Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
18 JUNIO 2000









El martillo de Machinea

Por Maximiliano Montenegro

Hay dirigentes importantes de la Alianza, e incluso funcionarios del equipo económico, que creen que llegó la hora. La hora de apartarse del culto a la ortodoxia fiscalista, hecha a medida de la expectativa de los fondos de inversión internacionales. Y posicionar ante la sociedad una estrategia de política económica diferente de la del ajuste. Hace una semana, la secretaria de Industria, Débora Giorgi, presentó a José Luis Machinea un “Plan Productivo”, que supone diversos mecanismos de promoción fiscal y crediticia para el desarrollo de inversiones en el interior del país. La iniciativa se basa en un “Plan de Desarrollo Regional”, elaborado por los diputados radicales Beatriz Nofal y Horacio Pernasetti, que el jefe del bloque aliancista, Darío Alessandro, ya anticipó a las autoridades de Economía que será motorizado desde el Congreso. Giorgi calculó que el mencionado proyecto de promoción tiene un costo fiscal de casi 700 millones de pesos en el primer año y alrededor de la mitad en los años sucesivos. Y, con el aval de los legisladores, considera que vale la pena discutirlo en el Palacio de Hacienda. Sin embargo, el jefe de asesores de Machinea, Pablo Gerchunoff, resumió ante Cash la postura preponderante dentro del equipo: no quiso referirse al proyecto como un plan sino como “medidas bajo estudio” y dijo que si había un costo fiscal “entonces no se van a hacer”. Por primera vez desde que llegó al poder, la Alianza dará un debate interno de peso sobre el rumbo que deberá tomar en el futuro la política económica.
El titular del bloque de diputados de la Alianza, Darío Alessandro, condujo la reunión a puertas cerradas que, el jueves 8 de junio, mantuvieron el secretario de Hacienda, Mario Vicens, y Gerchunoff con casi toda la bancada de legisladores del oficialismo. El encuentro fue prácticamente una interpelación para los funcionarios de Machinea, quienes tuvieron que soportar todo tipo de bromas sobre la fe que profesan desde que asumieron la receta fiscalista del Fondo Monetario. El punto de mayor tensión se alcanzó cuando el diputado frepasista por Santa Cruz, Rafael Flores, le recriminó a Vicens: “Usted tiene que pisar la calle y saber lo que opina la gente antes que defender cualquier cosa”, se levantó y se fue. “Los muchachos están muy ortodoxos”, reflexionó luego el propio Alessandro, quien admitió que el encuentro no fue una charla de ocasión sino que “se discutió fuerte” sobre qué medidas impulsar en los próximos meses.
Los legisladores del oficialismo dejaron en claro que, pasado el tiempo de recobrar la confianza de los mercados en el plan, la Alianza debe impulsar rápidamente una serie de proyectos para borrar la impresión mayoritaria en la sociedad de que el ajuste es el único eje de la política económica. Así, anticiparon a Economía un listado de proyectos con los que avanzarán próximamente, que van desde un esquema de promoción productiva regional hasta la regulación estricta a los hipermercados y la desindexación de tarifas de los servicios públicos (ver aparte).
En la agenda, el proyecto de promoción regional, bajo un esquema similar al de la suspendida promoción industrial, es el que más entusiasma no sólo a toda la bancada oficialista sino también a la secretaria de Industria, Débora Giorgi, quien aceptó defenderlo, con algunas variantes, en la mesa del gabinete económico.
El proyecto fue elaborado por la diputada economista Beatriz Nofal, de buena llegada a Fernando de la Rúa, y Horacio Pernasetti, titular del bloque radical de legisladores. En esencia, el plan, llamado de “Desarrollo Regional”, apunta a otorgar cupos fiscales en el Presupuesto a las provincias para promoción de diversas actividades productivas no sólo industriales sino también agropecuarias y de servicios. La asignación de tales cupos entre las provincias, sobre los cuales se darían exenciones impositivas para alentar proyectos productivos, estaría determinada por”criterios objetivos”, a partir del cruce de tres indicadores de desarrollo socioeconómico:
- el desvío del ingreso per cápita provincial en relación con el promedio nacional;
- tasa de desempleo local; y
- densidad poblacional.
Obviamente, la idea es favorecer con el mayor monto de beneficios fiscales, en términos relativos, a las provincias más pobres. Pero el esquema contempla una fórmula para que la promoción alcance a la mayoría de las provincias. En principio, el objetivo sería promover la radicación de nuevas inversiones y, como no se especifica, se supone que valdría tanto para capitales locales como extranjeros.
El memorando que el diputado Alessandro tiene en su despacho a manera de ayuda memoria resume el plan en tres puntos:
1. Desarrollar políticas activas en el sector industrial diseñando una nueva ley de promoción que permita la radicación de industrias en los aglomerados urbanos que posean mayores necesidades, otorgando beneficios fiscales y créditos subsidiados.
2. Desarrollar políticas activas en el sector agropecuario, aumentando el apoyo a pequeños y medianos agricultores mediante la refinanciación de pasivos, beneficios fiscales, apoyo tecnológico y mayor capacitación e información.
3. Desarrollar políticas activas en el sector comercio exterior mediante un seguimiento de la política de reembolso a las exportaciones, subsidios al crédito para la exportación y un sistema de información y estudios de productos industriales, agropecuarios y servicios.
Giorgi desechó el último punto, por considerar que ya existe una política de desembolsos, y acordó con los legisladores presentar en el equipo de Machinea los otros dos que, con instrumentos de sello propio, sintetizó en lo que denominó el “Plan Productivo”. Según sus cálculos, el primer año el costo fiscal del proyecto ascendería a 698 millones de pesos, que el Estado transferiría en favor de las empresas que invirtieran en las provincias menos desarrolladas. A partir del segundo año, en tanto, el costo se reduciría a 340 millones de pesos. “El proyecto está bien. El costo fiscal tal vez es un poco alto. Pero lo hablé con Alessandro y me parece que es para discutirlo. El viernes pasado (por el 9 de junio) lo dejé en Economía”, explicó a Cash la secretaria de Industria.
El viernes último, Giorgi –quien curiosamente en las últimas semanas ha tenido que soportar una ola de rumores sobre su renuncia– dejó sus oficinas del edificio de la secretaría en Diagonal Sur y se acercó hasta el quinto piso del Ministerio de Economía, donde se entrevistó con Gerchunoff para discutir –entre otros temas– el plan de desarrollo regional.
Desde que llegó al ministerio, Machinea, quien siempre cultivó un perfil favorable a la intervención estatal para estimular las actividades productivas, se enfrentó a un dilema: priorizar el ajuste fiscal, como sugiere siempre el Fondo Monetario, o la competitividad de la producción local que, con un peso sobrevaluado y en una economía abierta al mundo, tiene escasas chances de expandirse más allá de los enclaves de las tres provincias más ricas del país.
Hasta ahora, priorizó el ajuste fiscal a rajatabla, siguiendo la lógica de que con éste se logra disipar cualquier temor de insolvencia del Estado para honrar su deuda, ganando así la confianza de los inversores y disminuyendo el riesgo-país. Trascartón, desde esa perspectiva, el financiamiento para el país sería más barato, habría más proyectos de inversión rentables, y la afluencia de capitales extranjeros permitiría retomar el sendero de crecimiento. Aunque con resultado todavía incierto, aun si funcionara y reactivara el círculo virtuoso del ingreso decapitales, dicha estrategia no explica por qué, incluso en los mejores años de crecimiento durante el gobierno menemista, éste casi nunca alcanzó a las economías regionales, que en la última década entraron en crisis.
Pero nada indica que Machinea vaya a cambiar de actitud. Más aún, poco después de haberse reunido con Giorgi, Gerchunoff dijo a Cash que Economía no implementará ninguna medida de promoción que implique algún costo fiscal. “No vamos a dilapidar todo el esfuerzo fiscal que hicimos en los últimos meses, incluyendo la baja de salario, con medidas de este tipo”, aseguró, y justificó la vía ortodoxa como “la primera política productiva” (ver aparte).
Lo cierto es que, por primera vez, Machinea deberá enfrentar una dura polémica por el rumbo de la política económica dentro de su propia tropa y con los legisladores que hasta hoy apoyaron –a regañadientes– todas sus medidas.

