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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
03 SEPTIEMBRE 2000









Desbalanceados

Por Roberto Navarro

El ingeniero Bruno Capra fundó la empresa Servotrón en 1961 y llegó a tener 200 empleados, la mayoría de ellos técnicos altamente calificados. Fabricaba elementos electrónicos y su principal cliente era Subterráneos de Buenos Aires, al que proveía de sistemas de señalización. Cuando se privatizaron los subtes, el nuevo concesionario, Metrovías, comenzó a comprar esos insumos a un proveedor francés, a precios superiores a los de Servotrón. Capra demandó al concesionario invocando el decreto 2284/91 de Compre Nacional y obtuvo un fallo favorable en primera instancia y en la posterior apelación ante la Cámara Federal. Pero Metrovías consiguió el apoyo a su postura de la Corte Suprema de Justicia. Servotrón despidió a todo el personal y se presentó en convocatoria de acreedores.
El proceso de privatización de las empresas de servicios públicos y de extranjerización de la economía implicó un aumento en las importaciones de insumos de producción. Las transnacionales rompieron así el encadenamiento productivo que había entre las grandes empresas y las pymes que las proveían, reemplazando los productos nacionales por importados.
Según datos del INdEC, las compañías extranjeras con sede en el país importan el 25 por ciento de sus insumos, mientras que las nacionales, sólo el 12 por ciento. Esa tendencia de las compañías extranjeras de proveerse fuera del país es una de las causas del estancamiento económico y la desocupación. De las 100 empresas que más importan en el país, 80 son transnacionales.
El presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, se reunió hace dos semanas en Olivos con 120 empresarios para preguntarles qué necesitaban para importar menos y exportar más. También pidió al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) que elabore un proyecto para que el Estado pueda promover el desarrollo de nuevos encadenamientos productivos que den trabajo a las empresas nacionales. La mayor parte de las compras que realizan las transnacionales en el exterior son bienes de capital e insumos de alto valor agregado. En el Ministerio de Economía afirman que reemplazando una parte importante de esas importaciones por productos argentinos se puede lograr el doble efecto de generar puestos de trabajo y equilibrar la balanza comercial.
Las tres fábricas de vagones que había en la Argentina, Calegari, Budiasco y Materfer, tuvieron que cerrar sus puertas y despedir a los más de 500 trabajadores que empleaban, porque los nuevos concesionarios de trenes y subterráneos importan los coches de Europa y Japón. Desde 1963 hasta 1989 rigió una Ley de Compre Nacional que daba prioridad a las empresas locales en las compras del Estado. A poco de asumir, el ex presidente Carlos Menem emitió un decreto que extendía esa legislación a las empresas privatizadas. Pero nunca se cumplió. El martes, en el Día de la Industria, José Luis Machinea les llevará de regalo a los empresarios nacionales un nuevo decreto de “Compre Argentino”. Pero los especialistas descreen de la efectividad de ese decreto. “Las transnacionales tienen compromisos con proveedores globales, pactados por sus casas matrices por períodos plurianuales. Para modificar esa situación, el Estado debe ofrecer un entorno productivo eficaz y proponer planes de largo plazo”, explicó a Cash Bernardo Kosacoff, economista de la Cepal.
La compañía Hidrodinámica Vázquez, de Ernesto Vázquez, comenzó a fabricar válvulas y accesorios hidráulicos en 1952. Empleaba a más de 300 personas y su principal cliente era Obras Sanitarias. Desde que la empresa estatal fue concesionada a Aguas Argentinas, Vázquez no vendió una pieza más. El mes pasado cerró definitivamente. La misma suerte corrió la fábrica La Vasconia, que proveía de caños y válvulas a esa compañía desde 1920 y daba empleo a 800 personas. Ambas empresas, asesoradas por la Comisión de Seguimiento de la Aduana de la Cámara de Diputados, iniciaron acciones legales porque, según afirman, Aguas Argentinas estaría comprando sus insumos a una empresa del mismo grupo de control, que importa los productos a precios subfacturados. Desde la Unión Industrial se ha señalado que las empresas privatizadas realizan sus compras en sus países de origen a empresas vinculadas, a precios sobrefacturados, para transferir ganancias a sus casas matrices y evitar tributar impuestos en la Argentina.
Aunque los industriales locales se quejan de que son discriminados por las transnacionales, muchos de los insumos que compran no se fabrican en el país. Los sectores más dinámicos, como la informática y las comunicaciones, casi no tienen proveedores en la Argentina. Las mismas multinacionales que producían ese tipo de insumos localmente dejaron de hacerlo. Siemens y Standar Electric, que fabricaban aparatos y centrales telefónicas, desarmaron sus plantas e importan desde sus casas matrices. IBM dejó de producir computadoras y repuestos e importa más de 100 millones de dólares anuales desde Estados Unidos. La industria farmacéutica disminuyó drásticamente su producción de drogas y comenzó a importarlas desde Suiza, Alemania, India y Pakistán. El desarrollo tecnológico del campo tampoco fue acompañado por la industria local. El laboratorio Novartis importó desde Suiza 125 millones de dólares durante 1999 en nuevos pesticidas e insecticidas que no se producen en el país.

