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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
22 ABRIL 2001









- En el mercado están convencidos de que la Argentina reestructurará la deuda.

- El mes próximo vencen 3552 millones de dólares en intereses y capital de la deuda.

- En lo que resta del año, casi 18 mil millones.

- Cash revela el plan que está pensando Domingo Cavallo con la deuda.

- Está negociando en el máximo secreto un megacanje de bonos por 40 mil millones de dólares.

- Ese título reemplazará los vencimientos de los próximos cuatro años por títulos de largo plazo.

- En esa operación participará el Banco Mundial, gobiernos centrales y bancos internacionales, que otorgarán esos fondos que se integrarán como garantía de los nuevos bonos.

- La idea era presentar ese acuerdo en cuatro o cinco semanas. Pero la crisis del mercado de la última semana puede precipitar esa reprogramación de la deuda.

 

Pateando la pelota

Por Roberto Navarro

La reestructuración de la deuda pública ya es un tema instalado en el mercado. Esta semana esa eventualidad subió de tono cuando Domingo Cavallo calificó de “delirantes” a economistas norteamericanos que advirtieron que el país reprogramará su deuda para no caer en cesación de pagos. Sólo en mayo vencen 3552 millones de dólares entre capital e intereses, y hasta fin de año habrá que cancelar casi 18 mil millones. Desde septiembre, la Argentina no accede al mercado internacional de deuda. El crédito acordado con los bancos locales, calzado con una rebaja en los requisitos de liquidez, y el bono patriótico que suscribieron las grandes empresas fueron manotazos de ahogado para no caer en default. Los inversores internacionales se están desprendiendo rápidamente de los bonos argentinos. Y así, con la política de financiamiento de Cavallo, la deuda pública está pasando aceleradamente a mano de inversores nacionales (ver aparte). La hora de una definición se acerca. Cash dialogó con los principales banqueros del país y de Nueva York sobre cuál será la estrategia de Cavallo con la deuda. Así este suplemento supo que el ministro de Economía está negociando en el máximo secreto un megacanje de bonos por 40 mil millones de dólares, que reemplazaría los vencimientos de los próximos cuatro años por títulos de largo plazo, con la participación del Banco Mundial, gobiernos centrales y bancos internacionales.
Ni siquiera la sorpresiva baja de medio punto en la tasa de interés norteamericana logró calmar a los mercados. La semana terminó con el riesgo país por las nubes y los inversores vendiendo desesperadamente títulos. Los analistas hacen cola para opinar en los más prestigiosos medios extranjeros que la Argentina va camino a la cesación de pagos. Cavallo y sus colaboradores, lejos de intentar calmarlos, los azuzaron acusándolos de miopes y cobardes. Quienes lo conocen bien, afirman que, como en otras oportunidades, Cavallo busca tensar la cuerda al máximo. “El ministro piensa que, dada la delicada situación internacional, la posible caída de la Argentina es una preocupación enorme para los gobiernos y los bancos de los países centrales. Por eso razona que si se convencen de que el país va hacia el default, van a aparecer los fondos para salvar a la Argentina”, explicó a Cash un economista de los pocos que Cavallo suele consultar.
La deuda pública asciende a 128 mil millones de dólares: 38 mil millones corresponden a préstamos otorgados por bancos y organismos multilaterales de crédito; los otros 90 mil millones son títulos públicos. Casi la mitad de esos bonos vencen en los próximos cuatro años.
La propuesta de Cavallo es canjear los títulos que vencen hasta el 2005 por otros de hasta 30 años de plazo. Así, al despejar los vencimientos de los próximos cuatro años, se aleja del precipicio de la cesación de pagos. Los nuevos papeles devengarían una tasa de interés creciente. En los primeros años, la tasa sería muy baja e iría aumentando durante el lapso del bono. La tasa promedio hasta el vencimiento sería menor que la que pagan los títulos de deuda que están actualmente en el mercado.
Si Cavallo consigue concretar el canje en esas condiciones, el panorama financiero del país puede cambiar radicalmente. Y en ese escenario la economía puede volver a crecer. Al tener despejados los vencimientos de capital hasta el 2005, los inversores volverían a confiar en que el Estado podrá cumplir con el repago de la deuda pública, lo que disminuiría el riesgo país. A la vez, el sistema de tasa de interés creciente reduciría los desembolsos que el Estado debería afrontar en los próximos años, reduciendo entonces el déficit fiscal.
Esos dos elementos jugarían a favor de una rápida baja de tasas de interés que alentaría el crecimiento económico, incrementando la recaudación y disminuyendo aún más el déficit. Se ingresaría de ese modo, apuesta Cavallo, en un círculo virtuoso de crecimiento.
Para que los inversores acepten extender los plazos y reducir la tasa de interés de los bonos tendrán todo el capital y una parte de los interesesgarantizados. Esa operación está siendo organizado por el Banco Mundial. Y se estructuraría de la siguiente manera:
- La Argentina recibirá un préstamo por aproximadamente 40 mil millones de dólares.
- Ese dinero se integrará en la emisión de un título a 30 años de plazo, denominado bono de cupón cero porque cancela capital e intereses al final del plazo pactado.
- Ese papel quedará depositado en bancos internacionales para ser utilizado como garantía para emitir bonos a largo plazo, que serán ofrecidos en canje por los que vencen en los próximos años.
- La tasa de interés de esos bonos será creciente.
- Los 40 mil millones los aportarían el Banco Mundial, eventualmente el Tesoro de los Estados Unidos, algunos países europeos y un grupo de grandes bancos internacionales.
El Banco Mundial impuso como condición para apoyar la propuesta de Cavallo que el ministro ponga en marcha un plan que asegure que el Estado nacional y las administraciones provinciales eliminarán el déficit fiscal que mantienen desde hace varios años. Para eso el ministro deberá pactar con los gobernadores un gran ajuste federal, basado, principalmente, en la reducción de los gastos políticos, como las dietas de los legisladores y los gastos de las administraciones provinciales.
El organismo internacional también exigió la ratificación por ley de la reforma previsional que salió por decreto en diciembre último y que ha sido suspendida.
En Economía quieren apurar las negociaciones para poder concretar el megacanje en las próximas cuatro o cinco semanas. La idea es que el mercado reciba la propuesta luego de que se conozca la recaudación de abril, que ya reflejará la incidencia del nuevo impuesto a los movimientos en cuenta corriente. Cavallo piensa que si pasan los meses y la economía no reacciona, las condiciones para plantear un canje de deuda empeorarán. Pero los tiempos parece que se precipitan más rápido que lo previsto, como se pudo comprobar en el mercado bursátil el viernes último.
Aunque el ministro se mostró enojado por las declaraciones de economistas internacionales advirtiendo sobre la necesidad de una reestructuración de la deuda pública, los banqueros dicen que los ruidos del mercado son funcionales a los planes de Cavallo. Si los inversores piensan que el país puede caer en un default, es más fácil que acepten canjear títulos de dudosa cobranza por otros que, aunque de largo plazo y menor interés, tendrán garantía de cobro.


