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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
23 JULIO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


Entre la PC y el colchón,

Para que exista la Convertibilidad es necesario que exista el Banco Central, que existan los bancos operativos y que el público demande base monetaria. Si llegara el día en que todo eso desapareciera, también desaparecería la Convertibilidad, más allá de cualquier decisión política. ¿Pero puede llegar a ocurrir algo semejante? Según algunos augures, sí, y además muy pronto, tanto como tarde el dinero electrónico en desplazar a las formas tradicionales de dinero.
En ese futuro, al que la Argentina quiere incorporarse con la masificación de las PC y de Internet, la gente no vería ya razón para depositar su plata en los bancos. Más sencillo será virtualizarla, manteniéndola no en cuentas bancarias sino en tarjetas con memoria o en sus propias computadoras. Como custodios de los activos monetarios podrían actuar firmas de computación, que a su vez efectuarían los créditos y débitos entre diferentes personas o empresas para saldar cualquier transacción.
La gran ventaja del billete frente al dinero-e (e-money) es su anonimato: se sabe quién lo emitió, pero no quién lo tiene. Con el dineroe ocurriría exactamente al revés. Sin embargo, el propio Banco Central le está matando esa ventaja al billete con la legislación antilavado, al obligar a dejar las huellas digitales en todas las transacciones relevantes. Para algunos, la banca central podría en todo caso subsistir como un operador político en el mercado de dinero-e para seguir regulando las tasas de interés de corto plazo. O podría incluso forzarse el curso de sus billetes al darles exclusivo poder cancelatorio para pagar impuestos.
Si alguna vez se habló del “velo monetario”, ahora parece acercarse el momento de descorrerlo, arrastrando en su caída a la Convertibilidad. Si alguien se acuerda de que ésta se implantó para terminar con la hiperinflación, tendrá que preguntarse para qué se la sostiene cuando ya llevamos años de deflación, contexto en el que la demanda de dinero está asegurada porque hasta en el colchón rinde un interés.