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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
25 FEBRERO 2001








- Novacash es una nueva tarjeta de débito que salió
al mercado para efectuar transacciones a través de Internet o vía telefónica.
La tarjeta puede cargarse
en distintos comercios de primera línea y ese dinero
es depositado en un fideicomiso en el Banco Sudameris.
El objetivo de Cardecom, la administradora del plástico,
es emitir 3 millones de tarjetas en los próximos tres años.

- Gas Natural BAN obtuvo
una ganancia neta de 54,3 millones de pesos en el último año, un 19,1 por ciento por encima del resultado de 1999. En ese lapso, la cantidad de clientes se elevó en 35.534 (hasta 1.217.520).

- Repsol-YPF descubrió un nuevo yacimiento de petróleo en el mar Mediterráneo,
frente a las costas de Tarragona, España, que produjo en el período de prueba 8000
barriles por día de un crudo
de excelente calidad.
Está previsto que el nuevo pozo entre en producción a mediados de año.

FINANZAS el Buen Inversor
Por Claudio Zlotnik 

EL �EFECTO ANIS� DESNUDA LA FRAGILIDAD ARGENTINA

Yo la peor de todas

La crisis en Turquía, como había ocurrido con las tormentas
del sudeste asiático, Rusia y Brasil, volvió a dejar a la vista las debilidades de la Argentina, a pesar de hacer los deberes que
le pide el mercado.

El diagnóstico de los financistas es que el “efecto anís” tendrá corta vida, y que las turbulencias quedarán, en todo caso, delimitadas a su país de origen. Sin embargo, la crisis en Turquía, tal como ya había ocurrido con las tormentas en el sudeste asiático, Rusia y Brasil, volvió a dejar a la vista de todos las debilidades de la Argentina, poniendo en duda la capacidad del país para atraer capitales desde el exterior. Las flaquezas quedaron expuestas en el salto del riesgo país, que volvió a dejar a la Argentina como la peor de todas.
No importa que Economía se esmere por hacer bien todos los deberes a los que se compromete con el Fondo. Tampoco que se expongan los 40 mil millones de dólares del blindaje. Ya es un clásico que cuando se desatan las tormentas, la Argentina queda peor parada que el resto de los emergentes. A fines de enero, en plena euforia por el otorgamiento del salvataje multimillonario, el riesgo argentino había caído por debajo del promedio del club de los emergentes: 660 puntos contra 676. Aun Brasil se situaba en una peor condición: su riesgo se había clavado en los 687 puntos.
Pero la crisis en Turquía deterioró la percepción que los financistas internacionales tienen de la Argentina, y el denominado riesgo país (medido por el índice EMBI, elaborado por el banco de inversión estadounidense J.P. Morgan) saltó por encima de los 700 puntos, cerrando la semana en torno de los 740. De esta manera, quedó por encima del riesgo promedio de los emergentes (726) y también del brasileño (727). Conclusión: en menos de un mes se consumió buena parte de los que se había avanzado con la novedad del blindaje. Y que la Argentina volvió a descender más escalones que el resto.
¿Qué significa este fuerte aumento del riesgo, aun por delante del de nuestros semejantes? Básicamente, que la Argentina no logra convencer de que podrá salir de la recesión en el corto plazo. Y, más aún, que a pesar de que el socorro financiero da garantías de solvencia para el próximo año, año y medio, persisten las dudas de los financistas de que Economía podrá hacer frente a los pagos de la deuda en el largo alcance.
En el fondo, la crisis turca dejó expuesta la fragilidad de la tesis oficial. Es decir, que el socorro financiero le daría inmunidad a la Argentina. Que la blindaría ante eventuales shocks externos. Que las inversiones extranjeras volverían con fuerza, las tasas de interés descenderían sensiblemente y, así, la economía repuntaría. Pero el efecto anís parece tumbar las expectativas de que esto ocurra y comience a dibujarse el círculo virtuoso. Aunque a esta altura, con el resultado parcial que está dejando la crisis en Turquía, convendría replantearse aquella teoría de la ortodoxia.El diagnóstico de los financistas es que el “efecto anís” tendrá corta vida, y que las turbulencias quedarán, en todo caso, delimitadas a su país de origen. Sin embargo, la crisis en Turquía, tal como ya había ocurrido con las tormentas en el sudeste asiático, Rusia y Brasil, volvió a dejar a la vista de todos las debilidades de la Argentina, poniendo en duda la capacidad del país para atraer capitales desde el exterior. Las flaquezas quedaron expuestas en el salto del riesgo país, que volvió a dejar a la Argentina como la peor de todas.
No importa que Economía se esmere por hacer bien todos los deberes a los que se compromete con el Fondo. Tampoco que se expongan los 40 mil millones de dólares del blindaje. Ya es un clásico que cuando se desatan las tormentas, la Argentina queda peor parada que el resto de los emergentes. A fines de enero, en plena euforia por el otorgamiento del salvataje multimillonario, el riesgo argentino había caído por debajo del promedio del club de los emergentes: 660 puntos contra 676. Aun Brasil se situaba en una peor condición: su riesgo se había clavado en los 687 puntos.
Pero la crisis en Turquía deterioró la percepción que los financistas internacionales tienen de la Argentina, y el denominado riesgo país (medido por el índice EMBI, elaborado por el banco de inversión estadounidense J.P. Morgan) saltó por encima de los 700 puntos, cerrando la semana en torno de los 740. De esta manera, quedó por encima del riesgo promedio de los emergentes (726) y también del brasileño (727). Conclusión: en menos de un mes se consumió buena parte de los que se había avanzado con la novedad del blindaje. Y que la Argentina volvió a descender más escalones que el resto.
¿Qué significa este fuerte aumento del riesgo, aun por delante del de nuestros semejantes? Básicamente, que la Argentina no logra convencer de que podrá salir de la recesión en el corto plazo. Y, más aún, que a pesar de que el socorro financiero da garantías de solvencia para el próximo año, año y medio, persisten las dudas de los financistas de que Economía podrá hacer frente a los pagos de la deuda en el largo alcance.
En el fondo, la crisis turca dejó expuesta la fragilidad de la tesis oficial. Es decir, que el socorro financiero le daría inmunidad a la Argentina. Que la blindaría ante eventuales shocks externos. Que las inversiones extranjeras volverían con fuerza, las tasas de interés descenderían sensiblemente y, así, la economía repuntaría. Pero el efecto anís parece tumbar las expectativas de que esto ocurra y comience a dibujarse el círculo virtuoso. Aunque a esta altura, con el resultado parcial que está dejando la crisis en Turquía, convendría replantearse aquella teoría de la ortodoxia.