GRAN PARTE DE LOS BONOS ESTAN EN MANOS ARGENTINAS
Puerta de salida de extranjeros

Por R. N.

El éxito del megacanje de deuda pública que propone Cavallo va a depender, en gran parte, de los argentinos. Aunque casi la totalidad de la deuda está nominada en moneda extrajera, la mayor parte de los bonos están en manos de residentes nacionales. En los últimos tres años los inversores internacionales no incrementaron sus tenencias de títulos argentinos. Y en los últimos seis meses, por el contrario, las redujeron. En cambio, los inversores institucionales y residentes en el país duplicaron sus tenencias de títulos públicos desde 1998.
Según cifras del Ministerio de Economía, de los 90 mil millones de dólares de títulos públicos, el 60 por ciento está en las carteras extranjeras y el resto en el país. Pero los banqueros, ejecutivos de sociedades de bolsa y otros actores del mundo financiero aseguran que hay entre 15 y 20 mil millones de dólares en bonos que figuran como deuda externa y fueron comprados por inversores nacionales mediante banca off shore. De acuerdo a estas estimaciones los residentes ya tendrían más de 55 mil millones de dólares en títulos del Estado argentino.
La Dirección de Cuentas Internacionales que depende del Ministerio de Economía estima que los argentinos tienen 110 mil millones de dólares en el exterior. Analistas privados elevan esa cifra a por lo menos 150 mil millones. En general se trata de dinero negro que huye de la vista del fisco. Para sacar los fondos utilizan los servicios de los bancos, que tienen montadas oficinas destinadas a organizar el viaje del dinero informal sin dejar huellas. Esas mismas entidades ofrecen a sus clientes, una vez que el capital está en cuentas de Nueva York, Miami o algún paraíso fiscal, invertirlo en títulos públicos argentinos, que están entre los que más interés pagan en el mundo.
Las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) tienen en sus carteras 10.600 millones de dólares en bonos nacionales, los bancos con sede en el país poseen 5400 millones, las compañías de seguros acumulan 1200 millones y los fondos comunes de inversión poseen otros 1100 millones. El resto está en manos de empresas e inversores personales. Las emisiones realizadas la semana pasada distribuidas entre bancos, AFJP y grandes empresas vienen a profundizar la tendencia de nacionalización de la deuda pública que comenzó hace tres años.
Para aceptar el canje de bonos que propondrá Cavallo, que plantea cambiar títulos de corto plazo por otros con vencimiento a 30 años, con un sistema de tasa de interés que comienza pagando una renta muy baja, hay que tener anchas espaldas financieras. Es decir, es una propuesta no apta para quienes pueden necesitar los fondos en cualquier momento. Por eso Cavallo piensa que los inversores ideales para aceptar el convite son las AFJP, que, por ahora, no necesitan hacer grandes erogaciones porque la mayoría de sus afiliados están lejos de la edad de jubilarse.


