Un
euro, ahí
Cuando nos visitó Juan Carlos I, los teléfonos funcionaban
con cospeles. Un chiste de gallegos decía: el
rey ve un cospel y pregunta: ¿Para qué sirve
esto?. Le aclaran que para hablar por teléfono. Entonces
lo acerca a su boca y dice: ¿Hola!, ¿con España?.
El pseudochiste enseña que hay caminos que llevan a obtener
una cosa, y no son la cosa misma. Si uno tiene un billete para un
recital de Pavarotti, no puede pensar que Pavarotti está
en el billete. De modo análogo, el dinero que se maneja vale
por la cantidad de bienes, en el país y en el exterior, que
puede obtenerse a cambio de los billetes. El dinero argentino no
posee capacidad alguna para cambiarse por bienes en otras geografías
que no sean la Argentina. Es idéntico a la rupia, un papel
pintado que el Reino Unido inventó para la India, cuando
era su colonia, para que los indios efectuaran sus transacciones
y las empresas británicas pudieran remesar sus ganancias
convirtiendo rupias en libras esterlinas. El cambio de pesos por
dólares combina dos funciones monetarias: medio de cambio
y unidad de cuenta, o moneda real y moneda ideal, como antes se
decía. Ambas monedas las cumplen. Pero una moneda ideal una
unidad de cuenta no necesariamente es usada en operaciones
de intercambio: la guinea, el reis, la luca y el palo nunca se acuñaron,
pero servían para hacer cuentas. Es la condición que
tiene hoy el euro. Los billetes (moneda real) recién se pondrán
a disposición desde el 1º de enero de 2002. Si hoy hablamos
de convertibilidad del peso (moneda real) al euro (moneda ideal),
es como obtener placer sexual sin la contraparte, operación
cuyo nombre es conocido. La convertibilidad tiene dos aspectos:
uno, el canje de un dinero por otro dinero; otro, la tasa de cambio,
fija o flexible. La nueva convertibilidad puede ser
cualquier cosa, menos intercambio de monedas. Sí es la salida
del 1 a 1 con el dólar. Hemos salido de la convertibilidad,
cuya ley sólo podía ser cambiada por otra ley, e implicaba
una discusión parlamentaria que todos pensaban imposible.
Ya está: ahora tenemos una nueva convertibilidad.
El 1 a 1 murió, aunque a futuro. Pero todo futuro llega,
y cuando llegue, el debate parlamentario será cosa de un
pasado lejano. Cavallo lo hizo. Entretanto, la opinión pública
no necesita pensar en la inviabilidad de la actual estructuración
de la deuda pública externa, que Cavallo también hizo.
Ladrón
bueno y ladrón malo
En los distintos
sistemas económicos se verifica la captación de excedentes
de producción por las clases propietarias. El dueño
del esclavo obtenía su propio ingreso de la producción
del segundo, luego de atender a la subsistencia de éste.
Sin embargo, en su origen, el esclavo era explotado hasta morir.
En la sociedad feudal descripta por los fisiócratas, la clase
terrateniente ganaba su ingreso con el sobrante del producto de
la tierra, o producto neto, luego de deducirse las sumas necesarias
para afrontar un nuevo ciclo productivo. Si el dueño de la
tierra tomara más, el nuevo ciclo productivo debería
comenzar a una escala menor, y el sistema no sería sustentable
a largo plazo. La ambición desmedida mataría la fuente
del ingreso. En el capitalismo, las cosas no ocurren de otro modo:
el dueño de una empresa toma del producto de sus empleados
tanto como puede. Si tomase más, pagando un salario inferior
a la subsistencia del trabajador, o no reponiendo el desgaste de
los enseres de trabajo, se arriesgaría a deteriorar la capacidad
laboral de quienes le sirven. Es una regla de oro no extraer de
un proceso reproductivo más allá de la reproducción
neta. Consumir todos los huevos que ponen las gallinas, a la larga
extinguiría las gallinas. Hoy, sin embargo, la búsqueda
desenfrenada de lucro lleva a tomar de las sociedades más
allá de lo necesario para su preservación, con jornadas
de labor flexibles y salarios bajos, que privan a los
agentes productivos y a sus descendientesdel tiempo y medios necesarios
para el mantenimiento y mejora de su capacidad laboral. Otro tanto
ocurre con la explotación de la naturaleza: tala de árboles,
captura de especies silvestres, pesca masiva, etc., actividades
en las que las modernas tecnologías permiten tomar más
allá de la reproducción neta, con amenaza de la supervivencia
de la población originaria. Si la apropiación compatible
con la sustentabilidad es explotación, y es una suerte de
robo bueno, la apropiación a mayor tasa es depredación
o robo malo, por cuanto aniquila a las poblaciones que saquea. Las
privatizaciones son un caso así. Venden servicios no exportables:
aportan 0 divisas. En cambio, indexan sus tarifas por la inflación
del exterior, con lo que las ganancias y remesas de divisas alcanzan
ya cifras incompatibles con los volúmenes de exportación:
las defunciones de dólares superan a los nacimientos.
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