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El
martillo de Machinea
Por
Maximiliano Montenegro
Hay
dirigentes importantes de la Alianza, e incluso funcionarios del
equipo económico, que creen que llegó la hora. La
hora de apartarse del culto a la ortodoxia fiscalista, hecha a
medida de la expectativa de los fondos de inversión internacionales.
Y posicionar ante la sociedad una estrategia de política
económica diferente de la del ajuste. Hace una semana,
la secretaria de Industria, Débora Giorgi, presentó
a José Luis Machinea un Plan Productivo, que
supone diversos mecanismos de promoción fiscal y crediticia
para el desarrollo de inversiones en el interior del país.
La iniciativa se basa en un Plan de Desarrollo Regional,
elaborado por los diputados radicales Beatriz Nofal y Horacio
Pernasetti, que el jefe del bloque aliancista, Darío Alessandro,
ya anticipó a las autoridades de Economía que será
motorizado desde el Congreso. Giorgi calculó que el mencionado
proyecto de promoción tiene un costo fiscal de casi 700
millones de pesos en el primer año y alrededor de la mitad
en los años sucesivos. Y, con el aval de los legisladores,
considera que vale la pena discutirlo en el Palacio de Hacienda.
Sin embargo, el jefe de asesores de Machinea, Pablo Gerchunoff,
resumió ante Cash la postura preponderante dentro del equipo:
no quiso referirse al proyecto como un plan sino como medidas
bajo estudio y dijo que si había un costo fiscal
entonces no se van a hacer. Por primera vez desde
que llegó al poder, la Alianza dará un debate interno
de peso sobre el rumbo que deberá tomar en el futuro la
política económica.
El titular del bloque de diputados de la Alianza, Darío
Alessandro, condujo la reunión a puertas cerradas que,
el jueves 8 de junio, mantuvieron el secretario de Hacienda, Mario
Vicens, y Gerchunoff con casi toda la bancada de legisladores
del oficialismo. El encuentro fue prácticamente una interpelación
para los funcionarios de Machinea, quienes tuvieron que soportar
todo tipo de bromas sobre la fe que profesan desde que asumieron
la receta fiscalista del Fondo Monetario. El punto de mayor tensión
se alcanzó cuando el diputado frepasista por Santa Cruz,
Rafael Flores, le recriminó a Vicens: Usted tiene
que pisar la calle y saber lo que opina la gente antes que defender
cualquier cosa, se levantó y se fue. Los muchachos
están muy ortodoxos, reflexionó luego el propio
Alessandro, quien admitió que el encuentro no fue una charla
de ocasión sino que se discutió fuerte
sobre qué medidas impulsar en los próximos meses.
Los legisladores del oficialismo dejaron en claro que, pasado
el tiempo de recobrar la confianza de los mercados en el plan,
la Alianza debe impulsar rápidamente una serie de proyectos
para borrar la impresión mayoritaria en la sociedad de
que el ajuste es el único eje de la política económica.
Así, anticiparon a Economía un listado de proyectos
con los que avanzarán próximamente, que van desde
un esquema de promoción productiva regional hasta la regulación
estricta a los hipermercados y la desindexación de tarifas
de los servicios públicos (ver aparte).
En la agenda, el proyecto de promoción regional, bajo un
esquema similar al de la suspendida promoción industrial,
es el que más entusiasma no sólo a toda la bancada
oficialista sino también a la secretaria de Industria,
Débora Giorgi, quien aceptó defenderlo, con algunas
variantes, en la mesa del gabinete económico.
El proyecto fue elaborado por la diputada economista Beatriz Nofal,
de buena llegada a Fernando de la Rúa, y Horacio Pernasetti,
titular del bloque radical de legisladores. En esencia, el plan,
llamado de Desarrollo Regional, apunta a otorgar cupos
fiscales en el Presupuesto a las provincias para promoción
de diversas actividades productivas no sólo industriales
sino también agropecuarias y de servicios. La asignación
de tales cupos entre las provincias, sobre los cuales se darían
exenciones impositivas para alentar proyectos productivos, estaría
determinada porcriterios objetivos, a partir del cruce
de tres indicadores de desarrollo socioeconómico:
- el desvío del ingreso per cápita provincial en
relación con el promedio nacional;
- tasa de desempleo local; y
- densidad poblacional.
Obviamente, la idea es favorecer con el mayor monto de beneficios
fiscales, en términos relativos, a las provincias más
pobres. Pero el esquema contempla una fórmula para que
la promoción alcance a la mayoría de las provincias.
En principio, el objetivo sería promover la radicación
de nuevas inversiones y, como no se especifica, se supone que
valdría tanto para capitales locales como extranjeros.
El memorando que el diputado Alessandro tiene en su despacho a
manera de ayuda memoria resume el plan en tres puntos:
1. Desarrollar políticas activas en el sector industrial
diseñando una nueva ley de promoción que permita
la radicación de industrias en los aglomerados urbanos
que posean mayores necesidades, otorgando beneficios fiscales
y créditos subsidiados.
