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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
11 JUNIO 2000









¿Quién gana?

Por Roberto Navarro

No fue casual que la desregulación de obras sociales haya sido anunciada por el ministro de Economía. El mensaje era para el establishment local y los inversores internacionales, más que para los trabajadores. Y también para cumplir con uno de los reclamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario, organismos que tienen su receta de salud para los países subdesarrollados: abrir ese mercado a capitales privados y terminar con el régimen de aportes solidarios. Los especialistas coinciden en que las obras sociales están al borde del abismo. La desocupación, el trabajo en negro, la rebaja de los aportes patronales, el aumento de los costos de salud y el mal manejo de los fondos por parte de los sindicatos desfinanciaron al 95 por ciento de las entidades gremiales. Pero la solución planteada por el Gobierno no conformó a nadie. Cash consultó a todos los sectores. La pregunta fue: ¿la reforma favorece a los trabajadores? Los sanitaristas independientes y de la misma Alianza afirmaron que el programa propuesto ahondará la desigual distribución del ingreso. Los representantes de las prepagas sostuvieron que, en las condiciones establecidas en el decreto, es imposible brindar un seguro de salud. Para los sindicalistas, los privados sólo atenderán a los que ganan más. Obviamente, solamente el ministro de Salud, Héctor Lombardo, y el superintendente, Rubén Cano, aseguraron que los trabajadores se verán beneficiados porque podrán elegir el mejor seguro de salud, entre prepagas y obras sociales.
El sistema de salud en Argentina está en estado desesperante: el 50 por ciento de la población no tiene seguro de salud, ni social ni privado; se atiende en hospitales públicos provinciales y municipales, que operan con presupuestos paupérrimos, y dan turnos para consultorios, análisis clínicos y hasta para intervenciones quirúrgicas para dos meses. Otro 43 por ciento está afiliado a una obra social. Pero, según el Ministerio de Salud, el 95 por ciento de esas entidades tienen problemas financieros que les impiden cumplir con los requerimientos de sus afiliados. Los dos millones de personas que son socias de empresas de medicina prepaga tampoco están conformes. El 43 por ciento de los reclamos que reciben las organizaciones de defensa del consumidor son quejas por incumplimientos de contratos por parte de las prepagas. Para completar el cuadro, la tercera parte de la población no consume medicamentos porque no puede pagarlos por sus altísimos precios.
El plan del Gobierno sólo ataca el problema de los que tienen obra social. La idea es que los trabajadores dispongan de sus aportes personales para elegir entre todas las obras sociales y las prepagas que quieran entrar en el negocio. Se incrementa el Fondo Solidario de Redistribución a 550 millones de pesos anuales (antes era de 360 millones), que ahora se conformará con el 10 por ciento de los aportes de los que ganen hasta 700 pesos, el 15 por ciento de los que ganen hasta 1500 y el 20 por ciento de los que superen ese ingreso. Con el fondo se asegura que todos los trabajadores dispongan de un mínimo de 20 pesos por beneficiario (ejemplo: si son cuatro de familia, 80 pesos) y se contratará un seguro para tratamientos más caros.
Para que la competencia sea pareja, el Gobierno envió al Congreso una ley, que ya tiene media sanción en el Senado, que regula la actividad de las prepagas, imponiéndoles las mismas obligaciones que a las entidades sindicales.
El Gobierno decidió lanzar la reforma mediante un decreto de necesidad y urgencia porque estaba seguro de que la noticia sería recibida con beneplácito por los trabajadores. La mayoría está afiliado a obras sociales que prestan servicios deficitarios. El anuncio, entonces, les abre la expectativa a una mejor atención sanitaria. Pero los especialistas son menos optimistas: “Ninguna prepaga va a ofrecer un plan completo de salud por 20 pesos”, aseguró a Cash Ginés González García, director de la Fundación Isalud, el más importante instituto de investigación y estudios de posgrado de medicina del país (ver recuadro). A su vez, las cámaras que agrupan a las compañías privadas ya iniciaron una fuerte campaña para que se reduzca el alcance del Programa Médico Obligatorio (PMO), que tanto prepagas como obras sociales deben ofrecer a sus afiliados.
Con un solo movimiento el Gobierno obtuvo dos resultados que considera importantes: cumplir con una de las exigencias del Fondo Monetario Internacional y darles el golpe de gracia a las obras sociales, que fueron utilizadas históricamente por los sindicatos para hacer caja. Aunque el ministro de Salud insiste en que el nuevo plan es progresista, porque les da a los trabajadores la posibilidad de elegir, muchos especialistas, incluso de la misma Alianza, piensan que la reforma va a acabar con una de las pocas instituciones solidarias que quedan en la sociedad argentina y que va a generar una mayor desigualdad entre ricos y pobres.