Nuevos mercados y modernizacion tecnologica

Los beneficios que no fueron


Por R.N.

Los defensores de la extranjerización de la economía pregonaban como una de las grandes ventajas de ese proceso la apertura de nuevos mercados. El fenómeno se produjo, pero al revés: en vez de conseguir nuevos clientes, las multinacionales aportaron nuevos proveedores del exterior. Entre las mil empresas de mayor venta en el país, las transnacionales exhiben un déficit de comercio exterior de 200 millones de dólares anuales y las nacionales un superávit de 4600 millones.
La invasión extranjera tampoco causó el shock tecnológico que anunciaban iba a cambiar el perfil productivo nacional, sumando valor agregado a la materia prima local. Si en el muestreo anterior se restan las operaciones de oleaginosas, granos y petróleo, las transnacionales tienen un déficit de 6 mil millones de dólares anuales, muy superior a los 700 millones del rojo de las empresas argentinas en igual condición. El 50 por ciento de las exportaciones de las compañías extranjeras con sede en el país se concentra en esos tres commodities.
La mayor parte de la inversión extranjera de la última década estuvo destinada a sectores de servicios, con escasas posibilidades de exportación. Principalmente, en servicios públicos, comercio minorista y bancos. El sector automotor fue receptor de grandes inversiones y goza de un régimen de comercio exterior administrado; sin embargo, es el que mayor déficit exhibe. Si se suman las operaciones de la industria y de los importadores independientes, el rojo del sector en 1999 fue de 1760 millones de dólares. Pero no todas las terminales tuvieron un desempeño similar. Mientras Renault tuvo un déficit comercial de 562 millones de dólares, Ford y Volkswagen obtuvieron superávit.
El fuerte desarrollo de la telefonía básica y celular generó un déficit del sector de telecomunicaciones de 850 millones de dólares anuales. Telecom y Telefónica importan los emisores de radiotelefonía de Suecia; Movicom y CTI, de Estados Unidos. Los teléfonos públicos, que ENTel compraba a la empresa nacional Siat, ahora vienen de Francia y España. BGH vende los aparatos telefónicos que importa desde Brasil.
Lo mismo ocurre con el sector informático, que tuvo un crecimiento espectacular en el país y se convirtió en una de las áreas de mayor déficit de comercio exterior. Entre las cinco compañías más grandes que operan en el país, Hewlett Packard, Compaq, NCR, Xerox y Epson, tienen un rojo conjunto de 450 millones de dólares anuales. También las empresas de neumáticos, Pirelli, Good Year, Fate y Firestone, que durante décadas fueron grandes exportadoras, ahora importan productos de Brasil, España y Estados Unidos.

Cifras de la extranjerizacion

- De las 100 empresas que más importan, 80 son transnacionales.

- Las multinacionales radicadas en el país compran en el exterior el 25 por ciento de sus insumos; las empresas locales, el 12 por ciento.

- Entre las 1000 empresas de mayor facturación, las transnacionales exhiben un déficit de comercio exterior de 200 millones de dólares anuales y las nacionales un superávit de 4600 millones.

- Si se restan las operaciones de oleaginosas, granos y petróleo, las transnacionales tienen un déficit de 6000 millones de dólares anual y las nacionales un déficit de 700 millones.

- El 50 por ciento de las exportaciones de las multinacionales se concentra en granos, oleaginosas y petróleo.

- El mayor déficit de comercio exterior lo registra la industria automotriz, con un rojo de 1760 millones de dólares anuales.

- Las empresas de telecomunicaciones tienen un déficit comercial de 850 millones de dólares anuales.

