FMI: la verdad sobre Argentina
Por
Maximiliano Montenegro
Por
ahora, forma parte de los archivos secretos del Fondo Monetario
Internacional. Se conoce en la jerga de Washington como el artículo
IV.
Es un documento que resume, al margen de la negociación política,
la verdadera opinión de los técnicos del FMI sobre
la situación de la economía argentina y su evolución
para los próximos años. Esta evaluación, que
se realiza una vez por año, le sirve al directorio del organismo
para enterarse hacia dónde va el país y cómo
se cree que estará en el futuro. Cash accedió a este
informe, de 65 páginas (ver facsímil). Demuestra que,
más allá de los gestos políticos de apoyo de
las máximas autoridades del Fondo al gobierno argentino,
repetidos esta semana desde Praga, la visión del staff técnico
encabezado por la italiana Teresa Ter Minassian y el chileno
Tomás Reichmann es muy cauta. Hasta el final del gobierno
de Fernando de la Rúa, no auguran remedio a los principales
males que padece la economía argentina. A fines del 2003,
el desempleo seguiría arriba del 12 por ciento; la deuda
externa crecería hasta 155 mil millones de dólares;
también habría que pagar intereses por un monto record
(casi 15 mil millones de dólares al año); y el riesgo
país continuaría por encima de los niveles previos
a la crisis brasileña.
Por otro lado, los técnicos del FMI insisten en calificar
de frustración al caso argentino, porque la economía
todavía no logra despegar. Y dicen que de ahora en más,
para cosechar los frutos del ajuste, el Gobierno debe
concentrarse en fortalecer la confianza. Con este objetivo,
aunque no haya dado los resultados esperados, recomiendan perseverar
con la misma receta del ajuste que aseguran debería
extenderse al interior del país y, en especial, a la provincia
de Buenos Aires.
Los principales puntos del informe son los siguientes:
12,5
por ciento. Es la tasa de desocupación que, en el mejor
de los escenarios posibles, los técnicos del FMI consideran
seguirá mostrando Argentina hacia finales del año
2003, cuando concluya su mandato el presidente De la Rúa.
En la última medición, de mayo pasado, el desempleo
subió al 15,4 por ciento. A fines del 99, cuando asumió
De la Rúa estaba en 13,8 por ciento. En el 2001 estiman
la desocupación no bajaría del 14 por ciento. Y para
todo el período esperan una leve reducción, dejando
una tasa muy por encima del techo de un dígito que se había
fijado la Alianza para su gestión.
Moderado.
En el Fondo, creen que la etapa de reactivación fácil
de la Argentina con tasas de crecimiento superiores al 5 por
ciento no volverá a repetirse. Así, consideran
que el 12,5 por ciento de desocupación sólo se alcanzaría
de confirmarse un escenario de expansión económica
moderada a partir del año próximo. Los
números son los siguientes: este año el PBI aumentaría
apenas 1,5 a 1,7 por ciento; en el 2001, el ritmo sería del
3,7 por ciento, con lo cual recién el año próximo
Argentina recuperará el nivel PBI que tenía en 1998,
previo a la crisis brasileña. Para los dos últimos
años del mandato de De la Rúa, en tanto, la tasa de
crecimiento debería ser del 4 por ciento anual. Argentina
está hoy en una mejor posición que en años
recientes para lograr un crecimiento moderado, sostiene el
informe en un tono que podría calificarse de moderadamente
optimista. Si se tiene en cuenta que Estados Unidos crecerá
este año arriba del 4 por ciento, una economía subdesarrollada
como la argentina por capacidad ociosa de capital, recursos
naturales y humanos se supone que tendría que crecer
a una tasa mucho mayor para alcanzar el tren del desarrollo.
