ADELANTO DE LA POLITICA OFICIAL PARA BAJAR LA DESOCUPACION
Sin más recursos, el
plan de empleo no sirve
El
15,4 por ciento de desocupados provocó que se acelere el
lanzamiento del Plan de Empleo. Más programas Trabajar, privilegiar
al jefe de hogar desocupado y subsidios a empleos de las obras del
Plan de Infraestructura.
Por
Roberto Navarro
El secretario de Empleo tiene una complicada misión: explicar
por qué en una economía que está creciendo
hace dos trimestres (así lo indican las cifras oficiales)
se destruyeron 200 mil empleos desde octubre pasado. En una entrevista
con Cash, el ex diputado frepasista desplegó sus argumentos.
Los dos principales fueron: 1) que aún perdura la inercia
de una larga recesión, y 2) que el gobierno de Carlos Menem
creó, para mejorar su performance electoral, una gran cantidad
de empleos mediante un aumento del gasto público que se sabía
no se podría mantener en los meses siguientes. Respecto del
plan oficial para bajar el desempleo, Viqueira advirtió:
Si la Secretaría de Empleo no cuenta con más
recursos, es muy difícil que se pueda encarar una política
exitosa.
¿Por qué aumentó tan fuerte el desempleo
si, según el equipo económico, la recesión
ya quedó atrás?
Nadie puede negar que la economía volvió
a crecer. Lo que ocurre es que dos años de recesión
imponen una inercia en el mercado de trabajo que lleva tiempo romper.
Una empresa que pasó un largo período sin rentabilidad,
no sale a tomar empleados al tercer mes de bonanza. Además,
los índices de producción están aumentando,
pero aún no con la fuerza suficiente. De todas maneras, la
medición que se acaba de conocer se realizó en mayo,
cuando recién nos estábamos acomodando en el Gobierno.
Me parece que muchos nos quieren hacer responsables de un problema
que no generamos.
Habían prometido reducir el desempleo y en la primera
medición, a seis meses de asumir, se destruyeron 200 mil
puestos de trabajo.
Comparar las estadísticas de mayo con las de octubre
es de por sí incorrecto, por un problema de estacionalidad,
pero en este caso más que nunca. El índice de octubre
último (13,8 por ciento) fue mentiroso porque, como consecuencia
del proceso electoral, hubo un incremento del gasto público
fenomenal, tanto a nivel nacional como provincial y hasta municipal.
Se pasó de 100 mil a 200 mil beneficiarios de programas de
empleo; se aumentaron los planes alimentarios y las becas de estudio;
en la provincia de Buenos Aires se batieron records de obra pública.
Muchos de esos gastos todavía se están pagando, que
influyeron fuertemente en la creación de empleo. Hubo una
transferencia de recursos públicos a la gente que se sabía
que no podía mantenerse en el tiempo. Cómo puede ser,
si no, que en octubre, con recesión, haya caído la
desocupación. El 15,4 por ciento que vemos hoy es el dato
que deberíamos haber visto hace seis meses y se cubrió
con gasto público.
Una reciente encuesta de Graciela Römer revela que la percepción
de la gente es que el Gobierno no tiene una política de empleo.
Es lógico porque hasta ahora no se ven los resultados.
Pero se ha hecho mucho en estos meses: se encauzó el problema
del déficit fiscal, que era una bomba de tiempo; se crearon
las condiciones necesarias para que el país regresara a la
senda del crecimiento y se tomaron una batería de medidas
para apoyar a las pymes, que son las grandes creadoras de puestos
de trabajo. En lo que respecta a política de empleo propiamente
dicha, se reformó la legislación laboral, creando
incentivos concretos para la creación de puestos de trabajo,
como la ampliación del período de prueba.
¿Piensa que, en la actual situación económica,
los empresarios van a tomar más empleados porque cuenten
con un período de prueba más extenso?