 

PABLO GERCHUNOFF, JEFE DE ASESORES DE ECONOMIA

“Yo no lo llamaría plan”

En diálogo con Cash, el jefe de asesores de Machinea, Pablo Gerchunoff, afirmó que el Ministerio de Economía rechazará medidas de promoción a las actividades productivas que impliquen costo fiscal alguno. Estos fueron sus principales conceptos al comentar el “Plan Productivo” que viene desde el Congreso y fogonea la secretaria de Industria, Débora Giorgi:
- “Yo no lo llamaría un plan. Es un bosquejo muy preliminar de un conjunto de medidas de promoción regional de empresas. Me resisto a llamar plan a cualquier medida que estemos estudiando.”
- “Si cuesta alrededor de 700 millones de pesos, entonces no se va a hacer. Le asigno una prioridad muy grande a construir una situación del sector público más cómoda. No estoy ortodoxo por un problema de dogma. Estoy fiscalmente ortodoxo porque creo que es la primera política productiva. Ordenar las cuentas fiscales hoy es la prioridad y es la mejor política a favor de la producción.”
- “Primero hay que hacerse un lugar desde una posición fiscal más sólida. Después, con una situación fiscal cómoda se puede discutir qué hacer. Por ejemplo, hay quienes pueden proponer que la mejor política productiva entonces sería bajar impuestos.”
- “Ya tenemos un plan de movilización de inversiones, que se basa en garantizar un marco a las inversiones privadas. Hay que devanarse los sesos para crear medidas a favor de la producción sin costo fiscal. En esto tiene que invertirse toda la capacidad de innovación política de la Alianza.”
- “Cualquier otra alternativa pone en riesgo todo el esfuerzo que venimos haciendo con el ajuste fiscal, con medidas que no nos gustan como la rebaja de salarios en el sector público.”
- “Vamos a pensar 200 cuestiones de aquí en adelante para aumentar la producción y el empleo. Pero no vamos a dilapidar jamás el esfuerzo fiscal que hicimos para garantizar un contexto de baja del riesgo-país y de crecimiento.”