HECTOR LOMBARDO, MINISTRO DE SALUD

“El sistema nunca fue totalmente solidario”

Por qué propusieron un sistema en el cual los trabajadores disponen de sus aportes individualmente, en vez de fortalecer el de obras sociales, con aportes solidarios?
–En el país el sistema nunca fue totalmente solidario, porque siempre hubo obras sociales buenas y malas. El gobierno anterior permitió la posibilidad de elegir libremente entre todas las entidades sindicales y fracasó, porque migraron los afiliados de mayores recursos y desequilibraron el sistema. Pero, además, estamos seguros de que la gente prefiere utilizar sus propios aportes y elegir entre todas las prestadoras de salud, incluyendo las privadas.
¿Cómo saben lo que quiere la gente si ni siquiera escucharon la opinión del Congreso? Prefirieron recurrir a un decreto.
–La gente votó a un gobierno y ésta es nuestra política, que, además, estaba claramente explicitada en la plataforma electoral. Y si salió por decreto fue porque la ley de regulación de prepagas, imprescindible para permitir la libre competencia, estuvo dos años en el Parlamento sin ser votada. Si queríamos comenzar en enero próximo, tenía que promulgarse ya mismo. La salud de la gente no puede esperar.
Las prepagas afirman que con 20 pesos no se cubre un seguro de salud y que es irracional aceptar a gente enferma de entrada.
–Si en el PAMI, con una población anciana, se puede atender a la gente con 20 pesos, más aún con una variedad de afiliados como la de una familia de los trabajadores. Habrá prepagas que quieran entrar y otras que no, según al objetivo de consumidores al que apunten. Además, tendrán que mejorar su eficiencia. No fue nuestra idea diseñar un negocio para los privados. En cuanto a los afiliados con problemas de salud, las obras sociales los aceptan, lo irracional sería permitir que las prepagas no lo hiciesen.
Para los especialistas, lo que se viene en los próximos meses es una puja con las prepagas para que el ministerio flexibilice alguna de las variables del negocio para hacerlo más rentable.
–No vamos a modificar los montos mínimos asegurados por beneficiario ni la obligación de aceptar afiliados con alguna dolencia de inicio. En cuanto al Programa Médico Obligatorio, vamos a trabajar para que sea lo más transparente posible y no dé lugar a falsas interpretaciones. Pero no vamos a flexibilizarlo.
¿Por qué el plan de salud fue anunciado por el ministro de Economía?
–El programa se incluyó dentro de un grupo de anuncios que el Presidente decidió que fueran difundidos por Economía, pero el encargado de explicarlo soy yo, el ministro de Salud. Además, ésta es sólo una parte del programa. También estamos trabajando en el plan piloto de médicos de cabecera para todo el país. De la misma manera que mejoramos la atención sanitaria de la población de la ciudad de Buenos Aires, lo haremos con todos los habitantes del territorio nacional.

