. Y decidió dejar en suspenso las cosas una semana
más. Nos queríamos matar, narró otro
informante.
Siempre
me sorprendió el uso del lenguaje en el Fondo. Para ellos,
tener coraje siempre significó hacer el ajuste,
sin considerar a los políticos. También me impresionó
cómo reaccionaban algunos funcionarios argentinos al ser
alabados por el FMI. Como el pibe de barrio, que recibe un premio,
los he visto reaccionar con lágrimas en los ojos,
dijo un funcionario de la Alianza, que conoce a la perfección
el mundillo de Washington.