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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
25 FEBRERO 2001








 

 

Ayúdame a evadir

Por Roberto Navarro

Cash se presentó como un presunto inversor en tres de los más importantes bancos extranjeros con sede en Argentina y en una de las principales administradoras de fondos de inversión requiriendo asesoramiento para invertir dinero no registrado fuera del país. En todos los casos las entidades demostraron tener estructuras expresamente montadas para tal fin, con un sistema perfectamente aceitado para encubrir la salida de dinero negro sin dejar rastros ante la DGI.
El departamento de atención de grandes inversores del gran banco extranjero es amplio, lujoso y discreto. Sólo se accede a sus oficinas por un ascensor privado, previo aviso de un guardia a la recepcionista y pactando una cita con anterioridad. Café, té, chocolates, revistas y música suave aligeran los 10 minutos de espera. Hasta que un oficial de cuentas se desocupa y viene en busca del potencial inversor. Lo que sigue es la increíble charla entre un presunto evasor (Cash) que pretende llevarse su dinero sin dejar huellas y el representante del banco de primera línea extranjero.
Cash: Necesito que me asesoren sobre cómo invertir el dinero que voy a recibir por la venta de una empresa. Quiero saber qué opciones me proponen y compararlas con las ofertas de otros bancos que voy a visitar.
Banco: ¿De cuánto dinero se trata?
Cash: Voy a cobrar 890 mil dólares.
Banco: Perfecto. Se puede armar una cartera diversificada. Primero deberíamos definir cuánto de ese capital quedará registrado. Me refiero a en qué monto piensa declarar la venta de su empresa.
n Cash: En 500 mil dólares.
Banco: Entonces le convendría invertir por lo menos 390 mil en el exterior.
Cash: Sí, había pensado en eso, pero me preocupa la instrumentación.
Banco: No hay ningún problema. Siete de cada diez clientes vienen por lo mismo. La gente está harta de pagar impuestos. El sistema es simple: con un depósito inicial de cinco mil dólares le abrimos una cuenta en Nueva York o en Miami y de ahí le manejamos sus inversiones. De acuerdo con su perfil le armamos una cartera conservadora, media o agresiva, compuesta por bonos americanos, acciones y plazos fijos. Si deja el capital cinco años, no le cobramos comisión. Le conviene porque en ese plazo prescribe su compromiso con el fisco. Y si lo necesita antes es preferible pedirnos un crédito allá. La diferencia de tasa es baja y el capital vuelve blanco. El servicio es excelente. Todos los meses recibe un sobre de papel madera, sin membrete del banco, con sus saldos. Por el envío no se preocupe. Lo que solemos hacer es una triangulación para dificultar el control del fisco. El dinero va primero a una cuenta en tránsito a nombre del banco y de ahí recién pasa a su cuenta personal.
Cash: Pero si tengo una inspección, pueden rastrearlo igual.
Banco: Es muy difícil. Pero puedo ofrecerle un sistema más seguro aún. Lo envía a través de una casa de cambio que opera con nosotros. Ellos se llevan el dinero sin dejar el menor rastro. Yo le doy el nombre y el teléfono. Dígale que llama de parte nuestra. Eso sí, le van a cobrar un 0,25 por ciento de comisión y, por supuesto, no le van a dar ningún recibo. Pero puede confiar plenamente, trabajan con nosotros.