Débora en la jungla

En las últimas semanas, la secretaria de Industria, Débora Giorgi, se vio envuelta en una jungla y hasta corrieron rumores sobre su eventual renuncia. Giorgi acompañó al Presidente en el viaje a Nueva York y Washington –cuentan en su entorno, por pedido expreso De la Rúa–, lo cual le habría servido para afianzar sus vinculaciones fuera del equipo económico. “Me fue muy bien en Estados Unidos con el Presidente”, comenta la secretaria, quien también estrechó lazos con el bloque de legisladores del oficialismo, a partir de su buena predisposición para avanzar con el proyecto de promoción regional.
Sea por recelos personales o ideológicos, lo cierto es que integrantes del equipo de Machinea operaron esta semana fuertemente en contra de la funcionaria. A sus enemigos se suman las empresas automotrices que no le perdonan haber sido la cara visible de la eliminación del Plan Canje que, en realidad, ordenó Machinea.
Cuando se le señala que una iniciativa como el plan productivo que impulsa no es bien vista en un equipo económico ganado por la ortodoxia, Giorgi desmiente internas pero justifica algunos resquemores con una frase bien elocuente: “Soy secretaria de Industria y hay poca plata”.

DARIO ALESSANDRO, JEFE DEL BLOQUE DIPUTADOS ALIANZA

“Correrse un poco de tanta ortodoxia”

Los muchachos están muy ortodoxos”, admitió días atrás Darío Alessandro, jefe del bloque de Diputados de la Alianza, a modo de balance de la gestión del equipo de José Luis Machinea. Alessandro fue hasta ahora considerado por Economía como un soldado fiel a la causa del ajuste. Hombre de confianza del vicepresidente Carlos Alvarez, es quien logró encolumnar a la mayoría de los diputados del oficialismo detrás de medidas de política económica que, con el sello inconfundible del FMI, esos mismos legisladores criticaron en duros términos en los últimos años, cuando emanaban del menemismo.
Sin embargo, hoy Alessandro está convencido de que “en este mes, tras el viaje del Presidente a Estados Unidos, terminamos de consolidar la credibilidad de los mercados”. Y que ya es hora de empezar a avanzar con medidas de política económica que no apunten a los mercados financieros sino a los sectores productivos. “Vamos a trabajar sobre una serie de proyectos para corrernos un poco de tanta ortodoxia”, explica en privado. Y justifica el cambio de orientación no sólo por razones de equidad desde el punto de vista económico sino también por motivos de sustentabilidad política de un gobierno, cuya imagen positiva en la población –según las encuestas– está siendo carcomida en tiempo record por el ajuste.
De los proyectos de ley que prepara el bloque oficialista se destacan:
1. Promoción del desarrollo regional.
2. Regulación de los hipermercados. Busca mejorar las condiciones de venta y negociación de las empresas proveedoras de las grandes cadenas de comercialización, en especial, de las pymes. Así, se fijaría un plazo máximo de pago de 60 días por parte de los hipermercados, que hoy extienden los plazos hasta los 120 días. El proyecto cuenta con el fuerte respaldo de la Unión Industrial, pero no es menos poderoso el rechazo de los hipermercados, hoy principalmente en manos extranjeras.
3. Desindexación de tarifas públicas. En Economía también están trabajando sobre la cuestión. La idea es suspender el mecanismo de indexación de los servicios públicos de acuerdo con el índice de precios de Estados Unidos, mientras Argentina viene padeciendo en los últimos dos años una persistente deflación de precios. En el equipo de Machinea dicen que esto deberá resolverse en los próximos días, ya que el 1º de julio se tendrían que indexar las tarifas de gas. A partir de esa fecha, si no se hiciera nada, el gas debería subir más de un 7 por ciento, ya que se debe sumar la indexación de enero pasado que quedó congelada. En Economía dicen que “eso no va a ocurrir”.
4. Administración selectiva del comercio exterior. La idea sería acortar a la mitad los tiempos de los procesos antidumping contra la competencia importada desleal y reformular el código aduanero para otorgar una mayor protección efectiva a la producción local. Por ahora, sin embargo, el bloque aliancista no propondría oficialmente una suba de aranceles a las importaciones, como sí sugirieron individualmente algunos de los diputados oficialistas más críticos.