CARLOS PEREZ de la Fundación Capital
“Una salida amiga de los mercados”

¿El país puede caer en cesación de pagos?
–Con las últimas colocaciones entre bancos, AFJP y empresas, y el nuevo impuesto a los movimientos en cuentas corrientes, los números de este año deberían cerrar. El problema es de confianza. El país tiene cerrados los mercados de deuda voluntaria internacional hace más de seis meses. Pero creo que Economía aún tiene cartas para jugar y lo va a hacer. Ningún gobierno va hacia el default mansamente.
¿Vamos hacia una reestructuración de la deuda?
–Una renegociación compulsiva sería desastrosa. Se cortaría el flujo de capitales hacia el país. Nos condenaríamos a una larga y profunda recesión. La estrategia del Gobierno tiene que pasar por encontrar una salida que sea amiga de los mercados. Es decir, por un lado lograr solvencia fiscal de largo plazo. Y de ahí en más proponer un refinanciamiento que podría ser por un sistema de canje de bonos cortos por largos.
¿El hecho de que una gran parte de la deuda esté en manos argentinas favorece la negociación?
–No creo. En el caso de una cesación de pagos, no importa quiénes son los acreedores. El país queda como incumplidor y nadie va a querer arriesgarse a prestarle de nuevo. Si se trata de una reprogramación voluntaria, la ventaja podría estar en algunos casos puntuales como las AFJP, que tienen en sus carteras casi 11 mil millones de dólares en títulos públicos y por ahora no necesitan el dinero. Los tenedores particulares van a tomar muy en cuenta la tasa que se les ofrezca. Los bancos y fondos comunes de inversión van a exigir una mejor garantía.
¿Piensa que el Tesoro americano y los grandes bancos aportarán esa garantía?
–Es posible, pero van a exigir a cambio un ajuste fiscal serio y definitivo, que termine con el despilfarro. Nadie quiere poner plata hoy para mañana enterarse de que la perdió. En ese sentido va a depender de los acuerdos políticos que se puedan alcanzar.


RICARDO ARRIAZU economista
“Están dadas las condiciones”

¿Es necesario que Argentina reprograme sus vencimientos de deuda pública?
–Sí, es muy importante que consiga una reestructuración de la deuda, pero no de manera compulsiva, sino voluntaria. Creo que están dadas las condiciones para que ocurra. No creo que a los grandes bancos y ni al gobierno norteamericano les interese arriesgarse a que Argentina entre en cesación de pagos. Sería la chispa que encendería una nueva crisis financiera internacional. Y ésta podría ser peor que las anteriores, por el volumen de la deuda nacional y por la debilidad actual de la economía norteamericana.
Se habla de que Economía ofrecería un canje de bonos cortos por otros de largo plazo e interés creciente. ¿Piensa que el mercado lo aceptará?
–Si vienen con una buena garantía van a ser aceptados. El sistema de interés creciente, que es el que utilizó Rusia en su momento, es la salida ideal, porque afloja el corset de los intereses, reduciendo el déficit y bajando las tasas. Lo importante es que el país dé muestras de que puede crecer y ser solvente en el largo plazo. Con una economía en crecimiento y un Estado que disminuya sus erogaciones futuras, mediante la reforma previsional y una mayor eficiencia, el país no tendrá problemas en enfrentar los nuevos compromisos que hoy asuma.
Algunos analistas opinan que el canje va a depender en gran parte de los argentinos, porque la deuda se fue nacionalizando. ¿Está de acuerdo?
–Primero dependerá del acuerdo que se alcance con el organismo internacional. Con respecto al canje propiamente dicho, es cierto que cada vez hay más bonos en manos de residentes argentinos. Una buena parte de las inversiones que llegaron en los últimos años fueron repatriación de capitales. Lo que ocurre es que las estadísticas oficiales no lo muestran por la forma en que se inscriben las operaciones.

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