GERARDO MARTINEZ Secretario General de la UOCRA

“Van a mercantilizar un sistema solidario”

“La propuesta del Gobierno no es para reconstruir el sistema de salud, sino para regalarles a las multinacionales un mercado de 12 millones de trabajadores. Van a mercantilizar un sistema solidario, que es histórico en el país, y que contribuyó a mantener una sociedad más igualitaria. Lamentablemente, algunos compañeros hicieron arreglos con compañías privadas que abrieron el camino para que el Gobierno se justifique diciendo que los trabajadores ya estaban pasando a las prepagas. Pero eran una minoría. Tampoco es cierto que los problemas financieros de las obras sociales fueron causados por un mal manejo de los sindicatos. La decadencia comenzó luego de las intervenciones que instrumentó el gobierno militar y que duraron hasta bien entrada la década del 80. Una propuesta progresista hubiera sido perfeccionar el sistema de aportes solidarios y no ir hacia una organización egoísta como la que presentaron. Seguramente las prepagas no van a aceptar a todos los trabajadores, sino sólo a los que ganan más. El resto quedará en su obra social. Nuestro desafío es armar una gran entidad, que englobe a todos los gremios y sea capaz de competir con los privados. Podemos hacerlo, porque tenemos la ventaja de que las obras sociales son entidades sin fines de lucro.”

GINES GONZALEZ GARCIA Director de Fundación Isalud

“No es una reforma sanitaria, es financiera”

¿Es positivo para los trabajadores la reforma al régimen de obras sociales?
–El plan fue lanzado con una sobreactuación enorme con respecto del cambio real. En la práctica, la única variación será que con el aumento del fondo solidario va a haber un mínimo de 50 pesos por familia en lugar de 40. El ministro afirma que los 20 pesos por beneficiario significan 80 pesos de promedio por familia, pero sabe que la media del sistema son 2,5 personas por grupo familiar. Y 20 pesos por 2,5 da 50.
Pero los trabajadores van a poder elegir una prepaga.
–Las empresas privadas van a seguir recibiendo a los empleados de altos ingresos y buena salud como hasta ahora. Con el resto van a encontrar la manera de sacárselos de encima. Ninguna empresa está dispuesta a ofrecer servicios de salud por 20 pesos. De esta manera legalizamos la diferencia entre ricos y pobres y blanqueamos una situación que ya estaba ocurriendo.
El superintendente de Salud afirma que puede controlar la equidad de las prepagas en el trato con todos los afiliados.
–Regular y controlar la atención médica de 12 millones de personas es una tarea muy compleja, de un costo enorme, que se va a quedar con una porción importante del presupuesto de salud y no va a dar ningún resultado. En la forma en que está planteado el negocio, las empresas que entren lo harán sabiendo que no van a cumplir con los afiliados de menores aportes.
¿Qué otra posibilidad había?
–El mejor sistema de salud del mundo es el canadiense, que no permite la existencia de medicina prepaga, porque genera diferencias. Tienen un seguro universal por medio de obras sociales, financiado por trabajadores y patrones. En Alemania funciona de manera parecida. Nosotros estamos yendo hacia el modelo chileno o colombiano, como el que receta el FMI. En realidad lo que anunció el Gobierno no es un programa sanitario. Es una reforma financiera.

PABLO GIORDANO Asociación de
Empresas de Medicina Prepaga

“Así, nadie querrá entrar en el negocio”

“Si las prepagas entran en competencia bajo las condiciones en que salió el decreto, quiebran todas. Es imprescindible que exista un período de carencia, durante el cual no se exijan determinadas prestaciones, y hay que eliminar la obligación de afiliar a las personas que ya padecen de patologías severas. Si una persona se asocia cuando está enferma, no está contratando un seguro, sino un servicio. Es un concepto distinto. En los últimos años algunas empresas realizaron acuerdos con obras sociales que derivaron grupos completos de afiliados. Ahora será distinto, porque los beneficiarios vendrán de manera individual. Así serán los afiliados menos rentables los que saldrán a la búsqueda de las mejores empresas, que se encontrarán con una avalancha de trabajadores de bajos ingresos e inmediatas necesidades de atención. También habrá que reformar el PMO. Si se exige cumplir con el actual con una cuota de 20 pesos, nadie querrá entrar en el negocio. El Gobierno afirma que debemos competir con las obras sociales en las mismas condiciones y eso está bien. Pero esas condiciones deben ser reformadas, porque así es como la mayoría de las entidades sindicales fueron a la quiebra. Además, las obras sociales suelen dilatar las intervenciones quirúrgicas, suspender la provisión de medicamentos y otros recursos para equilibrar las cuentas a los que nosotros no vamos a recurrir.”