Cash: ¿Y cómo lo trasladan para que no queden registros?
Banco: Tienen algún sistema de correo que no conozco. Pero también sé que a veces giran fondos de ellos, que tienen en paraísos fiscales y que quieren blanquear, y luego, cuando pueden, lo reponen con el dinero de los inversores. Quédese tranquilo, en 48 horas el dinero está en su cuenta y nadie se entera señor... Perdón, no le pregunté su nombre.
Ni las denuncias sobre lavado de dinero presentadas por los diputados Elisa Carrió y Gustavo Gutiérrez ni la enorme repercusión pública que tomóel tema detuvieron las maniobras ilícitas. La banca sigue encubriendo la salida de dinero negro del país y posibilitando su vuelta al sistema como fondos limpios.
El descuido del oficial de cuentas del banco norteamericano, que olvidó preguntar con quién estaba hablando, muestra la impunidad con la que los bancos encubren a los evasores. El hecho de que de cuatro entidades visitadas, todas ofrezcan un servicio especialmente diseñado para eludir al fisco prueba que la corrupción del sistema financiero es generalizada. Una alta fuente de la AFIP que pidió no ser identificada explicó a Cash que “no son casos aislados, el delito es institucional, por eso no podemos combatirlo” (ver recuadro).
Otro importante banco, de origen norteamericano, intentó mejorar la oferta que había recibido Cash en su primera consulta.
Banco: Con nosotros no tiene que dejar sus fondos cinco años para no pagar comisión. Tenemos los costos de administración y custodia de títulos más bajos del mercado. Además, manejamos otras opciones. Le podemos ofrecer plazos fijos en nuestra casa central con garantía de la Reserva Federal norteamericana de hasta 100 mil dólares por titular. Le abrimos una cuenta corriente y una caja de ahorro sin costo, con chequeras para cuando viaja. Y le podemos armar una cartera que incluya papeles de deuda argentina sin que figure usted. Trece por ciento de interés anual sin pagar impuestos.
Cash: Pero las cuentas en Estados Unidos van a estar a mi nombre. Si la DGI pide mis saldos, va a saltar.
Banco: No, porque los fondos que dispondríamos para comprar deuda argentina los manejaríamos desde una cuenta en Bahamas.
Cash: ¿A nombre de quién?
Banco: Le ponemos un nombre de fantasía. Usted va a tener un contrato en el que figura el número de cuenta, el nombre que inventemos y quiénes son los reales titulares.
Cash: ¿Y cómo enviamos el dinero?
Banco:: Yo le aconsejo que lo haga mediante una casa de cambio que opera con nosotros. Ellos no tienen controles fiscales. El dinero viaja y no queda un solo papel que compruebe la operación ni en el banco ni en la casa de cambio.
Cash visitó también un gran banco de capitales españoles del que recibió una oferta similar a las anteriores. En este caso el ejecutivo de cuentas tampoco se preocupó por el origen de los fondos ni por saber quién era el interesado. Finalmente Cash conversó telefónicamente con un una de las más conocidas administradoras de fondos de inversión, cuyo presidente y propietario se presenta como consultor. El oficial de cuentas intentó mejorar la oferta de los bancos ofreciendo el envío del dinero, también mediante un cambista, pero con un seguro por 200 mil dólares especialmente diseñado para inversores que temen entregar su dinero sin recibir ningún recibo a cambio. “En su caso, lo haríamos en varios envíos”, detalló el ejecutivo.

