Desbalanceados
Por
Roberto Navarro
El
ingeniero Bruno Capra fundó la empresa Servotrón en
1961 y llegó a tener 200 empleados, la mayoría de
ellos técnicos altamente calificados. Fabricaba elementos
electrónicos y su principal cliente era Subterráneos
de Buenos Aires, al que proveía de sistemas de señalización.
Cuando se privatizaron los subtes, el nuevo concesionario, Metrovías,
comenzó a comprar esos insumos a un proveedor francés,
a precios superiores a los de Servotrón. Capra demandó
al concesionario invocando el decreto 2284/91 de Compre Nacional
y obtuvo un fallo favorable en primera instancia y en la posterior
apelación ante la Cámara Federal. Pero Metrovías
consiguió el apoyo a su postura de la Corte Suprema de Justicia.
Servotrón despidió a todo el personal y se presentó
en convocatoria de acreedores.
El proceso de privatización de las empresas de servicios
públicos y de extranjerización de la economía
implicó un aumento en las importaciones de insumos de producción.
Las transnacionales rompieron así el encadenamiento productivo
que había entre las grandes empresas y las pymes que las
proveían, reemplazando los productos nacionales por importados.
Según datos del INdEC, las compañías extranjeras
con sede en el país importan el 25 por ciento de sus insumos,
mientras que las nacionales, sólo el 12 por ciento. Esa tendencia
de las compañías extranjeras de proveerse fuera del
país es una de las causas del estancamiento económico
y la desocupación. De las 100 empresas que más importan
en el país, 80 son transnacionales.
El presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, se
reunió hace dos semanas en Olivos con 120 empresarios para
preguntarles qué necesitaban para importar menos y exportar
más. También pidió al Instituto Nacional de
Tecnología Industrial (INTI) que elabore un proyecto para
que el Estado pueda promover el desarrollo de nuevos encadenamientos
productivos que den trabajo a las empresas nacionales. La mayor
parte de las compras que realizan las transnacionales en el exterior
son bienes de capital e insumos de alto valor agregado. En el Ministerio
de Economía afirman que reemplazando una parte importante
de esas importaciones por productos argentinos se puede lograr el
doble efecto de generar puestos de trabajo y equilibrar la balanza
comercial.
Las tres fábricas de vagones que había en la Argentina,
Calegari, Budiasco y Materfer, tuvieron que cerrar sus puertas y
despedir a los más de 500 trabajadores que empleaban, porque
los nuevos concesionarios de trenes y subterráneos importan
los coches de Europa y Japón. Desde 1963 hasta 1989 rigió
una Ley de Compre Nacional que daba prioridad a las empresas locales
en las compras del Estado. A poco de asumir, el ex presidente Carlos
Menem emitió un decreto que extendía esa legislación
a las empresas privatizadas. Pero nunca se cumplió. El martes,
en el Día de la Industria, José Luis Machinea les
llevará de regalo a los empresarios nacionales un nuevo decreto
de Compre Argentino. Pero los especialistas descreen
de la efectividad de ese decreto. Las transnacionales tienen
compromisos con proveedores globales, pactados por sus casas matrices
por períodos plurianuales. Para modificar esa situación,
el Estado debe ofrecer un entorno productivo eficaz y proponer planes
de largo plazo, explicó a Cash Bernardo Kosacoff, economista
de la Cepal.
La compañía Hidrodinámica Vázquez, de
Ernesto Vázquez, comenzó a fabricar válvulas
y accesorios hidráulicos en 1952. Empleaba a más de
300 personas y su principal cliente era Obras Sanitarias. Desde
que la empresa estatal fue concesionada a Aguas Argentinas, Vázquez
no vendió una pieza más. El mes pasado cerró
definitivamente. La misma suerte corrió la fábrica
La Vasconia, que proveía de caños y válvulas
a esa compañía desde 1920 y daba empleo a 800 personas.
Ambas empresas, asesoradas por la Comisión de Seguimiento
de la Aduana de la Cámara de Diputados, iniciaron acciones
legales porque, según afirman, Aguas Argentinas estaría
comprando sus insumos a una empresa del mismo grupo de control,
que importa los productos a precios subfacturados. Desde la Unión
Industrial se ha señalado que las empresas privatizadas realizan
sus compras en sus países de origen a empresas vinculadas,
a precios sobrefacturados, para transferir ganancias a sus casas
matrices y evitar tributar impuestos en la Argentina.
