Ladrillo a la vista
Por
Fernando Krakowiak
Números
60.000
son las viviendas desocupadas
sin vender en la Argentina.
3,6
millones los metros cuadrados
ociosos equivalentes a las 60 mil unidades vacías.
1800
millones de pesos es el costo
aproximado del capital inmóvil que representan
ese stock de viviendas en oferta.
5,6
por ciento es el aporte de
la construcción al PBI.
234.000
puestos de trabajo en la
construcción se destruyeron de mayo
de 1999 a mayo de 2000.
1
millón de personas ofrecen su mano
de obra en el sector.
600.000
trabajan en otros sectores
que dependen de la construcción.
25
pesos es lo que cobra por
día un peón de la construcción.
Como consecuencia
de una de la más larga recesión de la economía
argentina existen alrededor de 60 mil nuevas viviendas sin vender
en todo el país. Este es uno de los datos con los que el
equipo económico de José Luis Machinea busca explicar
la reciente suba de la tasa de desempleo al 15,4 por ciento. La
casi total paralización de la industria de la construcción
llevó en los últimos meses a la destrucción
de entre 234 mil puestos de trabajo en el sector, según estimó
el secretario de Programación Económica, Miguel Bein.
Si se toma como vivienda promedio de una superficie de 60 metros
cuadrados a un valor de 500 pesos el metro de construcción,
y se lo multiplica por las 60 mil unidades disponibles, la oferta
del mercado inmobiliario en la actualidad sería de 3,6 millones
de metros cuadrados ociosos valuados en 1800 millones de pesos.
El cálculo sólo toma en cuenta el precio de costo,
sin la inversión en el terreno, al margen de las variaciones
que experimentan los valores de las propiedades según la
zona en la que se ubican. Semejante stock disponible representa
un difícil obstáculo para los desarrolladores de proyectos
inmobiliarios, ya que en muchos casos la tasa de retorno pactada
al momento de la inversión se terminó licuando a punto
tal que en algunos casos hubiera convenido poner la plata a plazo
fijo.
Para Economía ese stock de unidades vacías impide
que la supuesta reactivación de los préstamos hipotecarios
se traslade a la construcción y, por lo tanto, al empleo.
En los bancos dicen que la gente estaría demostrando la mayor
confianza que les generan las medidas tomadas por el Gobierno en
los últimos meses a través de la adquisición
de créditos para la vivienda. Pero por ahora eso sólo
alcanzaría para empezar a comercializar la oferta de inmuebles
acumulados durante la recesión. La promesa consiste en afirmar
que una vez que el capital inmovilizado adquiera liquidez, el corazón
de la economía aumentará su pulso y entonces la desocupación
disminuirá.
Sin embargo, los operadores inmobiliarios opinan que la inestabilidad
laboral hizo fracasar la oferta hipotecaria lanzada por los bancos
porque la gente no está dispuesta a endeudarse a largo plazo
al no tener certeza sobre la evolución de la economía.
Roberto Ledo, director de Bullrich Propiedades, y Ricardo Bullrich,
director de Tizado, coincidieron ante Cash al afirmar que la crisis
todavía afecta las compras de los sectores medios y medios
bajos, que no tienen otra forma de acceder a la casa propia sino
a través del crédito.
Según Ricardo Theller, investigador de la Universidad Argentina
de la Empresa, uno de los motivos fundamentales por los que
la gente no toma deuda se debe a que el alto índice de desocupación
genera un riesgo cada vez mayor a quedar desempleado. Sin
la intervención del Estado, el círculo vicioso pareciera
estar garantizado: el aumento de la desocupación lleva a
la mayoría de las familias a adoptar una política
de bajo endeudamiento que impide la reactivación de la construcción
y genera mayor desocupación.