Deuda
record. Según el documento, la deuda externa en el 2003
treparía hasta los 155 mil millones de dólares, frente
a los 143 mil millones de este año y los 134 mil millones
del año pasado. En términos del PBI, la deuda creció
del 47,3 por ciento el año pasado a 49,4 por ciento durante
el actual. El año próximo, llegaría al 49,6
por ciento y luego descendería hasta el 47 por ciento en
el 2003. Es decir, un nivel similar al del año pasado.
Intereses
record. También habría record en el pago de intereses,
llegando a los 15 mil millones de dólares. Es decir, 4 mil
millones de dólares más de lo que se irá en
el pago de intereses del Presupuesto 2001. Esto significa que el
Gobierno tendrá que hacer cada vez un mayor esfuerzo fiscal
ajustando gastos o apretando por el lado de los impuestos
para conseguir un superávit operativo cada vez mayor, y compensar
el bache presupuestario que deja el aumento en los servicios de
la deuda. Más aún, este superávit fiscal, que
este año rondará los 3 mil millones de pesos, tendrá
que incrementarse hasta los 15 mil millones que habrá que
honrar de intereses, porque el acuerdo con el FMI prevé que
en el 2003 el Estado logre el equilibrio presupuestario (déficit
cero), después del pago de intereses.
País
riesgoso. Pese a todo lo que han remado Machinea y su equipo
para congraciarse con los mercados, en el Fondo no creen que el
riesgo país vaya a reducirse sustancialmente hacia el final
del gobierno de De la Rúa y, por lo tanto, tampoco consideran
que Argentina esté entonces en condiciones de recibir el
tan ansiado investment grade (grado de inversión), que sacaría
al país de la cartera de los inversores especulativos para
colocarlo en la agenda de inversores de más largo plazo,
como los fondos de pensión americanos. En cifras: al final
del período el riesgo país de Argentina sería
de 325 puntos básicos: es decir, el gobierno
argentino pagaría para endeudarse una tasa de interés
3,25 puntos porcentuales más que el gobierno norteamericano.
Hoy esa diferencia según los números del FMI
es de 525 puntos básicos. Hacia 1997, antes de las crisis
del sudeste asiático, Rusia y Brasil la brecha era inferior
a los 300 puntos básicos. Así, al final del período
Argentina seguirá siendo tan riesgosa para el capital internacional
como, hace seis años, antes de la crisis brasileña.
Visto de otro modo: Argentina seguirá pagando caro para endeudarse.
Según los datos que manejan en el Fondo, este año
el Gobierno abona una tasa de interés del 11,7 por ciento
sobre la nueva deuda, mientras que hacia fines del 2003 no conseguirá
financiamiento mucho más barato: la tasa se ubicaría
en el 10,5 por ciento.
Frustración.
Pese a haber cumplido sustancialmente con el programa (acordado
con el FMI), el fracaso de la economía para sostener el corto
repunte del nivel de actividad de fines de 1999 ha sido una fuente
de frustración para las autoridades, así como también
para la población, y ha contribuido a incrementar las dudas
sobre Argentina en los mercados internacionales, afirma el
documento. Los propios técnicos cuentan a sus superiores
que en el momento de las discusiones en Buenos Aires (de la
misión con el gobierno argentino, a principios de junio,
luego completadas a fines de agosto en Washington), el clima social
se deterioró reflejando la frustración de expectativas
de una recuperación rápida de la recesión de
1998/99, el aumento del desempleo, la falta de una adecuada red
social y la aplicación de dos sucesivos paquetes de ajuste
fiscal en menos de seis meses.
Frutos.
Para que el país pueda cosechar los frutos del ajuste,
es esencial que la confianza se fortalezca, dicen en el memorando
los técnicos del FMI, convencidos de que el ajuste dará
frutos que cosechar. Luego insiste con que la fórmula es
mantener a rajatabla la receta del ajuste. Explican que para mejorar
la confianza es necesario promover una recuperación de la
demanda doméstica y asegurar una corriente permanente de
financiamiento externo. Y lanzan una advertencia que bien
podría ser dirigida a dirigentes como Raúl Alfonsín
o el propio vicepresidente Alvarez, que en los últimos tiempos
cuestionaron distintos aspectos de la política económica:
Argentina continúa vulnerable, un hecho que subraya
la importancia de señales políticas sin ambigüedades
por parte de las autoridades, afirman.
