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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
1 OCTUBRE 2000









FMI: la verdad sobre Argentina

Por Maximiliano Montenegro

Por ahora, forma parte de los archivos secretos del Fondo Monetario Internacional. Se conoce en la jerga de Washington como el “artículo IV”.
Es un documento que resume, al margen de la negociación política, la verdadera opinión de los técnicos del FMI sobre la situación de la economía argentina y su evolución para los próximos años. Esta evaluación, que se realiza una vez por año, le sirve al directorio del organismo para enterarse hacia dónde va el país y cómo se cree que estará en el futuro. Cash accedió a este informe, de 65 páginas (ver facsímil). Demuestra que, más allá de los gestos políticos de apoyo de las máximas autoridades del Fondo al gobierno argentino, repetidos esta semana desde Praga, la visión del staff técnico –encabezado por la italiana Teresa Ter Minassian y el chileno Tomás Reichmann– es muy cauta. Hasta el final del gobierno de Fernando de la Rúa, no auguran remedio a los principales males que padece la economía argentina. A fines del 2003, el desempleo seguiría arriba del 12 por ciento; la deuda externa crecería hasta 155 mil millones de dólares; también habría que pagar intereses por un monto record (casi 15 mil millones de dólares al año); y el riesgo país continuaría por encima de los niveles previos a la crisis brasileña.
Por otro lado, los técnicos del FMI insisten en calificar de “frustración” al caso argentino, porque la economía todavía no logra despegar. Y dicen que de ahora en más, para “cosechar los frutos del ajuste”, el Gobierno debe concentrarse en “fortalecer la confianza”. Con este objetivo, aunque no haya dado los resultados esperados, recomiendan perseverar con la misma receta del ajuste que –aseguran– debería extenderse al interior del país y, en especial, a la provincia de Buenos Aires.
Los principales puntos del informe son los siguientes:

12,5 por ciento. Es la tasa de desocupación que, en el mejor de los escenarios posibles, los técnicos del FMI consideran seguirá mostrando Argentina hacia finales del año 2003, cuando concluya su mandato el presidente De la Rúa. En la última medición, de mayo pasado, el desempleo subió al 15,4 por ciento. A fines del ‘99, cuando asumió De la Rúa estaba en 13,8 por ciento. En el 2001 –estiman– la desocupación no bajaría del 14 por ciento. Y para todo el período esperan una leve reducción, dejando una tasa muy por encima del techo de un dígito que se había fijado la Alianza para su gestión.

“Moderado”. En el Fondo, creen que la etapa de reactivación fácil de la Argentina –con tasas de crecimiento superiores al 5 por ciento– no volverá a repetirse. Así, consideran que el 12,5 por ciento de desocupación sólo se alcanzaría de confirmarse un escenario de expansión económica “moderada” a partir del año próximo. Los números son los siguientes: este año el PBI aumentaría apenas 1,5 a 1,7 por ciento; en el 2001, el ritmo sería del 3,7 por ciento, con lo cual recién el año próximo Argentina recuperará el nivel PBI que tenía en 1998, previo a la crisis brasileña. Para los dos últimos años del mandato de De la Rúa, en tanto, la tasa de crecimiento debería ser del 4 por ciento anual. “Argentina está hoy en una mejor posición que en años recientes para lograr un crecimiento moderado”, sostiene el informe en un tono que podría calificarse de “moderadamente” optimista. Si se tiene en cuenta que Estados Unidos crecerá este año arriba del 4 por ciento, una economía subdesarrollada como la argentina –por capacidad ociosa de capital, recursos naturales y humanos– se supone que tendría que crecer a una tasa mucho mayor para alcanzar el tren del desarrollo.

Deuda record. Según el documento, la deuda externa en el 2003 treparía hasta los 155 mil millones de dólares, frente a los 143 mil millones de este año y los 134 mil millones del año pasado. En términos del PBI, la deuda creció del 47,3 por ciento el año pasado a 49,4 por ciento durante el actual. El año próximo, llegaría al 49,6 por ciento y luego descendería hasta el 47 por ciento en el 2003. Es decir, un nivel similar al del año pasado.

Intereses record. También habría record en el pago de intereses, llegando a los 15 mil millones de dólares. Es decir, 4 mil millones de dólares más de lo que se irá en el pago de intereses del Presupuesto 2001. Esto significa que el Gobierno tendrá que hacer cada vez un mayor esfuerzo fiscal –ajustando gastos o apretando por el lado de los impuestos– para conseguir un superávit operativo cada vez mayor, y compensar el bache presupuestario que deja el aumento en los servicios de la deuda. Más aún, este superávit fiscal, que este año rondará los 3 mil millones de pesos, tendrá que incrementarse hasta los 15 mil millones que habrá que honrar de intereses, porque el acuerdo con el FMI prevé que en el 2003 el Estado logre el equilibrio presupuestario (déficit cero), después del pago de intereses.

País riesgoso. Pese a todo lo que han remado Machinea y su equipo para congraciarse con los mercados, en el Fondo no creen que el riesgo país vaya a reducirse sustancialmente hacia el final del gobierno de De la Rúa y, por lo tanto, tampoco consideran que Argentina esté entonces en condiciones de recibir el tan ansiado investment grade (grado de inversión), que sacaría al país de la cartera de los inversores especulativos para colocarlo en la agenda de inversores de más largo plazo, como los fondos de pensión americanos. En cifras: al final del período el riesgo país de Argentina sería de “325 puntos básicos”: es decir, el gobierno argentino pagaría para endeudarse una tasa de interés 3,25 puntos porcentuales más que el gobierno norteamericano. Hoy esa diferencia –según los números del FMI– es de 525 puntos básicos. Hacia 1997, antes de las crisis del sudeste asiático, Rusia y Brasil la brecha era inferior a los 300 puntos básicos. Así, al final del período Argentina seguirá siendo tan riesgosa para el capital internacional como, hace seis años, antes de la crisis brasileña. Visto de otro modo: Argentina seguirá pagando caro para endeudarse. Según los datos que manejan en el Fondo, este año el Gobierno abona una tasa de interés del 11,7 por ciento sobre la nueva deuda, mientras que hacia fines del 2003 no conseguirá financiamiento mucho más barato: la tasa se ubicaría en el 10,5 por ciento.