La construcción es una rama de gran importancia si se considera
que representa el 5,6 por ciento del Producto Bruto Interno. Resulta
fundamental, entonces, para reactivar la economía y generar
empleo debido a los requerimientos de mano de obra intensiva y a
la gran cantidad de actividades conexas que se desarrollan a partir
de ella, como la producción de cemento, cerámicos,
hierro y pintura. Un millón son las personas que se ofrecen
para trabajar en este sector donde un peón cobra cerca de
25 pesos por día y un capataz, 40 pesos.
Algunos cálculos realizados recientemente por el equipo económico
de Machinea destacaban que si se considera la elasticidad empleo-producto
(variación generada en el empleo por el aumento o la disminución
en la producción) igual a uno en la construcción,
y de 0,5 en las actividadesvinculadas, la destrucción de
puestos de trabajo sería de 234 mil desde mayo de 1999.
El crecimiento del sector fue uno de los más dinámicos
durante la década del 90, fundamentalmente hasta la
crisis de 1995, situación que posibilitó incorporar
a muchos de los trabajadores expulsados de otras áreas de
la economía. Según la Encuesta Permanente de Hogares,
en mayo de 1992 la desocupación en la construcción
ya era del 12,7 por ciento. En 1995 alcanzó el record de
37 por ciento a raíz de la crisis producida por el efecto
Tequila y desde entonces se ha mantenido siempre cerca del 30 por
ciento, experimentando variaciones positivas y negativas pero sin
evidenciar síntomas de recuperación definitiva. En
los momentos de crecimiento económico la tasa de desocupación
se mantuvo elevada en términos estructurales al mismo tiempo
que crecieron las ocupaciones de baja calificación y bajo
nivel de ingreso requeridas por el sector. Pero cuando el crecimiento
económico se detuvo, la precarización se tradujo en
mayor desempleo.
Carlos Fidel, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes,
afirmó a Cash que otra causa del crecimiento de la desocupación
en el sector se debe a la fuerte innovación tecnológica
que acortó los tiempos de la construcción, intensificó
el uso de la fuerza de trabajo y también aumentó los
riesgos de los trabajadores debido a la aceleración de los
ritmos y la falta de capacitación.
En el Gobierno saben que para generar expectativas respecto de la
disminución del índice de desocupación es imprescindible
la reactivación de la llamada madre de industrias. Por lo
tanto, desde que se conocieron los resultados de la EPH se pone
énfasis en la obra pública. El jueves pasado, el mismo
día que se difundió el índice de desocupación,
se anunció un plan de viviendas populares, que estiman que
creará 250 mil puestos de trabajo. Además, el Plan
de Infraestructura también apunta en ese sentido. Este megaplan
promete crear 400 mil puestos de trabajo con una inversión
cercana a los 20 mil millones de pesos en los próximos cinco
años y cuenta con el apoyo de los sindicatos y del Grupo
Productivo. Sin embargo, todavía existen divergencias en
cuanto al modo de implementación y se calcula que recién
entraría en vigencia el año próximo. Esta situación
llevó a que el secretario de la Unión Obrera de la
Construcción, Gerardo Martínez, señalara ante
Cash la necesidad de implementar un plan de emergencia para solucionar
la situación actual de los trabajadores a través de
la construcción de viviendas económicas tendiente
a reducir el déficit habitacional que castiga a 2,5 millones
de hogares, según las estadísticas que posee la Dirección
de Políticas Habitacionales.
Y ésa es la apuesta del Gobierno para bajar el índice
de desocupación. Además de esperar que, finalmente,
la economía comience a transitar un sendero de crecimiento
sostenido, la construcción, ya sea por obra pública
y privada, resulta la principal carta que juega el equipo económico
para disminuir el desempleo.
GERARDO
MARTINEZ, Secretario general de la UOCRA
Se
necesita un plan de emergencia
¿A
qué se debe el crecimiento de la desocupación
en el sector de la construcción?
A la paralización de la obra pública
y a una actitud muy conservadora por parte de algunos inversores
privados. Además, el gobierno nacional les permitió
a las provincias utilizar para otros fines el 50 por ciento
de los recursos destinados a la construcción de vivienda
social. Nosotros veníamos denunciando que no se cumplía
con la Ley que dice que los recursos del Fonavi son específicos,
pero con este permiso el desvío se incrementó.