2. Desarrollar políticas activas en el sector agropecuario,
aumentando el apoyo a pequeños y medianos agricultores
mediante la refinanciación de pasivos, beneficios fiscales,
apoyo tecnológico y mayor capacitación e información.
3. Desarrollar políticas activas en el sector comercio
exterior mediante un seguimiento de la política de reembolso
a las exportaciones, subsidios al crédito para la exportación
y un sistema de información y estudios de productos industriales,
agropecuarios y servicios.
Giorgi desechó el último punto, por considerar que
ya existe una política de desembolsos, y acordó
con los legisladores presentar en el equipo de Machinea los otros
dos que, con instrumentos de sello propio, sintetizó en
lo que denominó el Plan Productivo. Según
sus cálculos, el primer año el costo fiscal del
proyecto ascendería a 698 millones de pesos, que el Estado
transferiría en favor de las empresas que invirtieran en
las provincias menos desarrolladas. A partir del segundo año,
en tanto, el costo se reduciría a 340 millones de pesos.
El proyecto está bien. El costo fiscal tal vez es
un poco alto. Pero lo hablé con Alessandro y me parece
que es para discutirlo. El viernes pasado (por el 9 de junio)
lo dejé en Economía, explicó a Cash
la secretaria de Industria.
El viernes último, Giorgi quien curiosamente en las
últimas semanas ha tenido que soportar una ola de rumores
sobre su renuncia dejó sus oficinas del edificio
de la secretaría en Diagonal Sur y se acercó hasta
el quinto piso del Ministerio de Economía, donde se entrevistó
con Gerchunoff para discutir entre otros temas el
plan de desarrollo regional.
Desde que llegó al ministerio, Machinea, quien siempre
cultivó un perfil favorable a la intervención estatal
para estimular las actividades productivas, se enfrentó
a un dilema: priorizar el ajuste fiscal, como sugiere siempre
el Fondo Monetario, o la competitividad de la producción
local que, con un peso sobrevaluado y en una economía abierta
al mundo, tiene escasas chances de expandirse más allá
de los enclaves de las tres provincias más ricas del país.
Hasta ahora, priorizó el ajuste fiscal a rajatabla, siguiendo
la lógica de que con éste se logra disipar cualquier
temor de insolvencia del Estado para honrar su deuda, ganando
así la confianza de los inversores y disminuyendo el riesgo-país.
Trascartón, desde esa perspectiva, el financiamiento para
el país sería más barato, habría más
proyectos de inversión rentables, y la afluencia de capitales
extranjeros permitiría retomar el sendero de crecimiento.
Aunque con resultado todavía incierto, aun si funcionara
y reactivara el círculo virtuoso del ingreso decapitales,
dicha estrategia no explica por qué, incluso en los mejores
años de crecimiento durante el gobierno menemista, éste
casi nunca alcanzó a las economías regionales, que
en la última década entraron en crisis.
Pero nada indica que Machinea vaya a cambiar de actitud. Más
aún, poco después de haberse reunido con Giorgi,
Gerchunoff dijo a Cash que Economía no implementará
ninguna medida de promoción que implique algún costo
fiscal. No vamos a dilapidar todo el esfuerzo fiscal que
hicimos en los últimos meses, incluyendo la baja de salario,
con medidas de este tipo, aseguró, y justificó
la vía ortodoxa como la primera política productiva
(ver aparte).
Lo cierto es que, por primera vez, Machinea deberá enfrentar
una dura polémica por el rumbo de la política económica
dentro de su propia tropa y con los legisladores que hasta hoy
apoyaron a regañadientes todas sus medidas.
PABLO
GERCHUNOFF, JEFE DE ASESORES DE ECONOMIA
Yo
no lo llamaría plan
En diálogo
con Cash, el jefe de asesores de Machinea, Pablo Gerchunoff,
afirmó que el Ministerio de Economía rechazará
medidas de promoción a las actividades productivas
que impliquen costo fiscal alguno. Estos fueron sus principales
conceptos al comentar el Plan Productivo que
viene desde el Congreso y fogonea la secretaria de Industria,
Débora Giorgi:
- Yo no lo llamaría un plan. Es un bosquejo
muy preliminar de un conjunto de medidas de promoción
regional de empresas. Me resisto a llamar plan a cualquier
medida que estemos estudiando.
- Si cuesta alrededor de 700 millones de pesos, entonces
no se va a hacer. Le asigno una prioridad muy grande a construir
una situación del sector público más
cómoda. No estoy ortodoxo por un problema de dogma.
Estoy fiscalmente ortodoxo porque creo que es la primera
política productiva. Ordenar las cuentas fiscales
hoy es la prioridad y es la mejor política a favor
de la producción.
- Primero hay que hacerse un lugar desde una posición
fiscal más sólida. Después, con una
situación fiscal cómoda se puede discutir
qué hacer. Por ejemplo, hay quienes pueden proponer
que la mejor política productiva entonces sería
bajar impuestos.
- Ya tenemos un plan de movilización de inversiones,
que se basa en garantizar un marco a las inversiones privadas.
