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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
30 JULIO 2000








Telefónica después de Villalonga

¿La hora de las alianzas?

Por Raúl Dellatorre

La salida de Juan Villalonga de la presidencia de Telefónica de España ha vuelto a dinamizar las especulaciones sobre futuras alianzas en el plano de las telecomunicaciones. Todas ubican a British Telecom (BT) en primera línea, que precisamente vio frustrada una posibilidad de acuerdo el año pasado ante la pretensión de Villalonga de presidir el nuevo grupo. Tampoco se descarta el interés de empresas norteamericanas u otros gigantes europeos, por la puerta que les abriría al mercado latinoamericano.
La agresividad negociadora del titular saliente de la empresa española le valió a la misma, en sus cuatro años de gestión, la captura de firmas estratégicas en el campo de Internet y de medios, que le significan hoy a Telefónica una valorización bursátil de 88.500 millones de dólares. Siendo apenas superior a la de BT, no son pocos los que consideran que ahora es el momento justo para una fusión entre iguales.
Otras empresas se suman a las candidatas o interesadas en la captura de Telefónica. BellSouth Corp, SBC Communications o incluso Verizon Communications –la anterior Bell Atlantic– figuran en la lista de las tentadas a realizar una oferta hostil por las acciones de la española. “Para una empresa estadounidense (Telefónica) es una gran plataforma en Europa. Para una europea es extender su marca y, además, obtiene activos latinoamericanos. No creo que nadie pueda quedarse quieto durante mucho tiempo en este mercado”, señaló una fuente del sector.
Vista como una opción de ampliación de negocios, los activos de Telefónica representan la alternativa de extender la estrategia de cualquier gran empresa no sólo a América latina, sino la posibilidad de extender sus negocios en medios e Internet. A cualquiera de los grandes, incorporar a Telefónica le supondría “reforzar su gestión y darle una estrategia global creíble”, tal cual señaló el especialista de una de las principales agencias calificadoras.
Para muchos, la renuncia de Villalonga remueve un obstáculo para trazar estrategias de alianzas. Para otros, la debilidad de su sucesor, César Alierta, es sólo aparente. No hay que olvidar que el cambio en la cabeza de Telefónica no modifica su composición accionaria, que sigue centrada en un núcleo duro conformado por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria y La Caixa, dos potencias que no se caracterizan, precisamente, por su falta de agresión en el terreno de los negocios.