En la afip dicen que ayuda a los evasores
Polémica por el rol de los bancos

La semana pasada el presidente del Banco Central, Pedro Pou, y el director de la AFIP, Héctor Rodríguez, cruzaron acusaciones sobre la responsabilidad de cada uno en el control de las maniobras de lavado de dinero ejecutadas por las entidades financieras con sede en el país. Una orden del Presidente alejó la discusión de la luz pública. Pero la pelea prosigue. Cash entrevistó a un ex director del Banco Central, un economista muy respetado por el establishment financiero y hombre cercano a Pou, que defendió la actuación del actual directorio del banco. Y a un altísimo funcionario de la AFIP que, por el contrario, acusó al Banco Central de no colaborar con el ente recaudador. Ambos, siguiendo la línea marcada por De la Rúa, pidieron reserva.
Ex director del Banco Central: “A partir de la Ley de Convertibilidad, en el país existe una absoluta libertad para importar o exportar divisas. Los particulares o empresas pueden ahorrar indistintamente en pesos o dólares y también pueden girarlos al exterior sin requerir ningún tipo de permiso previo. Por lo tanto, cuando un banco realiza un giro para un cliente no transgrede ninguna norma del Banco Central. El hecho de que los contribuyentes no declaren esos fondos no es un problema de la autoridad monetaria sino de la Dirección General Impositiva. Tampoco en los casos de triangulación de fondos (envío de dinero a una cuenta del banco en otro país y de ahí un segundo paso a la cuenta del titular para evadir el control fiscal) se viola resolución alguna. De todas maneras, el hecho de que haya fuga de capitales es un problema económico, que no se evita con mayores controles. Cuando los había, el dinero se iba igual”.
Funcionario de la AFIP: “La resolución 160 de la Dirección General Impositiva obliga a las entidades financieras a informar sobre toda operación bancaria superior a ocho mil pesos. Los bancos, cuando el dinero viaja al exterior, evitan hacerlo. Además tienen otras actitudes que demuestran la poca vocación de colaborar con el fisco. Cuando les requerimos información sobre un contribuyente en particular, se toman hasta seis meses para contestar, pero le avisan a su cliente en el mismo día. Incluso los ponen sobre aviso de futuros embargos en las cuentas corrientes. El Banco Central debería auditar a las entidades financieras para identificar el destino de las ganancias que surgen de las operaciones no registradas. Se trata de mucho dinero, difícil de esconder si se lo controla bien. Nosotros podemos descubrir uno o diez casos de fuga de dinero negro. Pero el problema es institucional, está en la raíz del sistema financiero. Así la AFIP no lo puede resolver”.

 

Hay 105 mil millones de argentinos en el exterior
Grandes evasores, grandes clientes

Para la DGI son evasores, para los bancos son clientes. Un país con más de un 40 por ciento de economía informal genera mecanismos para canalizar ese enorme flujo de dinero no registrado hacia destinos bien alejados de los controles fiscales. En un cálculo conservador, el Ministerio de Economía estima que los argentinos tienen activos en el exterior por 105 mil millones de dólares. De ese total, el 70 por ciento corresponde a inversiones en activos financieros extranjeros. La mayor parte colocado en bonos y acciones norteamericanas. Sin embargo, en la última presentación del impuesto a los Bienes Personales sólo se declararon 7942 millones de dólares invertidos fronteras afuera. El resto es dinero negro que salió del país con la complicidad de bancos, agentes de Bolsa y bancos internacionales de inversión.
El negocio es tan grande que todas las instituciones financieras montaron oficinas especializadas en el envío e inversión de fondos nacionales en plazas extranjeras. Se llaman departamentos Off-Shore (lejos de la costa). Jorge Rodríguez, director de Cuentas Internacionales del Ministerio de Economía, señaló a Cash que “los capitales más grandes salen a través de los bancos de inversión internacional con sede en el país (Merry Linch y Salomon Brothers), porque al no presentar balances en Argentina significan un menor riesgo para los evasores”.
Como los grandes bancos tienen un mayor control de la DGI, operan con casas de cambio, que se convierten en apéndices del banco, encargándose de enviar los fondos al exterior mediante sistemas de correos. Aunque los cambistas no entregan ningún recibo a cambio de los importantes montos que manejan, los clientes confían en que no perderán sus fondos, por el prestigio del banco que organiza la operación. El dinero puede ir a una cuenta en un paraíso fiscal, desde donde luego se ramifican las inversiones, o a una sucursal del banco en Estados Unidos. En este último caso las entidades financieras aconsejan a sus clientes realizar la colocación con una dirección uruguaya (muchos de los inversores tienen propiedad en Punta del Este).
Aunque la DGI sabe que los grandes bancos norteamericanos manejan miles de cuentas de contribuyentes argentinos, no puede exigirles un listado de clientes. Los acuerdos internacionales sólo permiten requerir información de una persona en particular, mediante orden judicial. Incluso en estos casos las posibilidades de conseguir datos sobre las inversiones del contribuyente son escasas. La razón es que para los bancos los evasores son excelentes clientes.