EL
MERCADO ESTA PENDIENTE DE LO QUE HAGA LA FED
En
la city rezan al Dios Greenspan
Esta
semana se reúne la Reserva Federal para definir si toca o
no la tasa de interés de corto plazo. Los financistas apuestan
a que no habrá cambios y se juegan a una mejora de las cotizaciones.
Otra vez a contener
la respiración. Otra vez, como cada 40 días, se juega
una parte de la suerte de la marcha de la economía. Este
miércoles, a media tarde, Alan Greenspan, titular de la FED,
volverá a decidir cuál será el nivel de la
tasa de interés de corto plazo. Y en el Palacio de Hacienda,
todas las miradas estarán puestas sobre el banquero estadounidense.
José Luis Machinea cruzará los dedos para que en esta
vuelta, Greenspan se quede de brazos cruzados, lo que ayudaría
a esparcir buenas ondas por los mercados emergentes, entre ellos
el argentino.
Desde que Fernando de la Rúa llegó a la Casa Rosada,
la Reserva Federal (banca central estadounidense) endureció
su política monetaria en cada una de sus reuniones clave.
Pero esta vez parece que el resultado será otro. Los financistas
creen que la FED no tocará la tasa. Y no sólo eso.
También confían en que, en todo caso, para el resto
del año quedaría pendiente apenas algún retoque
de un cuarto de punto. O a lo sumo de medio. Pero que la economía
estadounidense ya muestra señales de enfriamiento y que la
tendencia alcista de la tasa está llegando a su fin.
Si, efectivamente, se cumplen esas expectativas, la Argentina saldrá
beneficiada. De un año a esta parte, la Reserva Federal ha
venido endureciendo su política monetaria dañando
así a una economía tan dependiente de la entrada de
capitales como la argentina.
Cada vez que la FED sube un cuarto de punto la tasa, aumenta los
intereses de la deuda a pagar en unos 100 millones de dólares
anuales. Si se toman en cuenta las sucesivas alzas que Greenspan
efectuó en el último año (en junio del 99
la tasa estaba en el 4,75 por ciento anual contra el 6,50 por ciento
en la actualidad), esa trepada le costó al fisco argentino
unos 700 millones de dólares adicionales por pago de intereses.
Para tener una dimensión de lo que significa ese monto, vaya
el siguiente ejemplo: en el último ajuste, la rebaja salarial
de los agentes de la administración pública permitirá
un ahorro para el Tesoro de unos 600 millones anuales.
Pero no es todo. Los efectos de la suba en el costo del dinero retraen
también la llegada de capitales desde el exterior. Si pueden
obtener buenas ganancias invirtiendo en bonos de los Estados Unidos,
¿para qué arriesgar comprando activos de un país
emergente?, razonan los financistas.
Pero ese escenario podría empezar a cambiar. Si el contexto
internacional se vuelve favorable, la Argentina puede recuperar
el terreno perdido atrayendo a inversores que al menos por
ahora miran para otro lado. Entonces, José Luis Machinea
respirará aliviado. Y pensará que, al fin, Greenspan
le tiende una mano, pocos días después de que ambos
compartieran un café en Washington.
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