Aunque los industriales locales se quejan de que son discriminados
por las transnacionales, muchos de los insumos que compran no se
fabrican en el país. Los sectores más dinámicos,
como la informática y las comunicaciones, casi no tienen
proveedores en la Argentina. Las mismas multinacionales que producían
ese tipo de insumos localmente dejaron de hacerlo. Siemens y Standar
Electric, que fabricaban aparatos y centrales telefónicas,
desarmaron sus plantas e importan desde sus casas matrices. IBM
dejó de producir computadoras y repuestos e importa más
de 100 millones de dólares anuales desde Estados Unidos.
La industria farmacéutica disminuyó drásticamente
su producción de drogas y comenzó a importarlas desde
Suiza, Alemania, India y Pakistán. El desarrollo tecnológico
del campo tampoco fue acompañado por la industria local.
El laboratorio Novartis importó desde Suiza 125 millones
de dólares durante 1999 en nuevos pesticidas e insecticidas
que no se producen en el país.
Nuevos
mercados y modernizacion tecnologica
Los beneficios que no fueron
Por R.N.
Los
defensores de la extranjerización de la economía pregonaban
como una de las grandes ventajas de ese proceso la apertura de nuevos
mercados. El fenómeno se produjo, pero al revés: en
vez de conseguir nuevos clientes, las multinacionales aportaron
nuevos proveedores del exterior. Entre las mil empresas de mayor
venta en el país, las transnacionales exhiben un déficit
de comercio exterior de 200 millones de dólares anuales y
las nacionales un superávit de 4600 millones.
La invasión extranjera tampoco causó el shock tecnológico
que anunciaban iba a cambiar el perfil productivo nacional, sumando
valor agregado a la materia prima local. Si en el muestreo anterior
se restan las operaciones de oleaginosas, granos y petróleo,
las transnacionales tienen un déficit de 6 mil millones de
dólares anuales, muy superior a los 700 millones del rojo
de las empresas argentinas en igual condición. El 50 por
ciento de las exportaciones de las compañías extranjeras
con sede en el país se concentra en esos tres commodities.
La mayor parte de la inversión extranjera de la última
década estuvo destinada a sectores de servicios, con escasas
posibilidades de exportación. Principalmente, en servicios
públicos, comercio minorista y bancos. El sector automotor
fue receptor de grandes inversiones y goza de un régimen
de comercio exterior administrado; sin embargo, es el que mayor
déficit exhibe. Si se suman las operaciones de la industria
y de los importadores independientes, el rojo del sector en 1999
fue de 1760 millones de dólares. Pero no todas las terminales
tuvieron un desempeño similar. Mientras Renault tuvo un déficit
comercial de 562 millones de dólares, Ford y Volkswagen obtuvieron
superávit.
El fuerte desarrollo de la telefonía básica y celular
generó un déficit del sector de telecomunicaciones
de 850 millones de dólares anuales. Telecom y Telefónica
importan los emisores de radiotelefonía de Suecia; Movicom
y CTI, de Estados Unidos. Los teléfonos públicos,
que ENTel compraba a la empresa nacional Siat, ahora vienen de Francia
y España. BGH vende los aparatos telefónicos que importa
desde Brasil.
Lo mismo ocurre con el sector informático, que tuvo un crecimiento
espectacular en el país y se convirtió en una de las
áreas de mayor déficit de comercio exterior. Entre
las cinco compañías más grandes que operan
en el país, Hewlett Packard, Compaq, NCR, Xerox y Epson,
tienen un rojo conjunto de 450 millones de dólares anuales.
También las empresas de neumáticos, Pirelli, Good
Year, Fate y Firestone, que durante décadas fueron grandes
exportadoras, ahora importan productos de Brasil, España
y Estados Unidos.
Cifras
de la extranjerizacion
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De las 100 empresas que más importan, 80 son transnacionales.
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Las multinacionales radicadas en el país compran en
el exterior el 25 por ciento de sus insumos; las empresas
locales, el 12 por ciento.
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Entre las 1000 empresas de mayor facturación, las transnacionales
exhiben un déficit de comercio exterior de 200 millones
de dólares anuales y las nacionales un superávit
de 4600 millones.
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Si se restan las operaciones de oleaginosas, granos y petróleo,
las transnacionales tienen un déficit de 6000 millones
de dólares anual y las nacionales un déficit
de 700 millones.
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El 50 por ciento de las exportaciones de las multinacionales
se concentra en granos, oleaginosas y petróleo.
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El mayor déficit de comercio exterior lo registra la
industria automotriz, con un rojo de 1760 millones de dólares
anuales.
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Las empresas de telecomunicaciones tienen un déficit
comercial de 850 millones de dólares anuales.
