Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
16 JULIO 2000








 BUENA MONEDA
 por Alfredo Zaiat


Abuso de austeridad

John Welch, economista jefe del Departamento de América latina de Barclays Bank, es uno de los tantos que trabajan en entidades financieras y fondos internacionales que invierten en acciones y bonos argentinos. Hace un par de semanas en Londres, en el auditorio de ese banco inglés, Welch descolocó al secretario de Finanzas, Daniel Marx, invitado por el Canning House. El hombre de negocios cuestionó al equipo económico por haber puesto metas fiscales tan ambiciosas con el FMI, en lugar de imitar la estrategia exitosa de México y otros países emergentes a la que denominó “táctica de las sorpresas positivas”. Esta consiste en proponer objetivos modestos y generar una ola de optimismo cuando se superan. “Ustedes han hecho exactamente lo contrario, y la verdad es que nadie se lo explica”, apuró a Marx, para concluir que “los mercados hubieran aceptado una reducción menor del déficit que el que han fijado, que pocos creen que pueda alcanzarse sin dañar la recuperación de la demanda”. Esta reveladora anécdota, publicada en el último número de la revista Mercado, muestra hasta qué punto resulta incomprensible la insólita obsesividad fiscal de Machinea & Cía. Manía de papista que en la última semana alcanzó su clímax cuando festejaron el “esfuerzo” que significó alcanzar un superávit record del Tesoro. Extraordinario saldo que permitió un sobrecumplimiento de las metas con el FMI.
Ese exceso significa que del desequilibrio pactado para el primer semestre (2690 millones de pesos) se logró uno menor (2375 millones). O sea, que hubo un ahorro extra de 315 millones. En un país de abundancia y buen vivir de la gente el ahorro puede ser, como dicen los abuelos sabios, la base de la fortuna. Pero en la Argentina de una recesión larguísima, de elevada desocupación y de una dramática situación social resulta un despropósito. El argumento de Economía es que ese dinero permitirá compensar el desfasaje previsto para la segunda mitad del año. Estrategia difícil de entender porque, como se sabe, un sobreajuste provoca retracción del nivel de actividad. Y así se termina con un efecto inverso al buscado, derivando, en definitiva, en una mayor fragilidad fiscal.
Más incomprensible resulta observar ese festejado sobrecumplimiento cuando se hace la antipática comparación con el presupuesto asignado para asistencia social. El ministerio que maneja Graciela Fernández Meijide tiene 1270 millones de pesos para planes sociales, de los cuales sólo controla directamente unos 310 millones de pesos. El resto se distribuye en pensiones graciables.
Vale un pequeño contrapunto de números, que el lector ya lo debe haber imaginado.
- Fernández Meijide tiene para gastar 310 millones de pesos anuales en planes sociales de una red de contención, incluyendo los programas provinciales, que sólo alcanzan al 25 por ciento de las familias pobres, dejando a casi 8 millones de personas carenciadas sin ningún tipo de cobertura.
- Machinea, en tanto, mirándose en el espejo para que se refleje un rostro idéntico al de Ricardo López Murphy, reduce gastos y pone más impuestos para excederse en las metas fiscales del semestre en 315 millones de pesos. Y merece destacarse que esa “abundancia” la logró luego de pagar 600 millones de pesos adicionales de intereses de la deuda por la suba de la tasa internacional.
Es decir, en el por ahora más grande absurdo de su corta gestión, el gobierno de la Alianza mantiene congelados los fondos de un famélico plan de asistencia social dadas las urgentes necesidades de los grupos más vulnerables, al tiempo que brinda como tributo al denominado “mercado” un sobrecumplimiento de las metas fiscales equivalente al monto total de ese programa de auxilio a los pobres. Lo que se dice un abuso de austeridad.