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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
22 ABRIL 2001








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


Las profecías de Samuel

Si de Samuel se admiraba la visión profética, Samuelson –Robert, no Paul– no quiere irle en zaga. Su profecía –que tal vez se autocumpla, como admitió Daniel Marx ante Página/12– no es sólo que la Argentina puede quebrar sino que su quiebra podría desatar una reacción en cadena, provocando la próxima crisis financiera global, según escribió en Newsweek. Pero Samuelson no pretende ser el único ni el primero en lanzar semejantes presagios, y cita en su artículo a otros economistas que coinciden con su visión catastrofista, como Mark Falcoff, del American Enterprise Institute; Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland, y el ya popular entre nosotros Charles Calomiris, de la Universidad de Columbia y el Banco Mundial.
El pesimismo sobre la Argentina es ya, como se ve, una corriente de pensamiento entre los economistas estadounidenses, naturalmente situados del lado de los acreedores, oficiales o privados. Sus posturas dan lugar a un extraño contrapunto, en el cual el deudor asegura que dispone de todo el dinero necesario para cumplir sus compromisos, mientras el acreedor se niega a creerle. Tanto jaleo en torno del país se explica porque, según datos de JP Morgan Securities, el 20 por ciento de los bonos gubernamentales emitidos por países emergentes son argentinos. La pregunta, para Calomiris, según la cita elegida por Samuelson, no es si la Argentina quebrará sino cuándo. Y la explicación que dan del blindaje organizado por el Fondo Monetario es de un impactante cinismo político: esa operación prosperó porque Bill Clinton quería posponer la crisis para que estallara una vez que él estuviese fuera de la Casa Blanca. Ya instalado George W. Bush, ¿para qué dilatar lo inevitable? Sobre el plan de Domingo Cavallo, Samuelson se muestra entre despectivo y prudente: “Está lleno de contradicciones, pero quizá funcione. ¿Quién lo sabe?”. Pero ni él ni los especuladores le abren esta vez un crédito. Saben que la Argentina no puede pagar y que el negocio es, por tanto, jugarle en contra.