La reforma recién se está reglamentando
en estos días. Estoy seguro de que a muchas empresas que
tienen proyectos de inversión les interesa el nuevo período
de prueba. Pero además está el incentivo de que, si
confirman a esos empleados en sus cargos, obtienen un importante
descuento en las cargas sociales. Por supuesto que son todas medidas
que serán útiles en tanto y en cuanto la economía
tenga un crecimiento sostenido.
Y hasta que empiece, ¿qué van a hacer desde la
cartera laboral?
Desde el Ministerio planteamos la necesidad de lanzar
un Plan Nacional de Empleo. Se trata de una reorientación
de los planes actuales,vinculándolos con los demás
ministerios. Por ejemplo, subsidiaremos con Plan Trabajar a los
programas de desarrollo comunitario, a los planes alimentarios y
a los de salud. También estamos pensando en subsidiar empleos
para las obras que va a desarrollar Infraestructura. Así
mejoraremos fuertemente el impacto social de los programas. No es
lo mismo utilizar los planes para cavar zanjas y después
taparlas, que orientarlos al bien social. Además, y esto
es muy importante, vamos a focalizar mejor a los beneficiarios.
Hay que terminar con el manejo político de los planes. Ahora
estamos pagando, desde la Nación, 130 mil seguros de desempleo
y otros 100 mil programas de empleo transitorio. Las provincias
están financiando 100 mil más. Hay becas de estudios
del Ministerio de Educación.
¿Van a apuntar a algún sector en particular?
La prioridad son los jefes de familia. No sólo
porque son los que sufren la situación más acuciante,
sino por cuestiones prácticas. Dentro de los dos millones
de desocupados hay varios que pertenecen al mismo hogar. Si en una
familia tipo no hay ningún miembro empleado, lo más
probable es que los cuatro salgan a buscar trabajo. Si uno de ellos,
el jefe, recibe 200 pesos por mes, esa presión sobre el mercado
de trabajo seguro descenderá. Aunque no les alcance con ese
dinero, no van a salir todos a buscar trabajo. Esa ayuda actuará
como una contención. Si el presupuesto es suficiente, también
organizaremos un plan para ayudar a los que buscan su primer trabajo.
¿Se destinarán más recursos?
Espero que sí. Es muy difícil llevar adelante
una política exitosa sin dinero. La propuesta de la Secretaría
es instrumentar un plan bianual con recursos extraordinarios, que
insumiría alrededor de 100 millones de pesos extra por año,
lo que incrementaría en un 50 por ciento el presupuesto actual.
Hay que entender que si no se destinan más recursos, este
plan no sirve.
Hay
que debatir la reducción
de la jornada laboral
¿La
sobreocupación es un factor importante en el deterioro del
nivel de empleo?
Importantísimo. Argentina es un país record
en horas trabajadas por persona. Hay millones de sobreocupados.
Y la mayoría no cobra ni un peso adicional. Por eso tomamos
la decisión de disminuir la cantidad de horas extra permitidas.
Si no respetaba el mínimo que regía hasta ahora,
por qué pensar que la situación va a cambiar.
Porque está la decisión política
de hacerlo. A fines del año pasado se sancionó un
decreto que permite a la Nación efectuar controles laborales.
Pero los gobernadores se resistieron a aceptarla y no se quiso avanzar
sin consenso. Ahora la situación cambió. En la reunión
que mantuvo el presidente Fernando de la Rúa con los gobernadores
justicialistas en Olivos se acordó buscar una fórmula
conjunta. Y en el ministerio ya se armaron los equipos para empezar
la tarea.
¿Se habló en el Gobierno sobre la posibilidad de
reducir la jornada laboral?
Yo estoy convencido de que a menores horas trabajadas mayor
empleo. Pero no podemos pensar que en Argentina sea tan fácil
de instrumentar como en un país desarrollado. Tanto los empresarios
como los sindicatos se resisten a ese tipo de cambios. De todas
maneras no debe cerrarse el debate.
|