Frustración. “Pese a haber cumplido sustancialmente con el programa (acordado con el FMI), el fracaso de la economía para sostener el corto repunte del nivel de actividad de fines de 1999 ha sido una fuente de frustración para las autoridades, así como también para la población, y ha contribuido a incrementar las dudas sobre Argentina en los mercados internacionales”, afirma el documento. Los propios técnicos cuentan a sus superiores que “en el momento de las discusiones en Buenos Aires (de la misión con el gobierno argentino, a principios de junio, luego completadas a fines de agosto en Washington), el clima social se deterioró reflejando la frustración de expectativas de una recuperación rápida de la recesión de 1998/99, el aumento del desempleo, la falta de una adecuada red social y la aplicación de dos sucesivos paquetes de ajuste fiscal en menos de seis meses”.

Frutos. “Para que el país pueda cosechar los frutos del ajuste, es esencial que la confianza se fortalezca”, dicen en el memorando los técnicos del FMI, convencidos de que el ajuste dará frutos que cosechar. Luego insiste con que la fórmula es mantener a rajatabla la receta del ajuste. Explican que para “mejorar la confianza es necesario promover una recuperación de la demanda doméstica y asegurar una corriente permanente de financiamiento externo”. Y lanzan una advertencia que bien podría ser dirigida a dirigentes como Raúl Alfonsín o el propio vicepresidente Alvarez, que en los últimos tiempos cuestionaron distintos aspectos de la política económica: “Argentina continúa vulnerable, un hecho que subraya la importancia de señales políticas sin ambigüedades por parte de las autoridades”, afirman.

Convertibilidad. En dos pasajes del documento, los técnicos le explican al directorio del organismo por qué no hay posibilidades de que Argentina abandone la convertibilidad, “al menos en el corto plazo”. “El régimen de convertibilidad continúa siendo visto por la amplia mayoría de los argentinos como el ancla de la estabilidad macroeconómica y financiera. Las consecuencias de una salida podrían ser bastante disruptivas para el tramado social y político del país”, comentan. Luego repasa el alto grado de “dolarización de hecho” de la economía argentina: “99 por ciento de la deuda pública, más de dos tercios de la deuda privada, el 60 por ciento de los depósitos bancarios y una gran parte de los contratos denominados en dólares”. Y remata: todo esto sugiere que “moverse hacia un tipo de cambio flotante podría ser muy traumático, al menos en el corto plazo”, aclara.

PEDIDO DE AJUSTE A LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Ruckauf en la mira del Fondo

En el Fondo Monetario están ahora están preocupados por el desborde de la situación fiscal de las provincias y, en particular, “en Buenos Aires, que representa más de la mitad del déficit fiscal previsto de todas las jurisdicciones del interior del país para el 2000”. También le piden al Gobierno que resista las “presiones proteccionistas” de los sectores productivos. E insisten con que sería necesario elevar la edad jubilatoria de las mujeres de los 60 años actuales a 65 años para achicar el déficit crónico del sistema previsional. Por si fuera poco, destacan la aprobación de la cuestionada Ley de Reforma Laboral como el mayor logro del gobierno de De la Rúa en términos de “reformas estructurales”.
Ajuste al interior: “El staff reclama al Gobierno mayores esfuerzos para promover un mejoramiento sostenido en las finanzas provinciales, especialmente en las grandes”, dice el informe. Y explica que si bien en estas provincias –“como es el caso de Buenos Aires– el nivel de deuda no es particularmente alto, está creciendo rápidamente y, a menos que se tomen medidas, el aumento del peso de los intereses puede llevar a un ajuste más drástico en el futuro”, advierte. Luego, insiste: “las autoridades (nacionales) deben utilizar sus poderes legales existentes para controlar el recurso a tomar nueva deuda por parte de las provincias”. Esta operatoria requiere –desde los tiempos de Cavallo– de una autorización del Banco Nación.
Proteccionismo: “El staff (de técnicos) reclamó a las autoridades argentinas que resistan a las crecientes presiones proteccionistas de distintos sectores productivos, especialmente a través de barreras no arancelarias como el uso frecuente del antidumping, requerimientos sanitarios, licencias y otras trabas administrativas a las importaciones”, relata el documento reservado del Fondo.
Jubilaciones: El FMI alienta el proyecto de reforma previsional impulsado por el Ministerio de Economía, el cual encuentra una fuerte oposición en el propio gobierno, en particular, de parte del secretario de Seguridad Social, Melchor Posse. Y avala uno de los puntos más controvertidos de la iniciativa, formulada con la intención de achicar el déficit previsional: “Es necesario proveer de incentivos a las mujeres para que posterguen su edad de retiro a 65 años (actualmente es de 60 años)”.
Reforma laboral: En por lo menos cuatro capítulos distintos del documento, los técnicos del Fondo elogian la Ley de Reforma Laboral y no hacen la más mínima mención al escándalo que estalló en el Senado por el supuesto pago de coimas para lograr su aprobación. “Desde el punto de vista de las reformas estructurales, la aprobación de la reforma laboral en el Congreso en mayo representó una importante precondición para incrementar la flexibilidad en el mercado laboral”, explica.