¿Qué solución proponen para revertir
la situación?
Uno de los problemas más graves que tiene
la Argentina es el déficit habitacional de casi tres
millones de viviendas. Por lo tanto, es necesario que se busque
un plan de emergencia inmediato como para poner en marcha
la reactivación de la construcción en este rubro.
El Gobierno propone un Plan Federal de Obras Públicas.
Nosotros lo apoyamos, pero consideramos que es para
atender las necesidades de mediano y largo plazo. La discusión
parlamentaria va a durar seis meses porque los distintos mecanismos
financieros propuestos van a generar un gran debate. Además,
una vez que tengamos la ley se tendrán que esperar
otros seis meses para la convocatoria a licitaciones. Lo que
planteamos es la necesidad de que el Gobierno implemente un
plan de emergencia.
¿En qué medida la obra privada puede generar
puestos de trabajo?
La inversión privada va a generar trabajo,
pero hoy las posibilidades están muy vinculadas al
desarrollo macroeconómico que pueda alcanzar la Argentina.
Es indudable que hay que salir de este proceso de recesión.
Los economistas dicen que lo macro está bien, pero
en la economía real todavía no se ven signos
de reactivación.
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Qué pasará en el sector
clave de creación de empleo
Roberto
Apelbaum
Vicepresidente del Banco Hipotecario
Se recuperará
Esperamos una recuperación del mercado. Habrá
crecimiento de la demanda de unidades nuevas y, por consiguiente,
de préstamos hipotecarios. Por ese motivo, el banco
está colocando en el mercado unos 200 millones de dólares
para financiar préstamos a desarrolladores, equivalente
al 75 por ciento del costo estimado de la construcción.
El potencial de crecimiento en lo que hace a la colocación
de crédito hipotecario es muy importante y se va a
empezar a manifestar a partir del año que viene. La
industria de la construcción ha pasado por un período
recesivo. Pero eso no quiere decir que la demanda sea cero.
Cuando se manifieste un pico de recuperación, las unidades
existentes se van a comercializar más rápido
y el sector va a empezar a construir viviendas nuevas.
Héctor
DOdorico
Presidente de la Cámara Inmobiliaria
Está achatado
Se están realizando las mismas operaciones inmobiliarias
que el año pasado, pero la oferta es mayor. Por lo
tanto, el mercado está más achatado. Hay una
abundante cantidad de unidades a estrenar desocupadas. Sin
embargo, la gente que tiene necesidad de vivienda no toma
créditos. El mayor riesgo que manifiestan se refiere
al tema de la desocupación y a la estabilidad económica.
Además, la baja de tasas no fue tan importante. Se
ubica en el 9 por ciento anual más el seguro de vida,
de incendio, la apertura de carpeta y los gastos administrativos.
Los bancos de primera línea ofrecen una tasa final
del 12 por ciento. No obstante, si a mí me dan una
tasa del 5 por ciento y no sé si voy a tener trabajo
el mes que viene, no sé si tomo el crédito.
Gregorio
Chodos
de la Cámara Argentina de la Construcción
Caída fuerte
La construcción está pasando por el momento
más crítico de su historia. La caída
de actividad es muy fuerte. Hay una retracción con
respecto a la obra pública y una paralización
en el inicio de nuevas obras privadas. El crecimiento que
pueda llegar a haber en la demanda, a raíz de interesantes
precios y propuestas en el mercado, se refiere al stock de
lo que está construido, pero no a nuevos emprendimientos.
Lamentablemente, no soy muy optimista respecto de las posibilidades
de reactivación durante este año, pues ya debería
haber proyectos, licitaciones y pedidos de precios en distintos
sectores, que no está pasando. Nosotros hemos hecho
un esfuerzo enorme para instalar el tema de la implementación
del Plan de Infraestructura y el Gobierno está estudiando
las propuestas.
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