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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
23 JULIO 2000








ADELANTO DE LA POLITICA OFICIAL PARA BAJAR LA DESOCUPACION

“Sin más recursos, el
plan de empleo no sirve”

El 15,4 por ciento de desocupados provocó que se acelere el lanzamiento del Plan de Empleo. Más programas Trabajar, privilegiar al jefe de hogar desocupado y subsidios a empleos de las obras del Plan de Infraestructura.

Por Roberto Navarro

El secretario de Empleo tiene una complicada misión: explicar por qué en una economía que está creciendo hace dos trimestres (así lo indican las cifras oficiales) se destruyeron 200 mil empleos desde octubre pasado. En una entrevista con Cash, el ex diputado frepasista desplegó sus argumentos. Los dos principales fueron: 1) que aún perdura la inercia de una larga recesión, y 2) que el gobierno de Carlos Menem creó, para mejorar su performance electoral, una gran cantidad de empleos mediante un aumento del gasto público que se sabía no se podría mantener en los meses siguientes. Respecto del plan oficial para bajar el desempleo, Viqueira advirtió: “Si la Secretaría de Empleo no cuenta con más recursos, es muy difícil que se pueda encarar una política exitosa”.
¿Por qué aumentó tan fuerte el desempleo si, según el equipo económico, la recesión ya quedó atrás?
–Nadie puede negar que la economía volvió a crecer. Lo que ocurre es que dos años de recesión imponen una inercia en el mercado de trabajo que lleva tiempo romper. Una empresa que pasó un largo período sin rentabilidad, no sale a tomar empleados al tercer mes de bonanza. Además, los índices de producción están aumentando, pero aún no con la fuerza suficiente. De todas maneras, la medición que se acaba de conocer se realizó en mayo, cuando recién nos estábamos acomodando en el Gobierno. Me parece que muchos nos quieren hacer responsables de un problema que no generamos.
Habían prometido reducir el desempleo y en la primera medición, a seis meses de asumir, se destruyeron 200 mil puestos de trabajo.
–Comparar las estadísticas de mayo con las de octubre es de por sí incorrecto, por un problema de estacionalidad, pero en este caso más que nunca. El índice de octubre último (13,8 por ciento) fue mentiroso porque, como consecuencia del proceso electoral, hubo un incremento del gasto público fenomenal, tanto a nivel nacional como provincial y hasta municipal. Se pasó de 100 mil a 200 mil beneficiarios de programas de empleo; se aumentaron los planes alimentarios y las becas de estudio; en la provincia de Buenos Aires se batieron records de obra pública. Muchos de esos gastos todavía se están pagando, que influyeron fuertemente en la creación de empleo. Hubo una transferencia de recursos públicos a la gente que se sabía que no podía mantenerse en el tiempo. Cómo puede ser, si no, que en octubre, con recesión, haya caído la desocupación. El 15,4 por ciento que vemos hoy es el dato que deberíamos haber visto hace seis meses y se cubrió con gasto público.
Una reciente encuesta de Graciela Römer revela que la percepción de la gente es que el Gobierno no tiene una política de empleo.
–Es lógico porque hasta ahora no se ven los resultados. Pero se ha hecho mucho en estos meses: se encauzó el problema del déficit fiscal, que era una bomba de tiempo; se crearon las condiciones necesarias para que el país regresara a la senda del crecimiento y se tomaron una batería de medidas para apoyar a las pymes, que son las grandes creadoras de puestos de trabajo. En lo que respecta a política de empleo propiamente dicha, se reformó la legislación laboral, creando incentivos concretos para la creación de puestos de trabajo, como la ampliación del período de prueba.
¿Piensa que, en la actual situación económica, los empresarios van a tomar más empleados porque cuenten con un período de prueba más extenso?
–La reforma recién se está reglamentando en estos días. Estoy seguro de que a muchas empresas que tienen proyectos de inversión les interesa el nuevo período de prueba. Pero además está el incentivo de que, si confirman a esos empleados en sus cargos, obtienen un importante descuento en las cargas sociales. Por supuesto que son todas medidas que serán útiles en tanto y en cuanto la economía tenga un crecimiento sostenido.
Y hasta que empiece, ¿qué van a hacer desde la cartera laboral?
–Desde el Ministerio planteamos la necesidad de lanzar un Plan Nacional de Empleo. Se trata de una reorientación de los planes actuales,vinculándolos con los demás ministerios. Por ejemplo, subsidiaremos con Plan Trabajar a los programas de desarrollo comunitario, a los planes alimentarios y a los de salud. También estamos pensando en subsidiar empleos para las obras que va a desarrollar Infraestructura. Así mejoraremos fuertemente el impacto social de los programas. No es lo mismo utilizar los planes para cavar zanjas y después taparlas, que orientarlos al bien social. Además, y esto es muy importante, vamos a focalizar mejor a los beneficiarios. Hay que terminar con el manejo político de los planes. Ahora estamos pagando, desde la Nación, 130 mil seguros de desempleo y otros 100 mil programas de empleo transitorio. Las provincias están financiando 100 mil más. Hay becas de estudios del Ministerio de Educación.
¿Van a apuntar a algún sector en particular?
–La prioridad son los jefes de familia. No sólo porque son los que sufren la situación más acuciante, sino por cuestiones prácticas. Dentro de los dos millones de desocupados hay varios que pertenecen al mismo hogar. Si en una familia tipo no hay ningún miembro empleado, lo más probable es que los cuatro salgan a buscar trabajo. Si uno de ellos, el jefe, recibe 200 pesos por mes, esa presión sobre el mercado de trabajo seguro descenderá. Aunque no les alcance con ese dinero, no van a salir todos a buscar trabajo. Esa ayuda actuará como una contención. Si el presupuesto es suficiente, también organizaremos un plan para ayudar a los que buscan su primer trabajo.
¿Se destinarán más recursos?
–Espero que sí. Es muy difícil llevar adelante una política exitosa sin dinero. La propuesta de la Secretaría es instrumentar un plan bianual con recursos extraordinarios, que insumiría alrededor de 100 millones de pesos extra por año, lo que incrementaría en un 50 por ciento el presupuesto actual. Hay que entender que si no se destinan más recursos, este plan no sirve.

“Hay que debatir la reducción
de la jornada laboral”

¿La sobreocupación es un factor importante en el deterioro del nivel de empleo?
–Importantísimo. Argentina es un país record en horas trabajadas por persona. Hay millones de sobreocupados. Y la mayoría no cobra ni un peso adicional. Por eso tomamos la decisión de disminuir la cantidad de horas extra permitidas.
Si no respetaba el mínimo que regía hasta ahora, por qué pensar que la situación va a cambiar.
–Porque está la decisión política de hacerlo. A fines del año pasado se sancionó un decreto que permite a la Nación efectuar controles laborales. Pero los gobernadores se resistieron a aceptarla y no se quiso avanzar sin consenso. Ahora la situación cambió. En la reunión que mantuvo el presidente Fernando de la Rúa con los gobernadores justicialistas en Olivos se acordó buscar una fórmula conjunta. Y en el ministerio ya se armaron los equipos para empezar la tarea.
¿Se habló en el Gobierno sobre la posibilidad de reducir la jornada laboral?
–Yo estoy convencido de que a menores horas trabajadas mayor empleo. Pero no podemos pensar que en Argentina sea tan fácil de instrumentar como en un país desarrollado. Tanto los empresarios como los sindicatos se resisten a ese tipo de cambios. De todas maneras no debe cerrarse el debate.