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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
18 JUNIO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


¡Deja ya de joder con la PC!

Ese revolucionario invento que es Internet parece estar provocando una merma de productividad, en lugar de un aumento, porque los adictos a los sitios de entretenimiento navegan por ellos mucho más en sus horarios de oficina que en su tiempo libre, y así roban tiempo a su trabajo. Lo mismo sucede con las páginas web orientadas a los consumidores: el tráfico de visitantes alcanza sus picos de día y no de noche, cuando se supone que la gente se sienta en su casa ante la pc. Aunque muchas empresas han amenazado a su personal con sanciones, el descontrol cunde.
Este es sólo el aspecto travieso de una discusión de fondo sobre un asunto trascendente. Si la economía de la información, cuyo supremo emblema es Internet, generó un enorme salto de productividad, allí anidaría la explicación de la excelsa performance norteamericana, ya que Estados Unidos se adelantó al resto en el desarrollo de la “nueva economía”. Por tanto, hallada la causa de su éxito, no sería atinado temer que, como en cambio cabría presagiar en términos de un análisis convencional, la presunta burbuja yanqui esté próxima a estallar, desestabilizando toda la economía mundial.
Alan Greenspan, que quiere creer hasta cierto punto en el benéfico impacto informático, refirió estos días, a propósito del PBI norteamericano, que si uno lo mide sumando producciones llega a una cifra menor que si lo hace sumando ingresos. Como por una y otra vía debiera obtenerse el mismo número, se sospecha que en la producción hay una dosis de productividad oculta, atribuible a la cibernética. Sin embargo, un economista aguafiestas de la Northwestern University llamado Robert Gordon discrepa.
Cierta investigación suya, citada por The Economist, halló que, si bien la productividad del trabajo aumentó notablemente en la fabricación de computadoras y también, aunque menos, en la producción de otros bienes durables, en el 88 por ciento restante de la economía estadounidense la mejora de productividad es despreciable. ¡Que no se diga!