- El sector farmacéutico contabiliza un déficit de 520 millones de dólares.

- Las cinco empresas más grandes de informática (Hewlett Packard, Compaq, Xerox, NCR y Epson) tienen un déficit de 450 millones de dólares.

Andres Lopez economista de Cenit

“Hay que priorizar el Compre Nacional”

¿Por qué las empresas extranjeras instaladas en el país importan más que las nacionales?
–Respecto de los concesionarios de los servicios públicos privatizados, el error se cometió cuando se hicieron las licitaciones. La mayoría de los países del mundo exige a las compañías extranjeras que prioricen la compra de insumos nacionales, aun a costa de pagar un poco más caro. Incluso, les imponen cupos de compra de empresas locales. En la Argentina no se hizo y ni siquiera se exigió el cumplimiento de la Ley de Compre Nacional, que nunca dejó de tener vigencia legal.
Las transnacionales que compraron empresas privadas también exhiben déficit en su comercio exterior.
–Un alto porcentaje de las inversiones fue a parar al sector bancario, que podría exportar sus servicios. Pero la política de sus casas matrices, principalmente en el caso de los españoles, es exportar desde sus países de origen. También hubo fuertes inversiones en comercio minorista, principalmente en hipermercados, que están importando más de 200 millones de dólares anuales, la mayor parte desde Asia. Esa es una situación que se puede revertir y usar a esos mismos supermercados para exportar. El presidente Fernando de la Rúa se reunió con directivos de Carrefour para hablar del tema.
¿Por qué si las diez compañías automotrices más importantes del mundo tienen plantas en el país, el sector automotor es el más deficitario de todos?
–Las empresas vinieron porque el régimen administrado que se montó en la década pasada las obligaba a producir algunos modelos en el país para poder importar el resto con aranceles reducidos. Una vez en el país se encontraron con la misma situación de los demás: les conviene importar sus insumos de Brasil, que opera con costos laborales y con un tipo de cambio más ventajoso. Y a la vez se les hace difícil exportar. Pero, en este caso, hay que hacer diferencias: Ford, por ejemplo, se especializó en dos modelos, un auto y una pick up, y logró una escala de producción que la hizo competitiva. Renault, en cambio, tiene un déficit comercial cada vez más grande.

 

Bernardo Kosacoff economista de Cepal

“Son políticas de las casas matrices”

¿Por qué las transnacionales rompieron los encadenamientos productivos locales?
–En cada caso en particular se conjugan distintas causas: hay razones impositivas, tecnológicas y de estrategias comerciales e industriales. Pero, en general, responden a políticas dictadas desde las casas matrices. Las multinacionales desarrollaron proveedores globales para cada grupo de insumos en distintos países, según las ventajas comparativas que cada uno ofreció. Luego, realizan contratos plurianuales para proveer a sus filiales en todo el mundo. Por eso, aunque circunstancialmente una empresa nacional les proponga mejores precios, igual compran en el exterior.
¿En la Argentina no operan ese tipo de proveedores?
–Salvo Transax, la fábrica de cajas de velocidad de Volkswagen, creo que no existe otra. Pero sirve como ejemplo para demostrar que se puede lograr. En la actualidad sólo somos competitivos en recursos naturales, energéticos y commodities industriales. Pero no es cierto que el país no pueda ser competitivo en otros sectores. El Gobierno tiene que alentar una estrategia de desarrollo de largo plazo.
¿Cómo sería esa estrategia?
–Para que una empresa sea competitiva no es suficiente con una buena gestión individual. Debe existir un entorno de eficiencia. En el país no tenemos instituciones de Ciencia y Tecnología ni proveedores especializados ni servicios técnicos de apoyo, elementos imprescindibles para producir bienes diferenciados. En todos estos factores debe trabajar el Estado. Además, como una pyme no puede depender de un solo gran cliente, se debe alentar el desarrollo de proveedores especializados y subcontratistas, que produzcan bienes de tipo club, que sirvan para varios fines.
¿Sirve para algo que Fernando de la Rúa les pregunte a las empresas qué necesitan para exportar más e importar menos?
–Es un buen comienzo. La mayoría de los jefes de planta de las transnacionales son argentinos, que saben que es necesario crear trabajo en el país. Incluso los extranjeros necesitan un mercado a quién venderle. Si el Estado alienta y coordina las iniciativas, el país puede desarrollarse tecnológicamente.