Hay que devanarse los sesos para crear medidas a favor de
la producción sin costo fiscal. En esto tiene que
invertirse toda la capacidad de innovación política
de la Alianza.
- Cualquier otra alternativa pone en riesgo todo el
esfuerzo que venimos haciendo con el ajuste fiscal, con
medidas que no nos gustan como la rebaja de salarios en
el sector público.
- Vamos a pensar 200 cuestiones de aquí en
adelante para aumentar la producción y el empleo.
Pero no vamos a dilapidar jamás el esfuerzo fiscal
que hicimos para garantizar un contexto de baja del riesgo-país
y de crecimiento.
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Débora en la jungla
En
las últimas semanas, la secretaria de Industria,
Débora Giorgi, se vio envuelta en una jungla y hasta
corrieron rumores sobre su eventual renuncia. Giorgi acompañó
al Presidente en el viaje a Nueva York y Washington cuentan
en su entorno, por pedido expreso De la Rúa,
lo cual le habría servido para afianzar sus vinculaciones
fuera del equipo económico. Me fue muy bien
en Estados Unidos con el Presidente, comenta la secretaria,
quien también estrechó lazos con el bloque
de legisladores del oficialismo, a partir de su buena predisposición
para avanzar con el proyecto de promoción regional.
Sea por recelos personales o ideológicos, lo cierto
es que integrantes del equipo de Machinea operaron esta
semana fuertemente en contra de la funcionaria. A sus enemigos
se suman las empresas automotrices que no le perdonan haber
sido la cara visible de la eliminación del Plan Canje
que, en realidad, ordenó Machinea.
Cuando se le señala que una iniciativa como el plan
productivo que impulsa no es bien vista en un equipo económico
ganado por la ortodoxia, Giorgi desmiente internas pero
justifica algunos resquemores con una frase bien elocuente:
Soy secretaria de Industria y hay poca plata.
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DARIO
ALESSANDRO, JEFE DEL BLOQUE DIPUTADOS ALIANZA
Correrse
un poco de tanta ortodoxia
Los muchachos
están muy ortodoxos, admitió días
atrás Darío Alessandro, jefe del bloque de
Diputados de la Alianza, a modo de balance de la gestión
del equipo de José Luis Machinea. Alessandro fue
hasta ahora considerado por Economía como un soldado
fiel a la causa del ajuste. Hombre de confianza del vicepresidente
Carlos Alvarez, es quien logró encolumnar a la mayoría
de los diputados del oficialismo detrás de medidas
de política económica que, con el sello inconfundible
del FMI, esos mismos legisladores criticaron en duros términos
en los últimos años, cuando emanaban del menemismo.
Sin embargo, hoy Alessandro está convencido de que
en este mes, tras el viaje del Presidente a Estados
Unidos, terminamos de consolidar la credibilidad de los
mercados. Y que ya es hora de empezar a avanzar con
medidas de política económica que no apunten
a los mercados financieros sino a los sectores productivos.
Vamos a trabajar sobre una serie de proyectos para
corrernos un poco de tanta ortodoxia, explica en privado.
Y justifica el cambio de orientación no sólo
por razones de equidad desde el punto de vista económico
sino también por motivos de sustentabilidad política
de un gobierno, cuya imagen positiva en la población
según las encuestas está siendo
carcomida en tiempo record por el ajuste.
De los proyectos de ley que prepara el bloque oficialista
se destacan:
1. Promoción del desarrollo regional.
2. Regulación de los hipermercados. Busca mejorar
las condiciones de venta y negociación de las empresas
proveedoras de las grandes cadenas de comercialización,
en especial, de las pymes. Así, se fijaría
un plazo máximo de pago de 60 días por parte
de los hipermercados, que hoy extienden los plazos hasta
los 120 días. El proyecto cuenta con el fuerte respaldo
de la Unión Industrial, pero no es menos poderoso
el rechazo de los hipermercados, hoy principalmente en manos
extranjeras.
3. Desindexación de tarifas públicas. En Economía
también están trabajando sobre la cuestión.
La idea es suspender el mecanismo de indexación de
los servicios públicos de acuerdo con el índice
de precios de Estados Unidos, mientras Argentina viene padeciendo
en los últimos dos años una persistente deflación
de precios. En el equipo de Machinea dicen que esto deberá
resolverse en los próximos días, ya que el
1º de julio se tendrían que indexar las tarifas
de gas. A partir de esa fecha, si no se hiciera nada, el
gas debería subir más de un 7 por ciento,
ya que se debe sumar la indexación de enero pasado
que quedó congelada. En Economía dicen que
eso no va a ocurrir.
4. Administración selectiva del comercio exterior.
La idea sería acortar a la mitad los tiempos de los
procesos antidumping contra la competencia importada desleal
y reformular el código aduanero para otorgar una
mayor protección efectiva a la producción
local. Por ahora, sin embargo, el bloque aliancista no propondría
oficialmente una suba de aranceles a las importaciones,
como sí sugirieron individualmente algunos de los
diputados oficialistas más críticos.
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