el
Dato
Abel
Viglione, economista senior de la ultraliberal Fiel, siempre fue
un adalid en la lucha contra el Gasto, la quintaesencia del mal
en el manejo de la cosa pública. En esta línea gozó
de fama cuando, frente a las primeras señales de recesión,
en las postrimerías de la década menemista, divulgó
algunas anécdotas de su vida conyugal, en particular los
consejos dados a su esposa para que redujera compras hogareñas.
Había que adelantarse, decía, a los tiempos venideros.
Pero el destino no trae sólo penurias. Así como el
menemismo marcó el ascenso al gobierno de la Fundación
Mediterránea, con De la Rúa llegó el turno
de Fiel. Los agoreros prenuncios sobre el nivel de salarios del
desplazado en campaña y hoy ministro Ricardo López
Murphy son una realidad. Sin embargo, el ajuste no parece alcanzar
a todos por igual, y es de presumir que la mujer de Viglione ya
no debe restringir sus gastos. El vilipendiado Estado permite agregar
a los ingresos del economista liberal 5400 pesos mensuales. La especialización
de Viglione en la medición de la actividad industrial fue
determinante para que la Secretaría de Agricultura lo contratara
como coordinador del proyecto PROSAP/SIIA (Programa de Servicios
Agrícolas Provinciales/Sistema de Información Integrado
Agropecuario). El último de los contratos del economista
de Fiel venció el 31 de mayo. Fueron infructuosos los intentos
de Suma Cero por conocer la renovación automática
del contrato laboral del economista. ¿Habrá sido también
una víctima del ajuste? ¿Se sumará Viglione
a quienes reclaman contra los recortes?
el
Libro
El
desempeño industrial argentino
Bernardo Kosacoff (Ed.)
Naciones Unidas
CEPAL, Buenos Aires
Los
ciclos de expansión de las manufacturas argentinas coincidieron
con las contracciones y/o incrementos de la demanda desde los países
centrales. Así, la Primera Guerra Mundial fue el detonante
externo para, en las postrimerías del modelo agroexportador,
iniciar la sustitución de los productos industriales que
hasta entonces se importaban desde Europa. Los primeros intentos
de apertura a fines de la década del 70, junto a la
subsiguiente crisis de la deuda externa, marcaron el agotamiento
de este modelo. El piso recesivo se alcanzó, tras los episodios
hiperinflacionarios, a principios de los 90. La estabilización
monetaria exigió la legitimación estructural del acervo
de aprendizaje acumulado tras décadas de industrialización.
Apertura externa, privatizaciones y desregulación trajeron
el desafío de una nueva competitividad y la necesaria reconversión.
El resultado de este proceso es el tema principal de este trabajo.
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