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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
09 JULIO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


La herencia de la Alianza

La riqueza de un millonario estadounidense está gravada por el fisco a una tasa que puede alcanzar el 73%. Este número surge de combinar la alícuota máxima del 39,6% en Ganancias con la tasa tope del 55% en
el impuesto a la Herencia. El trato que recibe un millonario argentino es mucho más benigno. La alícuota superior de Ganancias es del 35%, y el impuesto a la Herencia fue suprimido hace un cuarto de siglo. Sin embargo, el capitalismo funciona mucho mejor en Estados Unidos que en la Argentina, a pesar de los argumentos que aquí se alzan contra los “gravámenes confiscatorios”.
El impuesto a la Herencia tiene en Norteamérica un mínimo no imponible muy alto, cercano al millón y medio de dólares, y una tasa fuertemente escalonada, de modo que el grueso de su recaudación proviene de los verdaderamente ricos. Aun así, en 1999 produjo 30 mil millones de dólares. Ajustando por el tamaño relativo de las dos economías, en la Argentina podría rendirle al fisco unos mil millones al año (suponiendo un combate efectivo contra la evasión). Como lo es en todas partes, sería en este país un instrumento, modesto pero preciso, para atenuar la creciente desigualdad entre ricos y pobres. Pero el gobierno de la Alianza (que es definido afuera como “centroizquierdista”) desechó su reimplantación.
El impuesto a la Herencia rige en Estados Unidos ininterrumpidamente desde 1916, aunque ahora corre peligro de ser abolido en el próximo decenio por un proyecto de ley que ya obtuvo media sanción en la Cámara de Representantes, si bien Clinton amenazó con su veto si el Senado completa la aprobación. Los enemigos de ese tributo lo acusan, entre otros vicios, de desalentar el ahorro y la inversión, mientras que otros lo defienden por su progresividad y porque suprimirlo supondría un regalo del cielo para los ricos. El debate entre quienes quieren una sociedad más igualitaria y quienes se oponen a cualquier interferencia en la acumulación de fortunas existe en todas partes. Sólo que en la Argentina lo ganan siempre los mismos.