Convertibilidad.
En dos pasajes del documento, los técnicos le explican al
directorio del organismo por qué no hay posibilidades de
que Argentina abandone la convertibilidad, al menos en el
corto plazo. El régimen de convertibilidad continúa
siendo visto por la amplia mayoría de los argentinos como
el ancla de la estabilidad macroeconómica y financiera. Las
consecuencias de una salida podrían ser bastante disruptivas
para el tramado social y político del país,
comentan. Luego repasa el alto grado de dolarización
de hecho de la economía argentina: 99 por ciento
de la deuda pública, más de dos tercios de la deuda
privada, el 60 por ciento de los depósitos bancarios y una
gran parte de los contratos denominados en dólares.
Y remata: todo esto sugiere que moverse hacia un tipo de cambio
flotante podría ser muy traumático, al menos en el
corto plazo, aclara.
PEDIDO
DE AJUSTE A LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Ruckauf
en la mira del Fondo
En
el Fondo Monetario están ahora están preocupados por
el desborde de la situación fiscal de las provincias y, en
particular, en Buenos Aires, que representa más de
la mitad del déficit fiscal previsto de todas las jurisdicciones
del interior del país para el 2000. También
le piden al Gobierno que resista las presiones proteccionistas
de los sectores productivos. E insisten con que sería necesario
elevar la edad jubilatoria de las mujeres de los 60 años
actuales a 65 años para achicar el déficit crónico
del sistema previsional. Por si fuera poco, destacan la aprobación
de la cuestionada Ley de Reforma Laboral como el mayor logro del
gobierno de De la Rúa en términos de reformas
estructurales.
Ajuste al interior: El staff reclama al Gobierno mayores esfuerzos
para promover un mejoramiento sostenido en las finanzas provinciales,
especialmente en las grandes, dice el informe. Y explica que
si bien en estas provincias como es el caso de Buenos
Aires el nivel de deuda no es particularmente alto, está
creciendo rápidamente y, a menos que se tomen medidas, el
aumento del peso de los intereses puede llevar a un ajuste más
drástico en el futuro, advierte. Luego, insiste: las
autoridades (nacionales) deben utilizar sus poderes legales existentes
para controlar el recurso a tomar nueva deuda por parte de las provincias.
Esta operatoria requiere desde los tiempos de Cavallo
de una autorización del Banco Nación.
Proteccionismo: El staff (de técnicos) reclamó
a las autoridades argentinas que resistan a las crecientes presiones
proteccionistas de distintos sectores productivos, especialmente
a través de barreras no arancelarias como el uso frecuente
del antidumping, requerimientos sanitarios, licencias y otras trabas
administrativas a las importaciones, relata el documento reservado
del Fondo.
Jubilaciones: El FMI alienta el proyecto de reforma previsional
impulsado por el Ministerio de Economía, el cual encuentra
una fuerte oposición en el propio gobierno, en particular,
de parte del secretario de Seguridad Social, Melchor Posse. Y avala
uno de los puntos más controvertidos de la iniciativa, formulada
con la intención de achicar el déficit previsional:
Es necesario proveer de incentivos a las mujeres para que
posterguen su edad de retiro a 65 años (actualmente es de
60 años).
Reforma laboral: En por lo menos cuatro capítulos distintos
del documento, los técnicos del Fondo elogian la Ley de Reforma
Laboral y no hacen la más mínima mención al
escándalo que estalló en el Senado por el supuesto
pago de coimas para lograr su aprobación. Desde el
punto de vista de las reformas estructurales, la aprobación
de la reforma laboral en el Congreso en mayo representó una
importante precondición para incrementar la flexibilidad
en el mercado laboral, explica.
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