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DE
LECTORES
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La nueva Inquisicion
Le envío esta breve carta de opinión. Más
allá de la ironía, lo grave es que carecemos de
imaginación para buscar otras soluciones y sucumbimos con
temor seudorreligioso ante esa abstracción que dio en llamarse
globalización.
Desde ya, gracias por su atención.
Hace
cientos de años, quienes osaban contradecir las verdades
religiosas eran sacrílegos y condenados a morir en la hoguera.
Hoy día es de tal magnitud el temor que los políticos
y los economistas le tienen a la globalización financiera,
que no dudan en convertirse en sus sacerdotes financieros para
no ser excluidos del sistema y no ser condenados por heterodoxos,
y por lo tanto no vacilan en someter a castigos indignos a más
de las dos terceras partes de la población del mundo, la
que es condenada a muerte de un modo más refinado, se los
privan de alimentos, de educación, de servicios de salud,
y se precariza a límites desconocidos la dignidad del trabajo,
convirtiéndolo en un cambalache sin valor alguno. Creo
que era preferible la hoguera...
Hoy vivimos bajo la Inquisición financiera. Antes por lo
menos los crímenes se cometían en nombre de Dios.
Hoy se cometen en nombre del dólar. Claro, este dios es
tangible, sensual, poderoso y está al alcance de todos
(?) sin necesidad de ofrecer plegaria alguna y, además,
ley de Convertibilidad mediante, parió por concepción
divina a nuestro peso, que, la verdad, nos está resultando
pesado... Este nuevo dios nos plantea el dilema de su existencia...
Posiblemente dentro de cientos de años el FMI nos pida
perdón.
Luis Alejandro Rizzi
[email protected]
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