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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
23 JULIO 2000









Ladrillo a la vista

Por Fernando Krakowiak

Números

60.000 son las viviendas desocupadas
sin vender en la Argentina.

3,6 millones los metros cuadrados
ociosos equivalentes a las 60 mil unidades vacías.

1800 millones de pesos es el costo
aproximado del capital inmóvil que representan
ese stock de viviendas en oferta.

5,6 por ciento es el aporte de
la construcción al PBI.

234.000 puestos de trabajo en la
construcción se destruyeron de mayo
de 1999 a mayo de 2000.

1 millón de personas ofrecen su mano
de obra en el sector.

600.000 trabajan en otros sectores
que dependen de la construcción.

25 pesos es lo que cobra por
día un peón de la construcción.

Como consecuencia de una de la más larga recesión de la economía argentina existen alrededor de 60 mil nuevas viviendas sin vender en todo el país. Este es uno de los datos con los que el equipo económico de José Luis Machinea busca explicar la reciente suba de la tasa de desempleo al 15,4 por ciento. La casi total paralización de la industria de la construcción llevó en los últimos meses a la destrucción de entre 234 mil puestos de trabajo en el sector, según estimó el secretario de Programación Económica, Miguel Bein. Si se toma como vivienda promedio de una superficie de 60 metros cuadrados a un valor de 500 pesos el metro de construcción, y se lo multiplica por las 60 mil unidades disponibles, la oferta del mercado inmobiliario en la actualidad sería de 3,6 millones de metros cuadrados ociosos valuados en 1800 millones de pesos. El cálculo sólo toma en cuenta el precio de costo, sin la inversión en el terreno, al margen de las variaciones que experimentan los valores de las propiedades según la zona en la que se ubican. Semejante stock disponible representa un difícil obstáculo para los desarrolladores de proyectos inmobiliarios, ya que en muchos casos la tasa de retorno pactada al momento de la inversión se terminó licuando a punto tal que en algunos casos hubiera convenido poner la plata a plazo fijo.
Para Economía ese stock de unidades vacías impide que la supuesta reactivación de los préstamos hipotecarios se traslade a la construcción y, por lo tanto, al empleo. En los bancos dicen que la gente estaría demostrando la mayor confianza que les generan las medidas tomadas por el Gobierno en los últimos meses a través de la adquisición de créditos para la vivienda. Pero por ahora eso sólo alcanzaría para empezar a comercializar la oferta de inmuebles acumulados durante la recesión. La promesa consiste en afirmar que una vez que el capital inmovilizado adquiera liquidez, el corazón de la economía aumentará su pulso y entonces la desocupación disminuirá.
Sin embargo, los operadores inmobiliarios opinan que la inestabilidad laboral hizo fracasar la oferta hipotecaria lanzada por los bancos porque la gente no está dispuesta a endeudarse a largo plazo al no tener certeza sobre la evolución de la economía. Roberto Ledo, director de Bullrich Propiedades, y Ricardo Bullrich, director de Tizado, coincidieron ante Cash al afirmar que la crisis todavía afecta las compras de los sectores medios y medios bajos, que no tienen otra forma de acceder a la casa propia sino a través del crédito.
Según Ricardo Theller, investigador de la Universidad Argentina de la Empresa, “uno de los motivos fundamentales por los que la gente no toma deuda se debe a que el alto índice de desocupación genera un riesgo cada vez mayor a quedar desempleado”. Sin la intervención del Estado, el círculo vicioso pareciera estar garantizado: el aumento de la desocupación lleva a la mayoría de las familias a adoptar una política de bajo endeudamiento que impide la reactivación de la construcción y genera mayor desocupación.
La construcción es una rama de gran importancia si se considera que representa el 5,6 por ciento del Producto Bruto Interno. Resulta fundamental, entonces, para reactivar la economía y generar empleo debido a los requerimientos de mano de obra intensiva y a la gran cantidad de actividades conexas que se desarrollan a partir de ella, como la producción de cemento, cerámicos, hierro y pintura. Un millón son las personas que se ofrecen para trabajar en este sector donde un peón cobra cerca de 25 pesos por día y un capataz, 40 pesos.
Algunos cálculos realizados recientemente por el equipo económico de Machinea destacaban que si se considera la elasticidad empleo-producto (variación generada en el empleo por el aumento o la disminución en la producción) igual a uno en la construcción, y de 0,5 en las actividadesvinculadas, la destrucción de puestos de trabajo sería de 234 mil desde mayo de 1999.
El crecimiento del sector fue uno de los más dinámicos durante la década del ‘90, fundamentalmente hasta la crisis de 1995, situación que posibilitó incorporar a muchos de los trabajadores expulsados de otras áreas de la economía. Según la Encuesta Permanente de Hogares, en mayo de 1992 la desocupación en la construcción ya era del 12,7 por ciento. En 1995 alcanzó el record de 37 por ciento a raíz de la crisis producida por el efecto Tequila y desde entonces se ha mantenido siempre cerca del 30 por ciento, experimentando variaciones positivas y negativas pero sin evidenciar síntomas de recuperación definitiva. En los momentos de crecimiento económico la tasa de desocupación se mantuvo elevada en términos estructurales al mismo tiempo que crecieron las ocupaciones de baja calificación y bajo nivel de ingreso requeridas por el sector. Pero cuando el crecimiento económico se detuvo, la precarización se tradujo en mayor desempleo.
Carlos Fidel, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes, afirmó a Cash que otra causa del crecimiento de la desocupación en el sector se debe a la fuerte innovación tecnológica que “acortó los tiempos de la construcción, intensificó el uso de la fuerza de trabajo y también aumentó los riesgos de los trabajadores debido a la aceleración de los ritmos y la falta de capacitación”.
En el Gobierno saben que para generar expectativas respecto de la disminución del índice de desocupación es imprescindible la reactivación de la llamada madre de industrias. Por lo tanto, desde que se conocieron los resultados de la EPH se pone énfasis en la obra pública. El jueves pasado, el mismo día que se difundió el índice de desocupación, se anunció un plan de viviendas populares, que estiman que creará 250 mil puestos de trabajo. Además, el Plan de Infraestructura también apunta en ese sentido. Este megaplan promete crear 400 mil puestos de trabajo con una inversión cercana a los 20 mil millones de pesos en los próximos cinco años y cuenta con el apoyo de los sindicatos y del Grupo Productivo. Sin embargo, todavía existen divergencias en cuanto al modo de implementación y se calcula que recién entraría en vigencia el año próximo. Esta situación llevó a que el secretario de la Unión Obrera de la Construcción, Gerardo Martínez, señalara ante Cash la necesidad de implementar un plan de emergencia para solucionar la situación actual de los trabajadores a través de la construcción de viviendas económicas tendiente a reducir el déficit habitacional que castiga a 2,5 millones de hogares, según las estadísticas que posee la Dirección de Políticas Habitacionales.
Y ésa es la apuesta del Gobierno para bajar el índice de desocupación. Además de esperar que, finalmente, la economía comience a transitar un sendero de crecimiento sostenido, la construcción, ya sea por obra pública y privada, resulta la principal carta que juega el equipo económico para disminuir el desempleo.