ALDO NERI Ex ministro de Salud de Alfonsín

“Es una reforma parcial”

“Lo importante no es si se les está dando un negocio a las empresas privadas. Tampoco si forma parte de una pulseada entre el Gobierno y los sindicatos. Lo que hay que dilucidar es cómo afecta a la gente. Para empezar, es una reforma parcial, porque actúa sólo sobre los que tienen trabajo. Tiene tres componentes positivos: la libertad de elección, el fortalecimiento del fondo solidario y el hecho de que no puede haber rechazos por enfermedad. Pero incluye un elemento negativo, que para muchos puede pasar desapercibido, y que anula todo lo bueno y la convierte en una falsa apertura de mercado: no obliga a las prepagas a ofrecer un programa único. Así abre la posibilidad a que los privados ofrezcan planes alternativos. Ese es un elemento extremadamente peligroso. Las empresas van a brindar un PMO incompleto, porque la salud da innumerables posibilidades para burlar reglas. Por ejemplo, postergar turnos de consultas o estudios, tener pocas farmacias adheridas en las que los afiliados puedan comprar con descuento y mil artilugios más. Al mismo tiempo van a lanzar sus campañas de marketing ofreciendo planes alternativos por unos pesitos más. Así ocurre en Chile, en donde las prepagas tienen más de 20 planes distintos. Yo doy siempre el ejemplo de la educación, que es más fácil de graficar: las empresas cumplen con un plan mínimo, que incluye un aula con 60 chicos, con una maestra de 60 años y una computadora para todos. Pero a la vez ofrecen un aula de 20 chicos, con tres maestras jóvenes y computadoras personales. En temas como la salud y la educación no se puede jugar con la dignidad de la gente. Lamentablemente está triunfando la receta del FMI, que aconseja crear competencia como herramienta para lograr bajar el gasto en salud, que en todo el mundo está aumentando de una manera impresionante, y liberar al Estado de la obligación de subsidiar a las obras sociales con dificultades, como lo viene haciendo. Espero que en la reglamentación del decreto se modifique la posibilidad de ofrecer planes alternativos.”

RUBEN CANO Superintendente de Servicios de Salud

“No hay que subestimar a la gente”

El anuncio de libre competencia de obras sociales y prepagas despertó expectativas entre mucha gente, que piensa que ahora podrá atenderse en sanatorios de primer nivel. ¿No habría que presentarlo de una manera más realista?
–No veo por qué. Las prepagas que entren en el negocio, que no dudo que serán muchas, tendrán que ofrecer a sus socios los mejores servicios, para cumplir con el PMO y competir en el mercado.
¿Por qué una empresa que está cobrando 70 pesos, o más, por socio, va a ofrecer el mismo servicio por 20 pesos?
–Primero hay que aclarar que 20 pesos es el mínimo por beneficiario, pero el promedio de las obras sociales es de 30 pesos. Luego, hay que pensar que se está abriendo el mercado para el ingreso de 12 millones de clientes potenciales. La mayoría va a querer entrar. Y si lo hacen, van a tener que cumplir con un PMO muy completo, que será igual para todos. No digo que va a cubrir una cirugía estética para aparentar menor edad, pero va a satisfacer perfectamente las necesidades de salud.
Sin un marco regulatorio que defina los derechos de los socios, las prepagas son objeto del 43 por ciento de las quejas que reciben las organizaciones de defensa del consumidor, ¿cómo van a hacer para controlarlas?
–La Superintendencia de Servicios de Salud tendrá un mayor presupuesto para desarrollar esta tarea. Pero, además, no hay que subestimar a la gente. El que no esté conforme se irá a otra prepaga o a una obra social. La competencia hará que funcione el sistema.
¿Podría generarse una situación como la del mercado de AFJP, que compiten por marketing y no por precio?
–Vamos a establecer reglas muy claras en cuanto a la publicidad que estamos dispuestos a permitir y la que no vamos a tolerar. No es lo mismo vender salud que lapiceras. El hecho de que los organismos de control del país no hayan cumplido con sus funciones en el pasado no significa que nosotros vayamos a hacer lo mismo. Merecemos un voto de confianza.