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El sector farmacéutico contabiliza un déficit
de 520 millones de dólares.
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Las cinco empresas más grandes de informática
(Hewlett Packard, Compaq, Xerox, NCR y Epson) tienen un déficit
de 450 millones de dólares.
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Andres
Lopez economista de Cenit
Hay
que priorizar el Compre Nacional
¿Por
qué las empresas extranjeras instaladas en el país
importan más que las nacionales?
Respecto de los concesionarios de los servicios
públicos privatizados, el error se cometió cuando
se hicieron las licitaciones. La mayoría de los países
del mundo exige a las compañías extranjeras
que prioricen la compra de insumos nacionales, aun a costa
de pagar un poco más caro. Incluso, les imponen cupos
de compra de empresas locales. En la Argentina no se hizo
y ni siquiera se exigió el cumplimiento de la Ley de
Compre Nacional, que nunca dejó de tener vigencia legal.
Las transnacionales que compraron empresas privadas también
exhiben déficit en su comercio exterior.
Un alto porcentaje de las inversiones fue a parar
al sector bancario, que podría exportar sus servicios.
Pero la política de sus casas matrices, principalmente
en el caso de los españoles, es exportar desde sus
países de origen. También hubo fuertes inversiones
en comercio minorista, principalmente en hipermercados, que
están importando más de 200 millones de dólares
anuales, la mayor parte desde Asia. Esa es una situación
que se puede revertir y usar a esos mismos supermercados para
exportar. El presidente Fernando de la Rúa se reunió
con directivos de Carrefour para hablar del tema.
¿Por qué si las diez compañías
automotrices más importantes del mundo tienen plantas
en el país, el sector automotor es el más deficitario
de todos?
Las empresas vinieron porque el régimen
administrado que se montó en la década pasada
las obligaba a producir algunos modelos en el país
para poder importar el resto con aranceles reducidos. Una
vez en el país se encontraron con la misma situación
de los demás: les conviene importar sus insumos de
Brasil, que opera con costos laborales y con un tipo de cambio
más ventajoso. Y a la vez se les hace difícil
exportar. Pero, en este caso, hay que hacer diferencias: Ford,
por ejemplo, se especializó en dos modelos, un auto
y una pick up, y logró una escala de producción
que la hizo competitiva. Renault, en cambio, tiene un déficit
comercial cada vez más grande.
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Bernardo
Kosacoff economista de Cepal
Son
políticas de las casas matrices
¿Por
qué las transnacionales rompieron los encadenamientos
productivos locales?
En cada caso en particular se conjugan distintas
causas: hay razones impositivas, tecnológicas y de
estrategias comerciales e industriales. Pero, en general,
responden a políticas dictadas desde las casas matrices.
Las multinacionales desarrollaron proveedores globales para
cada grupo de insumos en distintos países, según
las ventajas comparativas que cada uno ofreció. Luego,
realizan contratos plurianuales para proveer a sus filiales
en todo el mundo. Por eso, aunque circunstancialmente una
empresa nacional les proponga mejores precios, igual compran
en el exterior.
¿En la Argentina no operan ese tipo de proveedores?
Salvo Transax, la fábrica de cajas de velocidad
de Volkswagen, creo que no existe otra. Pero sirve como ejemplo
para demostrar que se puede lograr. En la actualidad sólo
somos competitivos en recursos naturales, energéticos
y commodities industriales. Pero no es cierto que el país
no pueda ser competitivo en otros sectores. El Gobierno tiene
que alentar una estrategia de desarrollo de largo plazo.
¿Cómo sería esa estrategia?
Para que una empresa sea competitiva no es suficiente
con una buena gestión individual. Debe existir un entorno
de eficiencia. En el país no tenemos instituciones
de Ciencia y Tecnología ni proveedores especializados
ni servicios técnicos de apoyo, elementos imprescindibles
para producir bienes diferenciados. En todos estos factores
debe trabajar el Estado. Además, como una pyme no puede
depender de un solo gran cliente, se debe alentar el desarrollo
de proveedores especializados y subcontratistas, que produzcan
bienes de tipo club, que sirvan para varios fines.
¿Sirve para algo que Fernando de la Rúa les
pregunte a las empresas qué necesitan para exportar
más e importar menos?
Es un buen comienzo. La mayoría de los jefes
de planta de las transnacionales son argentinos, que saben
que es necesario crear trabajo en el país. Incluso
los extranjeros necesitan un mercado a quién venderle.
Si el Estado alienta y coordina las iniciativas, el país
puede desarrollarse tecnológicamente.
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