GERARDO MARTINEZ, Secretario general de la UOCRA

“Se necesita un plan de emergencia”

¿A qué se debe el crecimiento de la desocupación
en el sector de la construcción?
–A la paralización de la obra pública y a una actitud muy conservadora por parte de algunos inversores privados. Además, el gobierno nacional les permitió a las provincias utilizar para otros fines el 50 por ciento de los recursos destinados a la construcción de vivienda social. Nosotros veníamos denunciando que no se cumplía con la Ley que dice que los recursos del Fonavi son específicos, pero con este permiso el desvío se incrementó.
¿Qué solución proponen para revertir la situación?
–Uno de los problemas más graves que tiene la Argentina es el déficit habitacional de casi tres millones de viviendas. Por lo tanto, es necesario que se busque un plan de emergencia inmediato como para poner en marcha la reactivación de la construcción en este rubro.
El Gobierno propone un Plan Federal de Obras Públicas.
–Nosotros lo apoyamos, pero consideramos que es para atender las necesidades de mediano y largo plazo. La discusión parlamentaria va a durar seis meses porque los distintos mecanismos financieros propuestos van a generar un gran debate. Además, una vez que tengamos la ley se tendrán que esperar otros seis meses para la convocatoria a licitaciones. Lo que planteamos es la necesidad de que el Gobierno implemente un plan de emergencia.
¿En qué medida la obra privada puede generar puestos de trabajo?
–La inversión privada va a generar trabajo, pero hoy las posibilidades están muy vinculadas al desarrollo macroeconómico que pueda alcanzar la Argentina. Es indudable que hay que salir de este proceso de recesión. Los economistas dicen que lo macro está bien, pero en la economía real todavía no se ven signos de reactivación.

Qué pasará en el sector
clave de creación de empleo

Roberto Apelbaum
Vicepresidente del Banco Hipotecario

“Se recuperará”

“Esperamos una recuperación del mercado. Habrá crecimiento de la demanda de unidades nuevas y, por consiguiente, de préstamos hipotecarios. Por ese motivo, el banco está colocando en el mercado unos 200 millones de dólares para financiar préstamos a desarrolladores, equivalente al 75 por ciento del costo estimado de la construcción. El potencial de crecimiento en lo que hace a la colocación de crédito hipotecario es muy importante y se va a empezar a manifestar a partir del año que viene. La industria de la construcción ha pasado por un período recesivo. Pero eso no quiere decir que la demanda sea cero. Cuando se manifieste un pico de recuperación, las unidades existentes se van a comercializar más rápido y el sector va a empezar a construir viviendas nuevas.”

Héctor D’Odorico
Presidente de la Cámara Inmobiliaria

“Está achatado”

“Se están realizando las mismas operaciones inmobiliarias que el año pasado, pero la oferta es mayor. Por lo tanto, el mercado está más achatado. Hay una abundante cantidad de unidades a estrenar desocupadas. Sin embargo, la gente que tiene necesidad de vivienda no toma créditos. El mayor riesgo que manifiestan se refiere al tema de la desocupación y a la estabilidad económica. Además, la baja de tasas no fue tan importante. Se ubica en el 9 por ciento anual más el seguro de vida, de incendio, la apertura de carpeta y los gastos administrativos. Los bancos de primera línea ofrecen una tasa final del 12 por ciento. No obstante, si a mí me dan una tasa del 5 por ciento y no sé si voy a tener trabajo el mes que viene, no sé si tomo el crédito.”

Gregorio Chodos
de la Cámara Argentina de la Construcción

“Caída fuerte”

“La construcción está pasando por el momento más crítico de su historia. La caída de actividad es muy fuerte. Hay una retracción con respecto a la obra pública y una paralización en el inicio de nuevas obras privadas. El crecimiento que pueda llegar a haber en la demanda, a raíz de interesantes precios y propuestas en el mercado, se refiere al stock de lo que está construido, pero no a nuevos emprendimientos. Lamentablemente, no soy muy optimista respecto de las posibilidades de reactivación durante este año, pues ya debería haber proyectos, licitaciones y pedidos de precios en distintos sectores, que no está pasando. Nosotros hemos hecho un esfuerzo enorme para instalar el tema de la implementación del Plan de Infraestructura y el Gobierno está estudiando las propuestas.”