Neoclasicismo
En el mundo neoclásico sólo habitaban individuos egoístas,
que buscaban maximizar su placer, y empresas con avidez insaciable
de ganancias. Operaban, sin tomar contacto personal, en mercados
que permitían a todos cumplir sus planes, asignar eficientemente
los recursos productivos, y fijar precios de los bienes y retribuciones
de los factores. No había Estado, países concretos,
datos estadísticos, clases sociales, leyes reguladoras, conflictos
ni etapas históricas. Sólo óptimos y equilibrios.
En la Argentina, podría fijarse 1918 como fecha de lanzamiento
del programa neoclásico. En ese año, Luis Roque Gondra
publicó su traducción de los Principios de Economía
Pura, de Pantaleoni; él y Hugo Broggi enseñaron un
cursillo de economía pura; y Teodoro Sánchez
de Bustamante completó unas Investigaciones de economía
matemática, donde analizaba diversos problemas económicos.
En 1919, Gondra repitió la experiencia docente, y a ella
se sumó el descubrimiento de algunos aspectos del modelo
neoclásico, como la existencia de la función de utilidad,
obtenida por Hugo Broggi, y el gráfico del ingreso
marginal del monopolista, ideado por Sánchez de Bustamante,
y que años después serviría para estudiar la
competencia imperfecta. En 1920, la economía pura
ganó un espacio oficial, al ser designado Gondra profesor
de Economía Política en la UBA y aceptarse su programa,
basado íntegramente en autores neoclásicos. De las
tres ramas que tuvo esta orientación inglesa, fundada
por Jevons y desarrollada por Marshall; austríaca, fundada
por Menger y desarrollada por Böhm-Bawerk; y de Lausana, fundada
por Walras y desarrollada por Pareto, gozó de mayor
predicamento la obra de Pareto, difundida inicialmente por Gondra
y Broggi, pero desarrollada también por Raúl Prebisch
y el entrerriano Ludovico Cavandoli. Al fallecer Pareto, en agosto
de 1923, el homenaje que le tributó la UBA permitió
a Broggi presentar por primera vez una crítica al enfoque
de Lausana sobre equilibrio general. Su trabajo apareció
en 1924 en el Giornale degli Economisti. En 1926 se publicó
la traducción del texto de Enrico Barone, traducido por Mauricio
Nirenstein y Raúl Prebisch. En 1926-27 se conocieron los
trabajos de Cavandoli. En 1933, Gondra publicó Elementos
de Economía Política, acaso la última obra
que intentó presentar como válida esta orientación
teórica.
Institucionalismo
El institucionalismo
norteamericano analizaba el devenir económico en el marco
de sistemas económicos evolutivos, que atravesaban distintas
etapas de desarrollo. No eran ajenos al enfoque consideraciones
demográficas o sociológicas. Prefería el examen
empírico y cuantitativo al abstracto y cualitativo. No tomaba
a las instituciones como datos sino como susceptibles de reforma
y recreación. Veía en el mercado el origen de exclusiones
y de concentración, y proponía su control y la planificación.
El capitalismo no era el único sistema posible y pronosticaba
su evolución hacia el fascismo o formas socialistas. En el
país, la irrupción de la economía pura suscitó
un inmediato rechazo por abogados formados con Martín y Herrera
y con Terry, que seguían las escuelas cooperativista, la
histórica y el socialismo de cátedra. En la lucha
por espacios académicos, el institucionalismo
argentino hizo pie en el Museo Social Argentino, cuyas autoridades
Enrique Ruiz Guiñazú y Juan José Díaz
Arana lo convirtieron en sede de congresos cooperativistas
(1918-20). En esos congresos se confeccionaron proyectos de ley
de la mutualidad, de sociedades cooperativas y de construcción
de viviendas baratas. Ruiz Guiñazú señalaba
las fallas del mercado y pedía al Estado su mediación
en el conflicto de intereses, corregir los defectos de la ley de
la oferta y la demanda y regularlos con normas de equidad. Alejandro
E. Bunge, luego de notables estudios estadísticos, propuso
al gobierno (de Alvear) llevaral país, vía proteccionsimo,
a una etapa de desarrollo industrial. Julio Olivera Santillán
(1924) proponía desarrollar grandes industrias en forma de
cooperativas, que evitarían la concentración económica.
Raúl Prebisch, discípulo de Bunge, tuvo un trayectoria
afín al institucionalismo: desde su formación marxista
inicial hasta su madurez, el capitalismo fue su objeto de estudio,
creía en las fallas del mercado y la intervención
estatal correctiva, diseñó numerosos planes, fundó
numerosas instituciones (desde el Banco Central hasta la Unctad),
basaba sus diagnósticos en el análisis estadístico
e inició la cuantificación del ingreso nacional, concebía
a la economía mundial como integrada por bloques de distinto
nivel de desarrollo económico (centro y periferia) y destacaba
la importancia del avance tecnológico y el reparto de sus
frutos.
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